Читать книгу Los preparados - Sebastián Chilano - Страница 13
ОглавлениеVII
Dos días al mes, en mi casa de la infancia no se podía escuchar música. Esos días, el 7 y el 14, mi padre imponía su silencio. Conforme fui creciendo se le hizo más difícil mantener esa regla sin darme una explicación. Él necesitaba el silencio, yo no. Y si no podía explicarme esa necesidad, ¿cómo podía aceptar el silencio que él pedía? Con los años descubrí que esos días eran de respeto por una muerte que lo marcó para el resto de su vida. En mi casa de la infancia tampoco se podía escuchar la marcha peronista, pero esa prohibición mi padre sí podía explicarla.