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III

La muerte masiva de los peces es un hecho que conmueve a la humanidad aunque no genera el miedo que causa la muerte de los pájaros. Las aves se usan en las películas y en las historias de terror para asustar: atacan en bandada o caen muertas como granizo; la muerte de los peces, en cambio, es una muerte profética, perturbadora, potencial: no es que ha pasado ni está pasando algo, se anula el presente y se habilita el futuro: algo pasará a raíz de esas muertes. En una búsqueda rápida por Internet se encuentra una infinidad de noticias relacionadas con estas muertes comunitarias y abrumadoras. La muerte del cardumen tiene evidentes connotaciones apocalípticas. Lo supieron los egipcios: Dios, en el libro del Éxodo, les da muerte a sus peces, tiñe las aguas del Nilo con el color de la sangre fresca y maldice a todo aquel pescador que arroje su red para recoger alimentos. Al apocalipsis lo esperan los creyentes bajo el hashtag #HoradelJuicioFinal, para ellos el Reino vendrá cuando el segundo ángel derrame su copa en el mar y convierta el agua en sangre; en ese momento morirá todo ser viviente en el agua.