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ОглавлениеHIMNO VI
La sobriedad de este «canto de Epifanía» (cf. ed. LACOMBRADE , pág. 84) contrasta con el lirismo del resto de la colección. Sobre la base del texto evangélico (Mateo 2, 1 ss.), Sinesio compone ya algo muy parecido a un kontákion bizantino. Por otra parte, ciertas características testimonian su uso litúrgico (cf. n. 3).
Los Himnos VI, VII y VIII forman una «trilogía cristiana» y pertenecen al período comprendido entre el matrimonio de Sinesio y su elevación al episcopado. Cronológicamente, este himno, por su simplicidad y perfección métrica, ha de ser el último.
Métrica: telesileo acataléctico (cf. H. VII y VIII).
Yo, el primero, encontré una melodía para ti, bienaventurado, inmortal, gloriosa progenie de una virgen 1 , [5] Jesús de Sólimo 2 , para tañer con armonías recién fijadas las cuerdas de mi cítara. Sé, pues, benévolo, Señor, y acepta los musicales tonos de mis cantos sagrados 3 .
Vamos a entonar un himno al imperecedero Dios, al [10] gran Hijo de Dios, al que engendra el universo, descendencia del Padre creador de la eternidad, a su naturaleza omnipresente 4 , a su sabiduría infinita, para los del cielo [15] Dios, para los de debajo de la tierra cadáver 5 .
Cuando sobre la tierra te derramaste de un vientre mortal, la muy juiciosa ciencia de los magos se asombró, [20] irresoluta, ante el nacimiento de una estrella 6 . ¿Qué era esta criatura dada a luz? ¿Quién este Dios oculto? ¿Dios, cadáver 7 o rey? Vamos, presentad 8 vuestras dádivas: el [25] don fúnebre de la mirra, la ofrenda de oro, la suave fragancia del incienso. Eres Dios, recibe el incienso; el oro [30] al rey se lo traigo; a la mirra la tumba le corresponderá 9 .
Purificaste la tierra y las olas marinas y los caminos [35] demoníacos, las sutiles corrientes del aire 10 , y los rincones infernales, tú, socorredor de los muertos, Dios enviado al Hades 11 .
[40] Sé, pues, benévolo, Señor, y acepta los musicales tonos de mis cantos sagrados 12 .