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MÁS EJEMPLOS DE METÁFORAS AL ESCRIBIR CUENTOS

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En el cuadro que ha aparecido anteriormente se encuentra, a modo de ejemplo, una lista de las metáforas utilizadas en algunos de los cuentos sanadores de este libro. Obviamente, se trata simplemente de una guía, pues las cualidades imaginativas de las metáforas dificultan su clasificación. En “Una familia de caracoles”, por ejemplo, advertirás que uno de los “obstáculos” es utilizado también como una “ayuda”: es un obstáculo para el caracol salir de la acogedora maceta, pero al final del cuento se transforma en una de las metáforas de ayuda, ya que el pequeño caracol se da cuenta de que ahora tiene dos hogares, la acogedora maceta y el hueco, igualmente acogedor, en el muro de ladrillos.

Dependiendo del contexto, observamos que las mismas metáforas pueden desempeñar funciones diferentes en cuentos distintos. La bolsa de la mamá Wombat en un tipo de cuento podría ser una “metáfora de ayuda”, pero en “La familia Wombat” es un obstáculo determinante para el desarrollo del bebé y también para la relación de la madre con su hijo. Los tentáculos de un pulpo podrían ser una “metáfora de ayuda” en un cuento donde se necesitaran muchas manos para hacer algo, pero “En el parque del océano” los tentáculos se presentan como un obstáculo de torpeza (una metáfora del niño que, mientras jugaba, no paraba de tirar todo lo que estuviera a su alcance).

En algunos cuentos, las metáforas desempeñan un papel determinante y consciente, mientras que en otros su función es más sutil. En “El Gigante de la sombra”, el búho, junto con los demás pájaros, emprenden la búsqueda de algo que sirviera de ayuda a la Reina de los Cielos. En “Los caballos arcoíris”, el caballo dorado se lleva las nubes grises para que el sol pueda brillar en esa tierra una vez más. En estos cuentos el búho y el caballo dorado desempeñan las funciones de ayuda “consciente”. Por el contrario, en “La excavadora dice que no”, la metáfora de ayuda es bastante inconsciente: los niños que juegan en el arenero, en su inocencia, muestran a la excavadora “cómo ser una excavadora” de verdad; no es un papel de ayuda consciente por parte del niño y la niña, pero es suficiente para sacar a la excavadora de su bloqueo y ponerla en marcha (muy parecido a cuando un niño se bloquea diciendo siempre “¡No!”).

Como ejercicio para experimentar y entender el uso de las metáforas, cuando se escribe cuentos, te sugiero que leas algunos cuentos populares y de hadas, incluso algunos de este libro, para que así puedas identificar tú mismo/a las metáforas de obstáculos y las de ayuda, y completes tu propio cuadro.

Sin embargo, te adelanto desde ahora que es posible que te tropieces con algún cuento cuyas metáforas no encajen en ninguna de estas categorías. En uno de los talleres que organicé recientemente, resultó muy interesante descubrir que algunas metáforas parecen desempeñar un papel de “transición” o “transformación”. Por ejemplo, en el cuento de “Pitón canta y la osa danza”, la serpiente se sume en un profundo sueño dentro de una cesta oscura; este espacio oscuro y el sueño metafórico tienen una función de transición en el cuento. En “La excavadora dice que no”, el momento en el que la granjera hace un descanso para prepararse una taza de té es una metáfora de transición que da tiempo a que la solución se presente (¡y lo hace!). En el cuento “El niño y la caracola color perla”, la metáfora de hundirse en lo profundo del océano ofrece una oscura, pero pacífica transformación del comportamiento ruidoso del niño.

Por mi parte, te animo a que sigas investigando más al respecto; en mi opinión, ¡aún queda trabajo por hacer!

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