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EJEMPLO

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A continuación, comparto un ejemplo sobre cómo utilizaba Natalie los accesorios, tras el éxito obtenido con el cuento “El eucalipto”:

“La hora del baño se estaba convirtiendo en un desafío para mi niño, pues no le gustaba el agua ni mojarse la cara; de modo que, en estos momentos, en el cuento de la noche aparecen las bolitas de eucalipto que regresan del bosque a su casita del árbol, donde les espera la mamá bolita de eucalipto; luego se meten en la rutina de volver a casa: subir al cuarto de baño, darse un baño agradable y divertido, subir unos escalones más y acostarse a dormir. La canción que cantan las bolitas de eucalipto en la bañera es la siguiente:

¡Frota, frota! Pompas en la bañera. ¡Salpica, salpica! El baño nos espera. Aquí y allá… ¡Y ahora, la cabeza!

Poco después de haber añadido esta parte en el cuento, mi hijo dejó de armar un alboroto a la hora del baño y empezó a gustarle esta rutina; incluso, días más tarde, le escuché cantar mientras se bañaba y oí el sonido del agua cayendo: había cogido una taza y se estaba lavando él mismo la cabeza mientras se echaba agua por toda la cara. ¡Ahora el baño dura una eternidad!”.

Los accesorios pueden utilizarse en un cuento de diferentes maneras:

Ofrecérselos al niño como un regalo que acompaña el cuento.

Utilizarlos para jugar con tu hijo mientras le relatas el cuento.

Utilizarlos para contar el cuento a un grupo de niños (en un teatrillo de mesa con muñecos de pie).

Ninguno de estos enfoques implica que se deban comprar en una juguetería. Al contrario, se produce magia y cobra mucho sentido cuando en el cuento se utilizan objetos hechos en casa: un sombrero de fieltro para un elfo o duende “ayudantes”; un escudo de madera pintado como “protección” para un niño que ha sido intimidado; un colgante con forma de estrellita para ayudar a vencer el miedo a la oscuridad.

Asimismo, al utilizar esos objetos sencillos que encontramos en la naturaleza, se llenan de magia, de sentido: una caracola color perla para ayudar a escuchar al niño que no para de hacer ruido; algunos frutos de eucaliptos, semillas y vainas de semillas para utilizarlos como enanitos en los teatrillos; un cristal reluciente como amuleto de la buena suerte. Te animo a que recojas lo que la propia naturaleza te ofrece, tanto para inspirarte a la hora de escribir el cuento como para utilizarlos en tu relato: barcos de hojas, conchas, nueces, bellotas, plumas, trozos de madera que deja el mar en la playa; incluso una viruta de madera en bucle serviría. Los diseños, formas y texturas que se encuentran en la naturaleza ofrecen ideas ilimitadas tanto para elegir los temas de los cuentos como para utilizarlos como accesorios de los mismos.

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