Читать книгу Tratado de Derecho pop - Bruno Aguilera Barchet - Страница 96

Junto al derecho feudal aparece pues en la Alta Edad Media un derecho local, basado en las costumbres del lugar aplicadas por jueces no profesionales que fallan, como se decía en Castilla «por albedrío», es decir libremente, con arreglo a su leal saber y entender, buscando lo que consideraban más justo. Por eso a estos jueces castellanos se les llama inicialmente, «hombres buenos» (homos bonos), antes de que por influencia musulmana reciban el nombre de «alcaldes», término de origen árabe que significa sencillamente juez (al cadi).

En la actualidad, los «alcaldes» en España son los jefes del Ejecutivo municipal. Sin embargo, en la Edad Media eran los «jueces», porque la función esencial de la autoridad era entonces la de administrar justicia. Por eso, en la etapa de la Reconquista, los reyes cristianos hispánicos, con el fin de favorecer la «repoblación» de los territorios recuperados militarmente a los musulmanes, concedían a quienes se asentaran toda una serie de «privilegios» que iban desde el otorgamiento de la libre propiedad de la tierra reconquistada, hasta el derecho a «autorregularse» jurídicamente sin depender de la autoridad del rey o de cualquier noble o monasterio. Así se otorgaba a los vecinos de la nueva comunidad rural o urbana el derecho a tener su propia jurisdicción con sus propios alcaldes. Según la tradición literaria medieval castellana, los jueces más famosos fueron Laín Calvo y Nuño Rasura, los primeros cuyos nombres conocemos porque aparecen en el Poema de Fernán González, probablemente redactado, a mediados del siglo XIII, y que describe cómo este mítico primer conde de una Castilla independiente defendió su autonomía frente al rey de León, nombrando a los dos primeros jueces de su condado, para que impartiesen justicia sin tener que recurrir a los magistrados leoneses.

En América Latina, incluso en nuestros días, los vecinos de algunos municipios que por su ubicación remota no tienen acceso a una jurisdicción de primera instancia, nombran a un denominado Juez de Paz, que no suele ser un letrado pero que, por su especial carisma y equidad, por ser un «hombre bueno» puede resolver conflictos entre particulares que de otro modo deberían solventarse a través de los cauces legales habituales con la inevitable demora lo que podría enquistar el conflicto en una comunidad pequeña74. He aquí, pues, un concepto medieval que sigue vigente hoy en día. Y cómo ya sabéis, no es el único.

Imagen 17. Lain Calvo. Uno de los dos primeros legendarios jueces de Castilla junto a Nuño Rasura. Escultura del Pórtico de la Iglesia de Bisjueces. Burgos.