Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores - C. F. Keil - Страница 102

14, 1-3 (=14, 2-4)

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1 ¡Vuelve, oh Israel, a Yahvé tu Dios; porque por tu pecado has caído! 2 Tomad con vosotros estas palabras y volved a Yahvé. Decidle: “Quita toda la iniquidad y acéptanos con benevolencia; te ofrecemos el fruto de nuestros labios. 3 No nos librará Asiria; no montaremos a caballo, ni nunca más diremos a la obra de nuestras manos: 'Dioses nuestros'; porque en ti el huérfano alcanzará misericordia”.

14, 1 (=14, 2). No hay salvación para el caído si es que no vuelve a Dios. Por eso, el profeta abre su anuncio de salvación con una llamada al retorno a su Dios, porque solo de esa forma bendecirá el Señor a su pueblo, al que ha querido llevar a una reflexión más profunda por medio del juicio (cf. Dt 4, 30; 30, 1).

שׁוּב עד יי, volver, convertirse al Señor, en el sentido de plena conversión. שׁוּב אל significa, estrictamente hablando, volver hacia Dios, volver hacia él la mente y el corazón. Por su parte, T'l.v;Þk', kâshaltâ, representa el pecado como un paso en falso, que aún deja como posible el retorno. Esta palabra está muy bien elegida al tratarse de una llamada a la conversión. Pero si la conversión quiere ser auténtica ha de comenzar con una oración por la que se pide el perdón del pecado, renunciado a la ayuda humana, para confiar plenamente en la misericordia de Dios.

14, 2 (=14, 3). Israel debe acercarse al Señor con ese estado de mente: “tomar con vosotros estas palabras…”, no aparezcáis ante el Señor vacíos (cf. Ex 23, 25; 34, 20). Pero para ello no son necesarios los sacrificios externos, sino simplemente las palabras verdaderas, es decir, la confesión de la culpa, como ha indicado correctamente el texto caldeo. El valor de esa explicación resulta evidente por la confesión de pecados que sigue, con la que los fieles han de acercarse ante el Señor.

En כּל־תּשּׂא עון, el lugar en el que se sitúa la palabra כּל al principio de la frase se explica por el énfasis que se pone en esa palabra, que se separa así de עון a causa de que כּל fue empezando a tomar cada vez más el sentido de adjetivo, en la línea de “todos nosotros” (cf. 2 Sam 1, 9; Job 27, 3; cf. Ewald, 289, a; Gesenius, 114, 3, nota 1).

bAjê-xq;, qach tōbh, no significa “acepta la bondad” (deja que te sea manifiesta nuestra bondad: Hitzig), ni “toma como bueno..” el hecho de que nosotros oremos (Grotius, Rosenmüller), sino que ha de entenderse en conexión con lo anterior: “Acepta la única cosa buena que somos capaces de ofrecerte…”, es decir, los sacrificios de nuestros labios. Así lo ha interpretado bien Jerónimo: “Porque si tú no hubieras borrado nuestros males nosotros no hubiéramos sido capaces de ofrecerte nada bueno”. Esa traducción se mantiene en la línea de otros textos, como el del Sal 37, 27: “Apártate del mal y haz el bien”.

שׂפתינוּ ... וּנשׁלּמה, literalmente, nuestros labios repararán como novillos, es decir, “las plegarias de nuestros labios tendrán el valor de las ofrendas de animales”. Esta expresión ha de explicarse por el hecho de que hm'îL.v;n>W*, de shillēm, borrar lo que se debe, pagar, es un término técnico que se aplica al sacrificio ofrecido para cumplir un voto (cf. Dt 23, 22; Sal 22, 26; 50, 14, etc.), sabiendo que ~yrIßp', novillos (que en este contexto aparecen como frutos) eran los mejores animales para los sacrificios del templo.

Pues bien, aquí vemos que la palabra de los labios tiene más valor que los sacrificios de animales (cf. Sal 51, 17-19; 69, 31-32). La traducción de los LXX (ἀποδώσομεν καρπὸν χείλεων) a la que se alude en Heb 13, 15, ha confundido פּרים (novillos) con פּרי, simplemente frutos, sin más, como ha observado Jerónimo. Sea como fuere, la conversión al Señor requiere renuncia al mundo, a su poder y a toda su idolatría.

14, 3 (=13, 4). El pueblo rebelde de Israel ponía su confianza en Asiria y Egipto (Os 5, 13; 7, 11; 8, 9). Pues bien, ya no lo hará más. El montar sobre caballos se refiere en parte a la fuerza militar de Egipto (Is 31, 1) y en parte a su propia fuerza (Os 1, 7; 2, 7). Sobre la expresión “nunca diremos a la obra de nuestras manos…” comparar con Is 42, 17; 44, 17.

אשׁר בּך, no significa “tú con el que…”, sino “porque contigo” ('ăsher, como en Dt 3, 24). La expresión “porque en ti encuentra compasión el huérfano…” (cf. Ex 22, 22; Dt 10, 18) sirve no solo como razón para no llamar ya más dioses a la obra de las propias manos, sino que se aplica a toda oración penitencial, que ha de fundarse en la naturaleza compasiva de Dios. Respondiendo a esa oración penitencial, el Señor curará las heridas de su pueblo, y dará a los suyos, una vez más, las bendiciones de su gracia. Así lo anuncia el profeta, lo mismo que Is 44, 4-8, como respuesta al Señor.

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