Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores - C. F. Keil - Страница 110

1, 2-4

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`lysi(x'h, lk;Þa' ql,Y<ëh;

2 Oíd esto, ancianos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido algo semejante en vuestros días o en los días de vuestros padres? 3 De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la siguiente generación. 4 Lo que dejó la oruga (el roedor) se lo comió el saltón; lo que dejó el saltón se lo comió el revoltón; y la langosta se comió lo que el revoltón había dejado.

El primer verso, que contiene el encabezamiento del libro (Jl 1, 1), ha sido comentado en la introducción. Pues bien, entrando ya en sus discursos proféticos, no solo para llamar la atención de los oyentes, sino para destacar la importancia del acontecimiento del que va a tratar, presentándolo como algo inaudito (que nunca había sucedido, y que por tanto solo puede entenderse como juicio por Dios), el profeta comienza con una pregunta que dirige a los ancianos, cuya memoria llegaba hasta tiempo muy antiguos, y a todos los habitantes de Judá, diciéndoles si alguna vez habían visto algo semejante o si lo habían oído de sus antepasados, con el mandato de contárselo a sus hijos, nietos y biznietos29.

Los habitantes de la tierra (#r<a'_h' ybeäv.Ay) son los de Judá, como si Joel se ocupara solo de este reino (cf. 1, 14; 2, 1). זאת es el acontecimiento narrado en 1, 4, que está representado por esta pregunta “¿ha sucedido algo semejante en vuestros días…”, situando el tema en el plano de la experiencia. ‘~z"G"h; rt,y<Ü, yether haggâzâm, es lo que deja la oruga, cualquier cosa que la oruga deja, tras haber devorado verduras y/o plantas.

Los cuatro nombres que Joel da a las langostas (‘~z"G"h; hB,Þr>a;h' ql,Y"+h; lysi(x'h,: gâzâm, 'arbeh, yeleq, châsil) no se refieren a los diversos tipos de langosta que distingue la historia natural, sino que se refieren en todos los casos a las mismas langostas. En esa línea, debemos recordar que Joel no describe las invasiones de langostas a lo largo de dos años sucesivos, de forma que gâzâm sería la langosta migratoria, que suele venir a Palestina especialmente en el otoño; 'arbeh sería ´la oruga de langosta, yeleq la langosta joven en proceso de transformación o antes de cambiar su piel por cuarta vez; y finalmente châsīl sería la langosta madura después del último cambio, de manera que así como la oruga brota del gâzâm, al final del proceso châsīl sería equivalente de gâzâm (Credner).

Esa explicación no solo va en contra de Joel 2, 25, donde gâzâm aparece al final, después de châsīl, sino que está fundada en una falsa interpretación de Nahún 3, 15-16 (cf. comentario a ese pasaje) y Jer 51, 27, donde el adjetivo sâmâr (horridus, horrible), unido a yeleq, estremecerse, no se refiere en modo alguno a la apariencia dura, cornuda y alada de las jóvenes langostas, ni puede fundarse en el uso del lenguaje. Por el uso del lenguaje no se puede trazar ninguna diferencia entre gâzâm y châsīl, o entre esas dos palabras y 'arbeh.

La palabra ‘~z"G", gâzâm, de gâzâm, cortar (que se utiliza en árabe, etíope y en los escritos de los rabinos posteriores), solo aparece en la Biblia en este pasaje, en Joel 2, 25 y en Am 4, 9, donde se aplica a un enjambre de langostas voladoras, que dejan totalmente desnuda la viña, la higuera o el olivo, como hacen todas las langostas que, como en Amós, destruyen los campos de verduras y de fruta.

–hB,êr>a;, arbeh, de râbhâh, ser muchos, es el nombre más común de la langosta, y con toda probabilidad, es el nombre de las langostas migratorias, pues estas aparecen siempre en forma de enjambre, innumerables.

–lysi(x', châsīl, de châsal, devorar (comer todo), es un nombre de la langosta (hâ'arbeh), y así se la llama en Dt 28, 38, por su hábito de devorar las cosechas y los árboles frutales, y en esa línea aparece en 1 Rey 8, 37; 2 Cron 6, 28; Sal 78, 46, como sinónimo de hâ'arbeh; aparece también en Is 33, 4.

–ql,Y"+, Yeleq, de yâlaq que es igual que lâqaq, y significa lamer (destruir lamiendo). Aparece en Sal 105, 34 como equivalente de 'arbeh y en Nahún también como equivalente de esa palabra. Ciertamente, aquí se refiere de un modo expreso a la plaga de langostas en Egipto, de manera que no puede aludir a jóvenes langostas aún sin alas.

Según eso, haggâzâm la cortadora, de hayyeleq la lamedora y de hechâsīl la devoradora, no son más que equivalentes poéticos de 'arbeh, de manera que nunca aparecen en prosa, sino solo en un lenguaje especial, de tipo elevado (retórico, poético). Desde ese fondo se puede refutar la visión de aquellos que piensan que Joel está hablando de invasiones de langostas a lo largos de dos años sucesivos, pues eso no lo requiere Joel 2, 25 (ver comentario), ni responde al contenido del verso.

Si se dice que 'arbeh come lo que ha dejado gâzâm, y que yeleq come lo que ha dejado 'arbeh, no podemos pensar en modo alguno en los frutos de un campo o jardín a lo largo de dos años seguidos, porque los frutos del segundo año no son los que han quedado del año anterior, sino que han crecido en ese mismo año. El pensamiento es más bien este: un enjambre tras otro de langostas ha invadido la tierra, devorando completamente sus frutos30.

El uso de palabras diferentes, y el hecho de que se sucedan varios enjambres pertenece al ropaje retórico del texto y al deseo de precisar el pensamiento. La única cosa que tiene un significado real es el número de “cuatro”, como lo muestra claramente los cuatro tipos de castigos que aparecen en Jer 15, 3, y los cuatro elementos destructores de Ez 14, 21. El número cuatro es signo de universalidad (Kliefoth), y aquí indica la extensión del juicio sobre el conjunto de Judá, en todas direcciones.

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