Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores - C. F. Keil - Страница 111

1, 5-7

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5 Despertad, borrachos, y llorad; gemid, todos los que bebéis vino, porque el vino se os ha quitado de vuestra boca. 6 Porque un pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra; sus dientes son dientes de león, y sus muelas, muelas de león. 7 Asoló mi vid y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas quedaron blancas.

A fin de que Judá pueda discernir en esta calamidad sin paralelos un juicio de Dios, escuchando la voz de aviso de Dios que llama a penitencia, el profeta se dirige ante todo a los bebedores de vino, para que sean sobrios y atiendan a la visita de Dios. WcyqIÜh, de הקיץ, despertarse de la embriaguez, como en Prov 23, 35. Los embriagados tendrán que esperar mucho tiempo para tener vino nuevo, el dulce y fresco zumo del racimo, porque con la destrucción de las viñas han quedado sin el vino anterior. Joel 1, 6 y 1, 7 indica la forma en que se han destruido las viñas antiguas. Por la expresión hl'ä[' ‘yAg, gōi ‘âlâh (un pueblo ha venido) se evocan las langostas como pueblo guerrero, porque han devastado la tierra como un ejército hostil. La palabra yAg, gōi, no puede entenderse en sentido alegórico.

Prov 30, 35-26 llama “pueblo” no solo a las abejas (‘âm), sino también a las langostas, aunque se dice que ellas no tienen rey. En esa línea, ‘âm es sinónimo de gōi, que tiene frecuentemente el sentido de algo que es hostil, y que aquí también se emplea con ese sentido, aunque no significa en modo alguno una nación enemiga como en Sof 2, 9, al lado de ‘âm, como epíteto aplicado al pueblo de Yahvé (es decir, a Israel; cf. Gen 12, 2).

Las armas de este ejército son sus dientes, que pican y que rompen en piezas, como hacen los dientes de león o la mordedura de la leona (מתלּעות; cf. en Job 29, 17). El sufijo de yciêr>a; no se refiere a Yahvé, sino al profeta, que habla en nombre del pueblo, de manera que se refiere a la tierra del pueblo de Dios. Y esto se aplica también a los sufijos de גּפני y תּאנתי en Joel 1, 7. Al describir la devastación causada por las langostas, se mencionan la viña y la higuera, como plantas que producen los frutos mejores de la tierra que el Señor ha dado a su pueblo como heredad (cf. Os. 2, 14).

לקצפה, εἰς κλασμόν, literalmente, para derribar. El sufijo en ese hp'_c'q.li se refiere simplemente al vino como objeto principal, pues la higuera se menciona de pasada, en conexión con la viña. En sentido estricto, קצפה podría referirse a comer (devorar) simplemente las hojas de la viña (cf. Sal 29, 9), pero por lo que sigue sabemos que ese sentido se amplía, de manera que las langostas comen las mismas ramas de la viña.

%yliêv.hi, es derribar, no solamente lo que no se puede comer (aquello que no es verde, y no tiene savia: Hitzig), sino la misma fuente de la vida de los hombres, pues las langostas han comido hojas y ramas, de manera que lo dejan todo desnudo. Las ramas de la viña quedan así blancas, después que las langostas han comido sus corteza verde (h'yg<)yrIf', sârīgīm, Gen 40, 10)31.

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