Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores - C. F. Keil - Страница 103
14, 4-8 (=14, 5-9)
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4 Yo los sanaré de su infidelidad. Los amaré generosamente, porque mi furor se habrá apartado de ellos. 5 Yo seré a Israel como el rocío; él florecerá como lirio y echará sus raíces como el Líbano. 6 Sus ramas se extenderán. Su esplendor será como el del olivo, y su fragancia como la del Líbano. 7 Volverán y se sentarán bajo su sombra. Cultivarán el trigo y florecerán como la vid. Su fragancia será como el vino del Líbano. 8 ¡Efraín! ¿Qué tengo que ver ya con los ídolos? Soy yo quien le responderá y velará por él. Yo soy como el ciprés verde; debido a mí será hallado fruto en ti.
14, 4-6. El Señor promete ante todo curar su apostasía, es decir, todas las heridas que han venido a Israel por haberse separado de Dios; así les promete amarles con total espontaneidad (con hb'_d"n>, nedâbhâh, un acusativo adverbial, promta animi voluntate, con voluntad decidida de alma), porque su ira, que se había encendido a causa de la idolatría se ha alejado (WNM,(mi, mimmennū, de ellos, de Israel). La lectura mimmennī (de mí), que ofrecen los códices babilonios, según la Masora, ha surgido por una falsa interpretación de Jer 2, 35).
Este amor del Señor se manifestará en forma de bendición abundante. Yahvé será para Israel un rocío que refresca y da vida (cf. Is 26, 19). Como el lirio, que es frecuente en Palestina y que crece sin cultivo especial, y que es de gran fecundidad, pues produce a menudo cinco bulbos de una sola raíz (Plinio h. n. XXI. 5). “Echará sus raíces como el Líbano…”, no solo en forma de bosques, sino también de montañas, pues la montaña es uno de los fundamentos de la tierra (Miq 6, 2).
Cuando más profundizan las raíces, más se extienden las ramas y se cubren de espléndido ramaje y follaje verde, como el árbol del olivo, siempre verde y fecundo (cf. Jer 11, 16; Sal 52, 10). El olor es como el Líbano, oloroso por sus cedros y sus plantas aromáticas (Cant 4, 11).
El significado de los diversos rasgos de esta descripción ha sido bien explicado por Rosenmller: “Las raíces indican estabilidad; la expansión de las ramas muestra la propagación y multitud de los habitantes; el esplendor del olivo es signo de belleza y gloria, que es constante, duradera; la fragancia es signo de alegría y amor”.
Os 14, 7-8 ofrece una visión algo distinta de este cuadro. De la comparación de Israel con un lirio y con un árbol que se expande por raíces hondas y se abre por las ramas verdes, pasamos de un modo casi imperceptible a la idea de que Israel mismo es el árbol bajo cuya sombra florecen los miembros de la nación con frescura y vigor. ישׁוּבוּ se conecta adverbialmente con יהיּוּ.
Aquellos que se sientan bajo la sombra de Israel, un árbol lleno de hojas, volverán a dar fruto, retornarán a la vida y producirán alimento, saciedad y fuerza. Sí, ciertamente ellos mismos se extenderán como una viña, que deja un gran recuerdo, es decir, que tiene gran renombre, como las viñas del Líbano y su vino, que ha sido celebrado desde tiempo inmemorial (cf. Plin. h. n. xiv. 7; Oedmann, Sammlung aus der Naturkunde II, p. 193 y Rosenmüller, Bibl. Althk. iv. 1, p. 217).
La promesa divina culmina en Os 14, 8 con una llamada para que renuncie a los ídolos, vinculándose solo, con toda su fuerza, al Señor, que es la fuente de su vida. Efraín aparece aquí en vocativo, y sigue inmediatamente lo que el Señor tiene que decir, como si lo dijera el mismo Efraín: מה־לּי עוד לע, ¿qué tengo yo que ver con los ídolos?, (para esa frase, cf. Jer 2,18).
Estas palabras no quieren decir “yo discutiré ahora contigo a causa de los ídolos” (Schmieder), ni tampoco “no coloquéis ya nunca más ídolos al lado mío” (Ros.), sino “yo no tendré ya nada que ver con los ídolos”, solo con Dios, y lo mismo hará Israel, que no tendrá ya nada que hacer con ellos. A esto se añade una nota sobre lo que Dios ha hecho y hará por Israel, de manera que en esa línea se pone mucho énfasis en אני, es decir, en Yo, Dios, con ytiynIå[', ‛ânīthī, en perfecto profético, “yo responderé” y miraré por Israel. שׁוּר, ocuparse de una persona, mirar por ella, preocuparse de ella, como en Job 24, 15 (el sufijo se refiere a Efraín).
En la última frase, Dios se compara con un ciprés de color verde, que sirve no solo para ofrecer abrigo al pueblo, sino que viene a presentarse como el verdadero árbol de vida, en el que Israel puede encontrar sus frutos, frutos que alimentan y vigorizan la vida espiritual de la nación. La salvación que esta promesa dirige al pueblo para cuando se convierta a su Señor viene a presentarse con las circunstancias y las visiones peculiares que prevalecen en Antiguo Testamento, que son ante todo el crecimiento terreno y la prosperidad. Pero, en sentido radical, esa promesa indica el desarrollo y cumplimiento espiritual de aquellos israelitas que un día llegarán a creer en Cristo.