Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores - C. F. Keil - Страница 92
12, 9-11 (=12, 10-12)
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9 Pero yo soy Yahvé, tu Dios, desde la tierra de Egipto; aún te haré morar en tiendas, como en los días de la fiesta. 10 He hablado a los profetas, multipliqué las profecías y por medio de los profetas hablé en parábolas. 11 ¿Es Galaad iniquidad? Ciertamente vanidad han sido: en Gilgal sacrificaron bueyes, y sus altares son como montones de piedras sobre los surcos del campo.
12, 9. El Señor se enfrenta con la ilusión del pueblo, es decir, la de aquellos que piensan que se han vuelto grandes y poderosos por sus propias obras, recordándoles que él (ואנכי es adversativo, “y sin embargo yo”) se ha convertido en Dios de Israel desde que liberó a los hebreos de Egipto, y que a él le deben la prosperidad, tanto en el pasado como en el presente (Os 13, 4). Pero dado que ellos no reconocen esto, y dado que han puesto su confianza en aquello que es injusto, y no en él, Dios hará que habiten de nuevo en tiendas, como en los días de la fiesta de los Tabernáculos, repitiendo así el camino de salida por el desierto.
Resulta evidente por el contexto que este d[e(Am, mō‘ēd (tiempo santo) es la fiesta de los Tabernáculos, los siete días en que los israelitas habitan en tiendas, recordando el hecho de que Dios les dirigió en otro tiempo, saliendo de Egipto, mientras habitaban en tiendas, tabernáculos (cf. Lev 23, 42-43). אד אושׁיבך forma antítesis con הושׁבתּי en Lev 23, 43. “El pretérito se ha vuelto futuro a causa de la ingratitud de la nación” (Hengstenberg).
La comparación (como en los días de la fiesta) muestra que la repetición del camino por el desierto no es aquí simplemente un tiempo de castigo, como lo fue la prolongación de ese camino a lo largo de cuarenta años (Num 14, 33). Porque el hecho de habitar en tiendas (sukkōth) no se toma aquí como castigo, sino como prolongación del camino de los israelitas por el desierto, para recordar al pueblo la forma en que Dios les había protegido y ayudado entonces, en su peregrinación por el grande y terrible desierto (cf. Comentario a Lev 23, 42-43).
Debemos combinar por tanto las dos alusiones. (a) Por un lado será tiempo y signo de castigo, cuando el pueblo tenga que salir de su buena y gloriosa tierra, caminando hacia el destierro, a través de un seco y desnudo desierto. (b) Por otro lado, al cruzar ese duro desierto, los israelitas podrán recordar la forma en que Dios les fue guiando en tiempo antiguo a través del desierto, para entrar en la tierra. No se trata pues de un puro rechazo de parte de Dios, sino solo de un destierro temporal, a través del desierto, en un tiempo que puede servir de conversión y nuevo aprendizaje.
12, 10-11. En estos dos versos se expande y despliega el pensamiento anterior. En 12, 10 se recuerda la forma en que Dios se había mostrado como Dios de Israel, en la salida de Egipto, a través del desierto, y en el hecho de enviar después a los israelitas a muchos profetas, para hacer que el pueblo recibiera los consejos de Dios y pudiera recorrer un camino de salvación. דּבּר con על, hablar a, no porque la palabra sea algo que se impone sobre una persona, sino porque la inspiración de Dios desciende de arriba a través de los profetas. אדמּה, no es “yo destruyo”, porque solo en kal tiene ese verbo ese sentido, no en piel, sino que aquí significa hablar en comparaciones y semejanzas, como en Os 1, 1-11; 3, 1-5; Is 5, 1; Ez 16, etc.
No he dejado de utilizar ningún medio para amonestarles y advertirles… (Rosenmller). Pero Israel no se ha dejado amonestar, sino que se ha entregado en manos de la idolatría, de forma que el castigo no podrá retrasarse. Galaad y Gilgal representan las dos partes del reino de las diez tribus: Galaad la tierra al este del Jordan; y Gilgal el territorio al oeste. A Galaad se le llama en Os 6, 8 una ciudad (lugar de encuentro) de malhechores, y aquí se le pone el nombre de או, lo que no tiene valor, lo que es pura maldad, de manera que terminará destruyéndose en su nada.
און y שׁוא son sinónimos, y simbolizan la falta de entidad moral y física del pueblo (cf. Job 15, 31). Esas dos nociones aparecen aquí de tal forma que la primera indica decaimiento moral, la segunda decaimiento físico. El castigo de la falta de entidad es la nada, la carencia de todo sentido, en forma de castigo. אך tiene el sentido de nada, en el sentido total, de nada completa. El perfecto היוּ se utiliza en sentido de futuro.
Gilgal, que se mencionaba en Os 4, 15 y 9, 15 como sede de un tipo de adoración idolátrica, aparece aquí como lugar de sacrificio, para indicar con un juego de palabras que los altares se convertirán en simples montones de piedras (Gallim). La desolación o destrucción de los altares implica no solo el cese de la adoración idolátrica, sino también la disolución del reino, y el destierro del pueblo fuera de la tierra.
שׁורים, una palabra que solo aquí aparece en plural, no puede ser dativo (sacrificar al toro), sino solo acusativo. El sacrificio del toro aparece como pecado por parte del pueblo, es decir, que es el que se realiza el sacrificio, no como pecado del animal en cuanto tal. El sufijo de ‘~t'AxB.z>mi (sus sacrificios) se refiere a Israel, el sujeto supuesto en WxBe_zI, zibbēchū.