Читать книгу Cartas II. Cartas a Ático (Cartas 162-426) - Cicéron - Страница 32

178A (IX 11A) (Finca de Formias, 19 ó 20 de marzo del 49)

Оглавление

El general Cicerón saluda al general César.

Cuando leí tu carta, que he recibido de nuestro Furnio 111 , en la cual me instas a permanecer cerca de la Urbe, no pude por menos de extrañarme de que quisieras recurrir a «mi consejo y mi autoridad»; pero me pregunto qué quieres decir con eso de «influencia» y «concurso», aun cuando la esperanza me lleva a pensar que tú, con tu admirable y singular conocimiento, quieres ocuparte de la tranquilidad, la paz, la concordia de los ciudadanos y pienso que para esta operación es bastante adecuado mi carácter y mi personalidad.

[2] Si es así y si sientes alguna preocupación por proteger a nuestro Pompeyo y reconciliarlo contigo y con la república, sin duda no encontrarás a nadie más adecuado que yo para este objeto, pues siempre he intentado inculcarle la paz a él y, en cuanto se me presentó la ocasión, al senado; no he tomado parte en la guerra después de empuñadas las armas y he considerado que con esta guerra se te injuriaba a ti, contra cuyo privilegio, concedido por un beneficio del pueblo romano 112 , iban dirigidas las enemistades y las envidias. Pero de la misma manera que entonces no sólo favorecí personalmente tu dignidad sino que induje a los demás a apoyarte, así ahora me preocupa profundamente la dignidad de Pompeyo; en efecto, han pasado algunos años desde que os escogí a los dos como objeto principal de mi trato y como destinatarios de mi más grande amistad, cosa que de hecho sois.

Por lo tanto te pido, o mejor, te ruego con todas mis [3] súplicas y te conjuro a que en medio de tus grandísimas ocupaciones consagres algún tiempo a reflexionar sobre esto: cómo gracias a ti puedo ser un hombre de bien, agradecido y, en una palabra, leal en el recuerdo de su inmenso beneficio. Si sólo se tratase de mí, tendría, aun así, esperanzas de conseguirlo de ti; pero, según mi parecer, interesa a tu reputación y también al estado que yo, amigo de la paz y de vosotros dos, sea preservado por tu intervención como el más adecuado para la concordia vuestra y de los ciudadanos.

Yo, como antes te di las gracias respecto a Léntulo, por salvar a quien había sido mi salvación, así ahora, después de leer una carta que me ha mandado llena de la mayor gratitud por tu generosidad, 〈soy consciente〉 113 de haber recibido de ti mi salvación a la vez que la suya. Si te das cuenta de mi agradecimiento hacia él, permíteme, te lo ruego, poder tenerlo también hacia Pompeyo.

Cartas II. Cartas a Ático (Cartas 162-426)

Подняться наверх