Читать книгу Técnica de la Argumentación Jurídica - Concha Calonje Velázquez - Страница 11
1.7. LA ARGUMENTACIÓN MEJORA LA PRÁCTICA DEL DERECHO
ОглавлениеSi es cierto que, como hemos dicho, el derecho progresa con la sociedad y a la inversa si cambian y se desarrollan juntos, queda por preguntarse ¿de qué manera la argumentación mejora y optimiza la práctica jurídica? La respuesta más concreta es que, en derecho, para conseguir lo que es justo, a parte de lo que es requisito estrictamente legal, hay que llegar a acuerdos, decisiones y consensos. Y, socialmente hablando, estas posibles soluciones se logran mediante razones compartidas que se consideran posibles o que se aceptan como probables. Tarea que, como hemos dicho, recae sobre todas las personas relacionadas con el derecho y que sólo es factible por el juego racional de las valoraciones enfrentadas y argumentadas. Ni la lógica formal, ni la lógica informal encierran la semilla del acuerdo o la decisión propios de la argumentación racional. Para decidir hay que estar i) persuadido y ii) convencido. Solo de esta manera se llega a una decisión compartida, consciente y de peso. Cuando los abogados argumentan las valoraciones de los hechos ante el juez o ante la otra parte, es sorprendente comprobar lo diferente que resulta. Es, en esas circunstancias de lo razonable, cuando de verdad se aprecia el impacto de la equidad y la justicia y cuando se consigue la aquiescencia judicial.
La participación de la sociedad en la administración de la justicia, como decíamos más arriba, es el paradigma de las democracias actuales. De ahí que la razón originaria de la argumentación consista en operar, avanzar, acordar y decidir por medio del roce de las inteligencias. Idea que se remonta a Heráclito (1) y su consideración del logos como instrumento..
Por el logos de la argumentación, el abogado no se limita a representar la realidad de los hechos y su relación con el autor de los mismos sino que participa con la otra parte en la creación de algo que les es extraño a ambos: la decisión del juez o del árbitro. Así, el papel que juega el abogado en esa decisión judicial o en la del cliente en su caso es ejercer la doble tarea que le exige la argumentación: persuadir a la emoción del contario para llegar a acuerdos y mantenerlos, y convencer a su razón para obligarle a elegir y decidir en beneficio de su propósito; lo que se logra por el juego racional de la argumentación.
Es de resaltar que la argumentación aparece en la sociedad y en el derecho al mismo tiempo y con la misma proporción que los estados democráticos constitucionales. En una democracia consolidada, hasta el legislador toma parte en el juego de la argumentación. El derecho es considerado un concepto de orden sociológico respaldado por la aceptación social de unos valores comunes. Valores que son efectivos y se transforman en normas cuando son socialmente justificados, es decir, argumentados y aceptados.
También es importante observar que ni los mismos jueces se guían sólo por la autoridad judicial de las leyes estrictas. En la actualidad, todo juez consideraría legítima una decisión judicial cuando su contenido expresa aquello que resulta jurídicamente valioso tanto para la conciencia jurídica general de la comunidad como para la seguridad y el proceso positivo. En el momento democrático en que vivimos no se admitiría que las decisiones judiciales se basasen en otros valores que no fueran los de la comunidad. Son éstos los que procuran al juez la fuerza de obligar.
Como dice Margarita Beladiez Rojo en Los principios jurídicos (11): «Al estar hoy plenamente admitido por la democracia que el origen del poder está en la comunidad, no tiene sentido fundamentar el derecho en otro poder jurídico que no sea el de la propia comunidad y sus valores». Esta autora afirma también que la fundamentación del derecho en los valores jurídicos de la comunidad ha sido así desde siempre.