Читать книгу Técnica de la Argumentación Jurídica - Concha Calonje Velázquez - Страница 12
Capítulo 2 Argumentación y comunicación
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2.1. Fórmula básica de la argumentación 1. La obligada tarea del abogado de persuadir y convencer 2. La decisión del juez o del cliente
2.2. La comunicación es el medio para la argumentación 1. La argumentación en la acción comunicativa 2. El carácter dialógico de la comunicación-argumentación
2.3. La defensibilidad del caso 1. Caso fácil 2. Caso de duda seria 3. Caso de causa honesta 4. Caso de mínima cuantía 5. Caso de causa obscura
En este capítulo, antes de entrar a exponer la técnica de la argumentación en sí, trato de aclarar la relación entre la argumentación y la comunicación. Voy a precisar cómo el argumentar y el comunicar interactúan en la doble tarea del abogado de persuadir y convencer hacia acuerdos, decisiones a la acción o decisiones judiciales. Luego expondré el hecho de que la comunicación es el medio por el que discurre la argumentación. Y terminaré con lo que se conoce en derecho como grado de «defensibilidad» de los conflictos. Éste último punto es importante para determinar la vía de comunicación que se ha de utilizar en la solución de cada caso ya que distinguir con anterioridad la dificultad de comprensión que va a presentar el asunto es decisivo para el dictamen del abogado.
Para hacer más fácil la comprensión de estos temas he utilizado como ejemplo un fragmento de un discurso de alegación perteneciente al guión de la película de Oliver Stone: «JFK caso abierto» (12). Dicho pasaje está sacado de un hecho de ficción pero nos sirve muy bien para apreciar cómo interactúan la argumentación y la acción comunicativa en la labor de persuadir a la audiencia antes de intentar convencerla.
ABOGADO DE LA ACUSACIÓN: «... nos obliga a responder a unas preguntas terribles ¿qué es nuestra Constitución? ¿qué vale nuestra ciudadanía y más aún nuestra vida? ¿qué futuro tiene una democracia cuyo presidente puede ser asesinado en unas circunstancias tremendamente sospechosas mientras que la maquinaria legal ni siquiera se inmuta?...
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Existen cientos de documentos que ayudarían a probar que hubo una conspiración. Entonces, ¿por qué los retiene el gobierno? Cada vez que mi oficina o ustedes el pueblo han hecho estas preguntas o han exigido pruebas, la respuesta de allí arriba siempre ha sido: seguridad nacional. ¿Qué clase de seguridad nacional es ésa si puede quitarnos a nuestros líderes? ¿Qué clase de seguridad nacional permite que se arrebate el poder de las manos del pueblo... y legaliza las tendencias de un gobierno...?
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Denuncio que lo ocurrido el 22 de noviembre de 1963, fue un golpe de estado.
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El resultado más directo y trágico fue revocar la decisión del presidente Kennedy de retirar nuestras fuerzas de Vietnam. La guerra es el mayor negocio de América con un gasto de 80 billones de dólares... Algunos dicen que estoy loco, que soy el típico trepa del sur. Pero hay una manera sencilla de saber si soy un paranoico. Esos documentos no les pertenecen, les pertenecen al pueblo, los han pagado pero como el gobierno nos toma como niños que podrían sentirse abrumados o incapaces de hacer frente a la realidad o quizás porque acabaríamos linchando a los responsables.
No es relevante el hecho de que este discurso nunca se haya pronunciado en un estrado y, como he dicho, aunque pertenece al guión de una película, lo que aquí nos interesa es observar la relación argumentación-comunicación en cualquier tipo de acción comunicativa. El primer objetivo del discurso del abogado defensor es tratar los sentimientos de la audiencia para conseguir que le crean antes de que puedan decidir a su favor.
En el primer párrafo podemos apreciar que el abogado está intentando ir más allá del tema sobre el que va a hablar utilizando las preguntas retóricas para que la audiencia se interese por los hechos que se van a valorar como son: la constitución, la democracia, la ciudadanía y las circunstancias sospechosas (el golpe de estado) en las que éstos han ocurrido. Aunque el inicio del discurso no es precisamente la parte en la que se debe intentar convencer, sí es cuando se guía a la audiencia hacia los hechos ocurridos, los presuntos autores y las valoraciones, es decir, hacia los objetos reales de la denuncia.
En el segundo párrafo, el abogado está narrando los hechos y preparando el camino para convencer a su audiencia. Esta parte de la comunicación la dedica también a persuadir exponiendo los hechos en toda su extensión para esclarecer el asunto antes de presentar su acusación y argumentación.
En el tercer párrafo del discurso, el abogado está denunciando directamente lo que él considera un «golpe de estado». Su valoración es fruto de los hechos presentados en la exposición anterior a partir de los documentos retenidos por el gobierno, de las preguntas que hace el pueblo y de la respuesta que recibe referidas a la seguridad nacional. El abogado del caso JFK «valora» que se trata de una conspiración para perpetrar un golpe de estado, una conspiración política disfrazada de un «asunto de seguridad nacional».
Una vez emitida su valoración en forma de acusación, el letrado la justifica ante la audiencia con dos tipos diferentes de argumentos racionales: uno, apelando a los resultados que se pretenden al «revocar su decisión de retirar las tropas de Vietnam» y otro, apelando a los intereses económicos: «la guerra es el mayor negocio de América con un gasto de 80 billones de dólares». A estas dos argumentaciones, el abogado añade su oposición al comportamiento del gobierno que retiene documentos apelando a dicha seguridad y se lamenta de que por ello no se puede probar nada. Finalmente, el letrado intenta redirigir las posibles emociones del auditorio hacia su persona pidiendo «que no se le considere un loco», y hacia la sociedad pidiendo que no se les trate como «niños que podrían sentirse abrumados o incapaces de hacer frente a la realidad porque acabaríamos linchando a los responsables».
Traduciendo el ejemplo al lenguaje técnico de la argumentación resulta que: por medio del discurso, el abogado prepara a su audiencia tratando los «hechos» y la «valoración» de los mismos. Prueba, por ejemplo, que ciertos intereses económicos y una actitud política antisocial están provocando unos resultados de alcance anticonstitucional claramente censurables.
Del mismo modo ante la parte contraria en sala, el abogado debe utilizar una comunicación ordenada y argumentada para que el juez llegue a elegir y decidir a su favor. Cuando se tratan las emociones para persuadir por medio de ellas no se ha de hacer como en el discurso que Marco Antonio pronuncia ante la plebe en el «Julio César» de W. Shakespeare (13). En vez de enarbolar sólo emociones y sentimientos para lograr la adhesión del que le escucha, el abogado debe utilizar un lenguaje descriptivo que le permita trascender dichas emociones realzando la superioridad de los valores y la prioridad dentro de ellos. Consciente de que solo la argumentación de los valores puede facilitar la decisión del juez.