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2. EL CARÁCTER DIALÓGICO DE LA COMUNICACIÓN-ARGUMENTACIÓN

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Lo que realmente vincula a la argumentación con la comunicación es el carácter dialógico de ambas. Comunicar es una acción bidireccional en la que una de las partes emite una propuesta y recibe una respuesta o «feedback». Esta acción de carácter compartido, en sus tres posibles vías: discurso, diálogo y debate, conlleva tres diferentes grados de oposición respectivamente.

Cuando la oposición del oyente es mínima, el discurso es la acción comunicativa más adecuada. Esto se debe a que el discurso tiene como objetivo llegar a acuerdos de valores ya establecidos, por su índole demostrativa sólo trata de persuadir, no trata de convencer. El oyente, apenas hace uso de la palabra, antes bien, aparece sólo como posibilidad conceptual con la que el comunicador debe procurar entenderse explícita o implícitamente. De lo contrario, estaría cayendo en un discurso cerrado y dogmático que no tiene en consideración los comentarios o preguntas de la otra parte. Si no se tiene especial cuidado es el más empleado, por lo que debemos tratar de evitarlo.

En este sentido, se puede conocer la mentalidad del que habla por la apertura de su discurso. Ser dialéctico es lo opuesto a tener un discurso cerrado o unilateral. En este sentido, es muy fácil conocer a nuestro oponente por el enfoque que da a su manera de comunicar. Nos podemos encontrar con cuatro formas más usuales de discurso: dogmático, excluyente, absurdo o abierto al comentario y la pregunta. Solo éste último es el discurso argumentativo.

Por otra parte, la acción comunicativa que tiene lugar entre dos interlocutores que actúan: uno como experto en el tema y el otro como el que contrasta y ayuda a deliberares el diálogo. Ésta es la herramienta más adecuada entre el abogado y el cliente. La oposición en este tipo de comunicación es mayor que en el discurso, pero no llega al grado de oposición del debate.

El carácter de enfrentamiento del diálogo es menos marcado que el del debate. Esto se debe a que la parte contraria actúa de contraste más que de oponente. Además, en el diálogo ambos interlocutores pretenden llegar a un entendimiento común acerca de una decisión, acción o cambio aunque hayan partido de posiciones opuestas. A pesar de una posible oposición inicial, los interlocutores del diálogo se hallan en buena disposición para aceptar y confirmar básicamente la decisión recomendada.

El carácter de enfrentamiento más fuerte se vale de la acción comunicativa del debate donde las partes acusan o defienden. Ante el tribunal, al acusador se enfrenta siempre un defensor. Por eso, es imprescindible que cada parte tenga en cuenta el enjuiciamiento de los hechos que el contrario va a mantener. De tal suerte que toda argumentación que se presente deberá estar seguida de una refutación en firme por parte del contrario.

Un ejemplo que ilustra el carácter enfrentado de esta tercera vía de comunicación es el debate entre Valerian Zorin, el embajador soviético ante la ONU y el delegado americano Adlai Stevenson según el guión, basado en hechos reales, que originó la película «Trece días» (19). El delegado americano acusa y desafía al embajador ruso para que éste admita que han instalado bases de misiles de alcance medio e intermedio en Cuba.

Valerian Zorin, en tono de fuerte oposición, desmiente la acusación del delegado diciéndole:

«Los EEUU están empujando al mundo al borde de la catástrofe. Nos han hablado una y otra vez de unas pruebas indiscutibles de la existencia de armas ofensivas en Cuba. Pero no han podido mostrarnos ninguna prueba. Quizá sus aviones espía son tan secretos que ustedes, simplemente, sean incapaces de presentar dichas pruebas. ¡Menudos aviones! Lo único que pasa es que sencillamente no existen dichas pruebas. Puede que los Estados Unidos de América estén totalmente equivocados. Si, los EEUU no se basan en hechos, sólo quieren engañarnos. Las pruebas son falsas....».

A lo que Adlai Stevenson responde reafirmando con mayor fuerza su acusación y demostrándole la falsedad de su refutación:

«Permítame que le ponga al corriente, señor embajador. Tenemos esas pruebas. Las tenemos y son claras e irrefutables. Y permítame que le diga algo más. Esas armas deben ser retiradas de Cuba. Ustedes, la Unión Soviética, han creado el peligro, no los EEUU. Sr. Zorin, le recuerdo que el otro día usted negó la existencia de armas. Sin embargo hoy, de repente, si no le he entendido mal, está asegurando que no existen. Bien, señor, permítame que le haga una sencilla pregunta. ¿Usted, embajador Zorin, niega que la URSS haya instalado y continúe instalando bases de misiles de alcance medio e intermedio en Cuba? ¿Sí o no? No espere la traducción. ¿Sí o no?».

Por lo que Valerian Zorin, en su proceso dialéctico, tiene que pasar a la defensiva:

«No estoy ante ningún tribunal norteamericano, y no voy a responder a preguntas que haría un fiscal a un acusado».

Y A. Stevenson, finalmente, refuta la opinión de su opuesto con dos frases decisivas:

Ahora está ante el tribunal de la opinión mundial y le pido que conteste sí o no. Ha negado que existan esas armas, y yo quiero saber si lo he entendido bien.

Éste es un ejemplo de discusión o controversia racional de carácter dialéctico donde se ve la fuerza que pueden tener los razonamientos, sus reglas y formas de expresión. En esta situación, si el acusado no hubiera aceptado los hechos, la acusación no habría podido prosperar. De ahí que Valerian Zorin se proteja mostrándose ambiguo, al tiempo que acusa a la otra parte de falta de pruebas. Por su parte, el delegado americano, por medio de preguntas conductoras, intenta forzarle a que admita o niegue el hecho para poder continuar. Las preguntas son críticas y comprometedoras. Por medio de ellas, el delegado consigue forzar al embajador a que cumpla una regla de la argumentación racional: la obligación de elegir ante una incompatibilidad descubierta.

En la dialéctica del debate, las partes contrarias detectan los puntos enfrentados y aportan pruebas y argumentaciones para llevar al juez o cliente hasta la identificación de la valoración que racionalmente se defiende como superior respecto la del otro. En este proceso, la refutación se convierte en el método de prueba más efectivo.

Técnica de la Argumentación Jurídica

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