Читать книгу Técnica de la Argumentación Jurídica - Concha Calonje Velázquez - Страница 9
1.5. PROCESO ARGUMENTAL DEL ABOGADO
ОглавлениеLas herramientas humanas de la comunicación enumeradas desde los clásicos son: el análisis de situación, el diálogo, el debate y el discurso. Son el soporte de la argumentación. En un entorno democrático en el que la opinión y la libre expresión han de imperar, las herramientas de la comunicación actúan como vías argumentativas de solución de problemas y conflictos. Se dice que Cicerón (3) fue el primero que codificó la comunicación como el medio apropiado en el proceso de la argumentación del abogado para la defensa de su cliente.
El primer paso de este proceso utiliza la herramienta llamada análisis de situación. El fin de ésta es oír al autor e investigar los hechos y las diferentes valoraciones de los actores implicados en la situación. El diagnóstico final que de él resulta generará el dictamen del abogado en que, sobre todo, remarca las posibles argumentaciones y vías de solución del asunto.
El segundo paso del proceso argumentativo del abogado es el uso del diálogo con el cliente y con su equipo en el despacho. Esta es la fase en la que se intenta resolver los problemas mediante un entendimiento común acerca de lo que parece más conveniente. Este tipo de solución dialogada evitaría llevar el asunto a juicio. Como en la situación anterior, en esta etapa, el abogado debe seguir unos pasos específicos de comunicación para contrastar sus argumentos con el cliente o con las partes implicadas.
Si, por el contrario, el abogado comprueba que no es posible el diálogo y se decide que hay que resolver el conflicto judicialmente, el debate y su argumentación son la vía de comunicación necesaria para que el juez decida, o para que las partes enfrentadas consensuen o acerquen sus posiciones. Éste es el tercer paso del proceso argumental del abogado.
Desde el punto de vista del argumento, el paso más creativo del proceso tiene lugar durante el debate entre las partes en la exposición ante el juez. Durante la confrontación de las valoraciones sobre los hechos ocurridos, el juez ha de llegar a una conclusión cuya argumentación pueda superar a las expuestas.
Al final del juicio, cuando el juez da la palabra a las partes para que expongan sus enfoques y sus conclusiones, le llega el momento al discurso jurídico del abogado. Éste tiene entonces la oportunidad de resumir sus propuestas y argumentos a favor de su cliente y de recordar al juez la conveniencia de apoyar sus valoraciones frente a las del contrario. Fuera de sala, el discurso servirá para mantener los acuerdos alcanzados.
En la medida que un abogado domina la argumentación racional y la comunicación se hace más y más consciente de hasta qué punto el caso depende del proceso argumental. Cada cliente será para ellos una oportunidad de crear un proceso persuasivo y convincente que se inicia con la entrada de la información que el cliente le proporciona (análisis) y finaliza con el cierre de su discurso jurídico y la comunicación de que el caso se ha ganado o perdido.
De entre mis alumnos, a los abogados y abogadas que entienden el ejercicio de su profesión como una serie de pasos bien argumentados, comunicados y diseñados con el cliente como la manera de resolver los problemas de manera integrada, les llamo juristas «postconvencionales». Así la abogada «convencional» es aquella que conoce la gestión de los procesos de argumentación en equipo, reforzados con valores, y fundamentados con pretensión de validez universal. Pero, la abogada que llamo «postconvencional» gestiona, además, los temas judiciales y todo su servicio al cliente como un proceso compartido. Quizás le lleva más tiempo y consideración pues consiste en tratar los asuntos entre varios. Pero la gran ventaja está en que el éxito estará asegurado con solo no desatenderlos.
A los abogados y abogadas que no están iniciados en este proceso argumental les digo que no tienen más que dos opciones: (i) ignorar que toda actividad es un proceso y confiar irracionalmente en que resulte lo que se persigue o (ii) considerar la tarea del abogado como un proceso racional en el que se gestiona con método las diferentes situaciones hacia el fin propuesto. Por su parte, durante el proceso argumental, el equipo de abogados opera, avanza y evalúa para llevar al juez y al cliente, desde los hechos sucedidos hasta la decisión judicial.