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Prólogo a la segunda edición.

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Al escribir este prólogo a la 2ª edición del libro me asalta la cuestión que se me planteó ya en la 1ª edición acerca del título. ¿Sería más correcto titularlo Técnica de la Argumentación del jurista en lugar de Técnica de la argumentación jurídica? ¿Están los fundamentos de la Argumentación jurídica fuera o dentro de la ciencia como tal? A pesar del riesgo que corro de que no sea aprobado por los científicos-teóricos de la Argumentación jurídica, no voy a cambiarlo. No obstante, aprovecho este prólogo para defender mi tesis de que la argumentación jurídica implica una técnica cuyo conjunto de procedimientos y reglas para convencer y persuadir traten los problemas de esta disciplina. Utilizando el símil de G. Baker en «Los principios de la argumentación» la técnica argumentativa «son los hilos de la trama» –mientras que la teoría es «la urdimbre que corre a través de la tela»–.

Con todo, la idea más extendida entre los abogados es que la Teoría de la Argumentación jurídica es lo que constituye las condiciones mismas del «saber» y el «hacer» argumentativo ya que encierra el estudio de la lógica formal e informal, por un lado, y las reglas de la evidencia y los procedimientos legales por otro,

La Teoría de la argumentación jurídica es un sistema lógico compuesto de observaciones, axiomas y postulados cuyo objetivo es declarar bajo qué condiciones se han de desarrollar los supuestos legales. Como teóricos-científicos, los investigadores de la argumentación jurídica se dedican a dar explicaciones del medio idóneo para que se desarrollen las predicciones de los razonamientos jurídicos así como de ciertos hechos. Y, a partir de estas predicciones, el legislador o el juez especulan, deducen y/o postulan otros posibles hechos mediante las leyes o sus razonamientos,.

Pero, de la misma manera que el tejido está compuesto de urdimbre y trama, la argumentación jurídica es mucho más que las leyes de la lógica ya que es también y sobre todo un hacer y un producir unos resultados, es fundamentalmente una técnica. Y de la misma manera que en el tejido la urdimbre se distingue de la trama, se puede establecer una frontera nítida entre los problemas del mecanismo o del funcionamiento puramente argumentativo y los problemas epistemológicos de significación o de validez. No obstante, para la perspectiva teórica esta distinción parece imposible. Por lo que se puede decir que el «saber» científico tiende a no considerar el «hacer» del abogado.

Como un autor ante su obra, el abogado, utiliza el conjunto de procedimientos y reglas de la persuasión y las argumentativas de la retórica argumentativa, para obtener los resultados necesarios –acuerdos, decisiones o consensos– en el ejercicio del derecho. Por esta técnica (techné) aplicable al «saber hacer» y a la «producción», el abogado aprende las formas de justificar las conductas y valoraciones y puede diagnosticar las vías adecuadas para alcanzar esos resultados: a) convenciendo al intelecto del que escucha o del lector por la lógica de la razón; o, b) provocando sus emociones para que actúe como son sus deseos. Para convencer, usa la argumentación y para persuadir depende de su arte y método para tratar las emociones.

En este libro veremos en concreto que en cada caso al abogado se le presentan dos cuestiones y una o las dos pueden ser causa de argumentación jurídica: i) cuál es el hecho y la diferencia de valoraciones en que la controversia se originó y ii) cuáles son las leyes o normas legales por las que, en vista del hecho y de la valoración mejor argumentada, el asunto se va a determinar. La primera es un tema de habilidad técnica para analizar y apoyar una valoración con la intención de persuadir y convencer a cualquier ser racional de que es la correcta. La segunda depende en su totalidad de los métodos de los procesos del pensamiento sujetos a una estructura formal, la lógica formal, cuyo corolario se llama «ciencia de las leyes del pensamiento» que nos enseña a pensar correctamente.

Desde un enfoque epistemológico podemos decir que la Teoría de la Argumentación jurídica es el eje de linealidad en la construcción del derecho. Como Teoría se preocupa principalmente de llegar a conclusiones a través del razonamiento lógico, es decir, afirmaciones basadas en premisas. Es usada en la ley y en los juicios para probar y comprobar la validez de los tipos de evidencias. En cambio, la Técnica de la Argumentación jurídica es el eje de la circularidad en dicha construcción y se dirige –a diferencia de la Teoría–, a alcanzar soluciones por el acuerdo, la decisión o el consenso basadas en la credibilidad y aceptabilidad de las argumentaciones aducidas y dentro de cada entorno social.

En este libro trato la Técnica con su conjunto de procedimientos y reglas en la doble tarea del abogado de: a) convencer a través del intelecto por la lógica de la razón; y b) persuadir provocando las emociones del interlocutor o lector para que actúe como son sus deseos. Dejo para los teóricos-científicos de la Argumentación jurídica la Teoría y su estudio de la estructura interior o urdimbre de cada argumento y tampoco entro en el hecho de distinguir el buen razonamiento del malo. Me centro en el conocimiento de las reglas de la persuasión, de la comunicación y de las pruebas argumentativas que, como dijimos, son los hilos de la trama que independientes de la urdimbre aunque en el mismo telar conforman el tejido.

El objetivo del libro va a ser, pues, doble. En primer lugar, voy a argumentar por qué el abogado tiene la doble tarea de convencer y persuadir a su oyente o lector acerca de la credibilidad y aceptación de sus palabras. Y, en segundo lugar, intentaré proporcionar al lector: la estructura, el contenido y la forma de la argumentación con las reglas y procedimientos que la Técnica considera aplicables.

Para ello, he dividido el contenido del libro en tres partes: la primera parte está dedicada a la estructura por la que transita la argumentación, es decir: la comunicación, sus procesos y reglas. Mostraré que el elemento inicial en dicha estructura es el análisis de situación de hechos y valoraciones cuyo resultado es el diagnóstico. Dominar la técnica del análisis permitirá al abogado hacer sus informes y decidir la mejor vía de solución de los asuntos que tiene entre manos por una de las tres posibilidades: el discurso jurídico, la solución dialogada o el debate en sala o fuera de ella, cada una con sus diferentes argumentaciones.

La segunda parte del libro está dedicada a la argumentación desde la lógica de lo razonable. El contenido de la técnica que presento se refiere al adecuado ordenamiento de los distintos argumentos o pruebas de los que hacemos uso común los seres sociales, correspondientes a las vías de solución de la comunicación. Dominar este ordenamiento permitirá al abogado justificar o rechazar los hechos y las valoraciones de los mismos con mayor credibilidad. Éste será el contenido argumental que ha de utilizar en los alegatos, sentencias, soluciones dialogadas o discursos y es lo que va a proporcionarle el poder influir con éxito en la decisión del juez.

Finalmente, la tercera parte del libro está dedicada a la forma del lenguaje con que se expresa el abogado, a su manera de presentar sus propuestas y argumentaciones en público y a su manera de comportarse ante las cosas. Desde el punto de vista de la persuasión, la forma del lenguaje es tan importante que puede llegar incluso a ser decisiva para los resultados deseados.

El libro está especialmente dedicado a los jóvenes abogados en el ejercicio de su profesión y pretende también ayudar a los todavía estudiantes universitarios en la adquisición de esta capacidad técnica. El haberme atrevido a escribirlo se lo debo a los abogados a los que he estado enseñando durante los últimos diez años y a los que espero seguir en contacto. Con esta técnica recuperada de los clásicos, si la tienen bien aprendida, podrán trabajar más eficazmente y resolver de manera óptima los asuntos en los casos que traten.

Sin embargo, quiero advertirles antes, como lo hace Quintiliano a sus alumnos, que sólo adquirirán este poder por medio de una constante preparación en el uso de los diferentes argumentos y de una crítica constructiva de los resultados de uno mismo y de los otros. Muy poco a poco y con esfuerzo, el abogado que ya es conocedor de la técnica se reconocerá más efectivo en su tarea de justificar y comunicar con su audiencia. Primero lo tendrá que hacer leyendo este libro y otros sobre el tema y más tarde hablando con unas notas en la mano, luego desde un resumen completo, luego con un resumen breve y finalmente llegará el día en que pueda justificar y comunicar sin ningún esfuerzo. Podrá entonces decir que ha adquirido la Técnica de la Argumentación jurídica.

Madrid, febrero 2009

Técnica de la Argumentación Jurídica

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