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11. Jueves 30 de agosto de 2046

Dos días antes del sorteo para definir el país sede de la nueva justa, estaba viajando mediante Hyperloop (sistema de transporte basado en cápsulas que levitan dentro de túneles) a la capital del país para reunirme con una persona dentro de la federación, y, por cómo se veían las cosas, era para solicitarme algo, pero no quería echar a andar mi imaginación, así que decidí esperar a que se cumpliera la hora. A mediodía ya me encontraba en la capital tomando el almuerzo, cuando recibí un mensaje con la dirección en donde tendríamos la reunión. Al buscarla en mi brazalete, me di cuenta que era la dirección de una casa, muy grande, pero casa, a fin de cuentas. Yo habría imaginado que la reunión la tendríamos en la federación o en su despacho personal.

Mientras se llegaba la hora, decidí ir a visitar el periódico en donde múltiples veces colaboré con columnas más relacionadas a asuntos de pantalón largo que con futbol cancha. Como en la mayoría de mis antiguos trabajos, dejé algunos amigos y conocidos que se mantenían laborando ahí, lejos de muchas otras personas que competían por la nota todos los días y a todas horas para así demostrar que tenían las primicias del futbol y que, para conseguirlas, realizaban cosas que muy pocos se imaginan. Yo también me las arreglaba para obtener la información que requería, pero eran muy pocas personas las que estaban interesadas en ese tipo de notas, ya que, para tener una investigación, no solo necesitas una buena primicia, requieres tener muchas primicias, información que muchas veces puede ser confidencial, además de varias fuentes. Todo esto para conseguirlo, y siempre estaba en esa delgada línea entre lo legal y lo ilegal, lo ético y lo inmoral.

Al estar ahí, recordé lo emocionante que es laborar en un periódico, aunque nunca estuve de planta. Algunas veces permanecí ahí por meses cuando estaba detallando alguna investigación, dándole los últimos toques, y enriqueciéndola con aportaciones de colegas. Estuve dos horas y media cuando me di cuenta que eran las 4:00 p. m. y me tenía que dirigir al punto de reunión con Martín Montemayor.

Al adentrarme en la colonia en donde estaba la propiedad, me di cuenta que no era como la gran mayoría en la ciudad. Era exclusiva, en donde se podían observar casas inteligentes de gran tamaño, con automóviles autónomos de lujo en las cocheras. Cuando llegué a mi destino, mediante un servicio de transporte sin chofer, recibí el cargo por el servicio a mi pulsera y me dirigí a la puerta para avisar de mi llegada. Me recibió Martín, y nos adentramos a la espectacular casa hasta llegar a un espacio privado, el cual se utilizaba como sala de juntas. En cuanto entré pude observar que, en la reunión, no estaríamos únicamente nosotros dos. Eran cuatro personas más, las cuales sus caras me eran familiares. Saludé a todos presentándome, y tomé asiento en donde Martín me indicó.

—Buenas tardes, Daniel. Antes que nada, permíteme agradecerte en nombre de todos nosotros el que hayas podido acudir a esta reunión de forma urgente. Te presento a las personas que te comenté hace unos días. Tenemos acuerdos comerciales dentro de la federación. Son presidentes de sus compañías y están todos relacionados con tecnología, logística e infraestructura.

—Mucho gusto a todos —les dije.

—La intención de esta reunión —retomó Martín—, después de platicarlo, es hacerte una propuesta. Sabemos que buscaste a directivos de las dos televisoras más grandes del país para presentarles algunas ideas que tienes de investigación sobre el nuevo Torneo Mundial de Ligas de Futbol. Te conocemos desde hace mucho tiempo y tenemos una muy buena idea de la calidad de tu trabajo y lo que logras obtener para tus investigaciones, de hecho, son tan buenas, que muchas veces nosotros mismos hemos tenido que frenar que se den a conocer al público, para ser sincero. Con esto no quiero decir que no reconocemos tu trabajo, al contrario, sabemos que eres una persona a la que siempre debemos de estar vigilando si queremos seguir sobreviviendo en este mundo del futbol. En resumidas cuentas, te conocemos mejor de lo que te imaginas, y es por eso que estas aquí.

—No me sorprende, señor Montemayor, que me diga que ustedes han puesto muchas veces obstáculos para poder transmitir mi trabajo, lo tengo documentado en las ocasiones que sucedió. Lo que me podría medianamente sorprender es que me diga que vigilan mi trabajo, y lo que me sorprende sobremanera es que pregunte, ¿qué hago aquí?

—Muy sencillo, Daniel. ¿Recuerdas la conversación que tuvimos el martes pasado en donde te comentaba que CONCACAF nos acaba de decir que quieren todo el pastel para ellos, que la confederación lo pague, y que no nos dejarán intervenir de forma local?

—Lo recuerdo, claro —respondí.

—Pues queremos que trabajes para nosotros e investigues de qué se trata todo esto. Mis socios y yo estamos de acuerdo, y porque reconocemos tu trabajo, sabemos que lo puedes realizar de forma profesional, para entonces nosotros entender de qué se trata y a dónde va todo esto. Como sabes, existen muchas lagunas dentro de este nuevo torneo, y nuestro país y confederación no tienen mucha voz dentro de la CONCACAF, por lo que requerimos hacerlo por nuestros propios medios. La propuesta es simple: nosotros aportamos los recursos para tu investigación, y tú nos ayudas a resolver las dudas que tenemos. Eso sí, dicha investigación no será para sacarla a la luz pública, a menos que nos convenga a nosotros y la pudiéramos utilizar para presionar a la CONCACAF, pero si no es así, esa investigación será propiedad nuestra.

En términos generales, la propuesta estaba en la mesa, y lo único que faltaba era que la aceptara o rechazara. Era un tema que estaba un poco en contra de mis principios e ideales, ya que era, simplemente, ejercer un trabajo de investigación por dinero. Ejecuto un trabajo, lo documento, lo entrego y me pagan. Me faltaba esa parte en donde todo mi trabajo lo diera a conocer a la gente, y ahí era en donde me conflictuaba. La paga no sería nada mala, de hecho, era muy buena, por lo que accedí con una condición. Haría todo el trabajo relacionado al tema de los intereses de la CONCACAF en cuanto a los proveedores de tecnología e infraestructura, pero si en el camino encontraba asuntos de otra índole, podría documentarlos, y esos sí sacarlos a la luz pública de forma personal, jamás diciendo que fue pagado por tal o cual persona.

Todo lo anterior estuvo redactado en un contrato en un par de horas, para después proceder a firmarlo por todas las partes, por lo que tenía una investigación que iniciar, y necesitaba prepararme para salir de casa unas cuantas semanas o meses.

2048: El juego final

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