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3. Lunes 23 de julio de 2046

Como antecedente, señalaré que nací en la tercera ciudad más importante de mi país, económicamente hablando. Mi padre, un técnico en electrónica, serio y enérgico cuando se requería. Mi madre, educadora de profesión, agradable, aunque también de carácter fuerte. Después de poco menos de dos años nació mi hermano, y siete años después mi hermana. Estudiamos los tres en escuelas públicas de gobierno, ya que fuimos una familia de clase media. Inicié mi oficio de reportero desde los dieciséis años trabajando en una página de noticias deportivas en mi ciudad natal. Después estuve en algunas cadenas de televisión en la región, luego nacional y finalmente decidí que lo que me apasionaba en mi ramo era la investigación relacionada siempre a temas que tuvieran que ver con el futbol; aunque la verdad es que no tuve mucha suerte, ya que los temas que investigaba a fondo eran muy peligrosos y desenmascaraban organizaciones, clubes, personas muy poderosas, y mis notas eran desechadas en las cadenas donde laboraba por conveniencia, corrupción, y demás. Finalmente, muchos de mis colegas me invitaban a crear mi propio espacio para dar a conocer dichas investigaciones, pero nunca me aventuré a hacerlo por el temor de no contar con el respaldo de algo más que mi pluma, mi investigación y mi verdad.

Era lunes, un día después de la noticia que dejó asombrado al mundo del futbol, y me reuní con un par de colegas para comentar sobre este tema que estaba en boca de todos. Se lanzaban muchas preguntas del tipo: ¿Cómo podrán montar dicha infraestructura tan rápido en los estadios? ¿Qué estadios serán los seleccionados y en qué países? ¿Qué pasa con los jugadores que, en un momento, juegan en determinada liga, y en el Torneo Mundial de Ligas de Futbol ya juegan en otras? ¿Cuál será el formato de las eliminatorias y cuando inician? Entre otras más.

Obviamente para mí y muchas personas en el medio del futbol era una nota que debíamos cubrir para poder contestar todas las preguntas que se tenían e informarle al público sobre esto, pero, por mi parte, mis preguntas eran otras: ¿A quién se le ocurrió este torneo? ¿Ya no existía tanto interés en la Copa del Mundo que deciden crear otra? ¿Es por dinero? ¿Cómo determinaron el número de equipos? Y la pregunta que más me llamaba la atención era: ¿Qué ganan las confederaciones de África, Asia, Oceanía, América del Norte y Centroamérica? Ya que, seguramente, no tendrán representativos en la justa por el poder que tienen las otras dos confederaciones (CONCACAF y CONCACAF).

Era algo que me llamaba mucho la atención y que tenía que investigar, pero requería buscar los medios que me permitieran realizar dicha indagación. Para ese entonces, realizaba investigaciones comerciales interesantes para las cadenas televisivas (sin tener exclusividad alguna) que pudieran ser expuestas, que no dañaran a nadie, y que a mí me diera algo de dinero para poder seguir manteniéndome en conjunto con algún negocio que emprendí en mi adultez temprana. Nada para presumir, pero tampoco para avergonzarme.

Durante toda la semana, y hasta el domingo, estuve imaginando equipos compitiendo en ese formato de torneo en diferentes épocas: equipos que, en su mayoría jugaban en «La liga», como la Selección Española de 2010, que sumaría a Cristiano Ronaldo y Lionel Messi. Alemania, campeón de la Copa del Mundo 2014, no contaría con Mesut Özil, Lukas Podolski o Miroslav Klose, que jugaban en otras ligas y no la alemana, pero incluiría a Franck Ribéry, Arjen Robben, Thiago Alcántara, Xherdan Shaqiri, Mario Mandžukić o Claudio Pizarro. Y, por otro lado, estaba el caso de Argentina, de 1986, que no contaría con Diego Armando Maradona, Jorge Valdano, Daniel Passarella o Jorge Burruchaga; o el caso de Brasil, de 1994, sin la presencia de Romario, Bebeto, Dunga o Cláudio Taffarel.

2048: El juego final

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