Читать книгу 2048: El juego final - Guillermo A. González - Страница 6
Оглавление2. Dos años antes
Una semana después de ver cómo se proclamaba campeona del mundo aquella selección plagada de estrellas en el Campeonato Mundial de Futbol 2046, a mis cincuenta años de edad, recibo la noticia de que el presidente de la Federación Internacional de Futbol Asociación (CONCACAF, por sus siglas), en rueda de prensa desde su sede en Zúrich, Suiza, establece formalmente lo que pretende ser el nuevo Torneo Mundial de Ligas de Futbol avalado por dicho organismo. Un torneo mundial diferente al que cada cuatro años nos entretiene y mantiene al filo de la butaca o, en su defecto, de la televisión, por un mes aproximadamente.
Escucho que los dirigentes de todas las confederaciones habían sostenido múltiples reuniones para conversar sobre la viabilidad de un torneo diferente a los antes vistos. La idea era que el representativo de cada país estaría conformado única y exclusivamente por jugadores que militan en equipos de sus respectivas ligas, independientemente de la nacionalidad que tuvieran. Por tanto, España estaría conformada por una selección de jugadores y cuerpo técnico registrados y con actividad en equipos de «La Liga», como Inglaterra, de la «Premier Ligue», o Alemania, de la «Bundesliga», por mencionar algunos ejemplos.
Las confederaciones se promulgaban por dicho torneo para innovar, aunque también eran conscientes que algunas de ellas lo más probable era que no tuvieran representación por el bajo nivel futbolístico en sus países, ya que se había acordado que participaría exclusivamente la elite de las ligas en el mundo. La cantidad de equipos para el torneo sería de dieciséis, ya que estaban de acuerdo que sería un tanto experimental, y acordaron iniciar con pocos equipos para, al final de este, evaluar su aceptación y resultados.
Dentro de las confederaciones más entusiastas, se encontraban, por supuesto, la CONCACAF (Europa) y la CONCACAF (América del Sur), que tienen las ligas más poderosas. Entre las que pelearían por meter a algún representativo dentro de los dieciséis equipos estaban CONCACAF (América del Norte, Centroamérica y el Caribe) y la CONCACAF (Confederación Asiática de Futbol). Finalmente, las que eran muy probable que no participaran eran la CONCACAF (África) y la CONCACAF (Oceanía).
Por supuesto, todos los países afiliados a la CONCACAF tendrían oportunidad de participar, iniciando por las eliminatorias en cada confederación, pero, finalmente, los mejores dieciséis países serían los invitados a la justa, no importando que alguna confederación se quedara sin representante.
El formato sería de lo más sencillo: dieciséis equipos divididos en cuatro grupos. Cada equipo jugaría contra los otros tres de su mismo grupo, y los que quedaran en primero y segundo lugar de cada uno, pasarían a los cuartos de final, dejando ocho equipos. Posterior a ello, se realizarían partidos directos, y si ganas, continúas a semifinales, y así hasta la gran final.
La innovadora justa se llevaría a cabo en un país a definir por sorteo el día uno de septiembre. Señalaban que no era prioridad definir dicho país con tanta anticipación debido a que la CONCACAF lo único que requería era un solo estadio con la mejor infraestructura tecnológica, y nada más. Por otro lado, los aficionados no requerirían viajar a apoyar a su selección, dado que los partidos serían a puerta cerrada, pero con esto no quiere decir que no estarían presentes. Sonaba extraño, pero, a continuación, describo la asombrosa noticia que tenía la CONCACAF para el mundo. Al mismo tiempo que se efectuaran cada uno de los partidos a puerta cerrada en el país sede por definir (ya que el campeonato era experimental y no querían tener público en vivo que pudiera tener injerencia negativa en los encuentros) se trasmitirían los partidos en estadios de todas partes del mundo mediante avanzada tecnología de reproducción en vivo en forma de holograma, por lo que, si tú deseabas apoyar a tu país, a algún otro, o simplemente querías presenciar un partido de élite, lo único que debes hacer es comprar un boleto para el estadio más cercano que cuente con dicha tecnología, y así poder contemplarlo «en vivo». Por otro lado, cada proveedor tecnológico seleccionado será el responsable de proveer en cada uno de los estadios lo necesario para dichas transmisiones.
Para muchos de nosotros esto no tenía sentido, o, mejor dicho, no lográbamos imaginar lo que acababan de darnos a conocer. En algún lugar del mundo se estaría disputando un partido a puerta cerrada y la gente lo podría contemplar en un estadio próximo a su localidad, con las gradas llenas y el mismo ambiente, como si estuvieran presenciándolo en vivo.