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17. Lunes 1 de octubre de 2046

El lunes bajamos de nuestras habitaciones al restaurante para desayunar en el mismo hotel, y David me preguntó si quería que me acompañara a la reunión de ese día o si prefería que me esperara. Le comenté que ese día no tenía problema alguno, ya que era una entrevista informal, pero que, en las otras dos, seguramente nos iban a solicitar la acreditación de prensa y solo tenía la mía, por lo que David aceptó. Además, me dijo que no quería entrometerse en mis asuntos, de manera que, mientras yo tenía las reuniones, él estaría paseando por ahí, agregando que de ninguna forma creyera que no le iba a contar con lujo de detalle todo lo que sucediera.

Se dio la hora de marcharme a mi reunión, la cual sería en la oficina del director general dentro del club, el cual quedaba a unos minutos del hotel. Nos presentamos y me dio un recorrido por la institución, mostrándome su palmarés, sobre todo los locales; me comentaba que era el equipo más ganador de Suiza, tanto de liga como de copa. Después de aquella explicación, nos sentamos a platicar.

—Espero que le haya gustado el recorrido. Así que, amigo, ¿en qué le puedo ayudar?

—Muchas gracias. Como le comentaba, vengo desde muy lejos a cubrir la nota del Torneo Mundial de Ligas de Futbol, ya que trabajo para la prensa. Aprovechando la amistad que tiene con Walter, me atreví a solicitarle esta reunión para, además de conocer su club, ver si me podría plasmar su impresión de dicho torneo. Además, estamos en donde todo sucede relacionado a la toma de decisiones de la CONCACAF, por lo que me gustaría ver si hay algo más que usted sepa para poder informarle de primera mano a la gente de mi país.

—Agradezco mucho el interés. Efectivamente, aquí se toman las principales decisiones de la CONCACAF, y normalmente se ven desfilar a importantes dirigentes del futbol a nivel mundial. De hecho, hace un mes exactamente, la ciudad parecía un fuerte. Fue el día en que se eligió la sede del torneo, y la seguridad en esta ciudad era extrema. Siempre que se reúnen para este tipo de cosas, el ambiente se vuelve muy tenso, y la verdad es que los ciudadanos preferimos no salir de casa a menos que sea muy necesario. Finalmente, esas reuniones no duran demasiado y después todo vuelve a la normalidad.

—Entiendo. ¿Cuál es su sentir con este novedoso torneo?

—Para ser sincero, no me lo esperaba. Creo que son varios puntos. Primero, yo veo, y se de buena fuente, que las finanzas de la CONCACAF son muy buenas, por lo que no creo que haya sido un tema monetario. Desde hace mucho tiempo es un negocio redondo. La gente, pase lo que pase, no deja de consumir futbol, a menos que suceda algo extraordinario de carácter mundial y que pare las ligas y torneos, como aquellas pandemias que sufrimos, una hace veintiséis años y la otra hace once. Si mal no recuerdo, paró el futbol aproximadamente cuatro o cinco meses, y después las ligas empezaron a jugar a puerta cerrada para finalizar cada una de ellas. Los torneos internacionales no se cancelaron, simplemente se pospusieron, y al cabo de casi ocho o diez meses todo volvió a la «nueva normalidad», como le llamaron en esos tiempos y que, en estos, todavía seguimos viviendo.

»Otro de los puntos que veo es que este torneo, en su primera edición, es mucho más limitativo que la Copa del Mundo, en donde existen más países y el interés es mucho más grande, aunque existan equipos que solo van por la anécdota y a recibir el dinero que les da la CONCACAF simplemente por calificarse y participar en la justa. Serán dieciséis equipos únicamente y sabemos que las potencias están aquí en Europa. América del Sur, que sería la segunda confederación a la que le veo posibilidad, no creo que tenga el nivel para pelear, porque, no nos confundamos, Argentina, Brasil, Chile, etcétera, tienen excelentes jugadores, pero la gran mayoría juegan en ligas europeas. No veo de qué forma puedan pelear contra estos monstruos de la liga alemana, española, inglesa, italiana, francesa, etcétera. Por ende, otras confederaciones seguramente quedarán fuera de este torneo. No es como la Copa del Mundo, en donde existe un número de equipos que participarán de cada una de las confederaciones para que, así, todas tengan representación, sin importar el nivel. Por ejemplo, ¿Oceanía qué posibilidad tendría en este nuevo torneo? —, me preguntó.

—Sin duda, ninguna.

—¿Y Asia, África y CONCACAF? La verdad eso no lo entiendo del todo. Es como si fuera un torneo CONCACAF de ligas en donde únicamente los ricos podrán participar.

—Eso parece —asentí—. Un punto adicional es el tema de la infraestructura y tecnología para transmitir el torneo. Hasta este momento, las federaciones de cada país no tienen idea del cómo se va a realizar esto. Se tienen muchas preguntas. ¿Cuántos estadios por país podrán tener la tecnología? ¿Es dependiendo a la capacidad del inmueble? ¿Qué requerimientos mínimos deben de tener? ¿Quién se hará cargo de la instalación de todo esto, la confederación, proveedor o los dos? Si es el proveedor, ¿tiene personal en todo el mundo? ¿Quiénes son los proveedores? ¿El precio de todo esto es igual o existirá mayor y menor calidad? ¿Cada confederación elegirá cuál tiene los recursos suficientes y así poder seleccionar el lugar? Creo que todo esto no ha sido aclarado y es muy importante hacerlo, estamos a menos de dos años de que inicie. ¿Tendrá información acerca de alguna fecha en la que platicarán las confederaciones con sus agremiados al respecto y resolver así las dudas? —pregunté.

—No está claro. De hecho, creo que es un tema difícil porque, hasta donde entiendo, las confederaciones no se ponían de acuerdo con el proceso de licitación sobre los proveedores. Esto que te comento son rumores que he escuchado en todo este tiempo. Seguramente para este momento ya deben de estar establecidas las reglas o están afinando los últimos detalles, pero no se tiene fecha para comunicarse con las federaciones de cada país.

—Claro, me imagino el nivel de negocio que debe de ser para la confederación que se quede con el servicio y, obviamente, para el proveedor o proveedores.

—Así es. Sabemos que no nada más el futbol y las televisoras serán el negocio de este torneo, quizás, esta vez, el negocio primordial será el tema de tecnología y ninguna confederación querrá soltarlo, a menos que, dentro de sus países, no lo ofrezcan.

—De acuerdo. ¿Algún otro punto que le inquiete con respecto a esto? ¿La selección de Sudáfrica como la sede, por ejemplo?

—En este caso, creo que pasa a segundo término por el formato del torneo. Lo único que se requería era un estadio al que se le pueda instalar toda la infraestructura tecnológica para poder transmitir como lo desean, y no le veo problema a dicho país.

»Como puede ver, mi estimado amigo, no sé cosas que la CONCACAF no haya comunicado. Lo que veo es que aún quedan muchas preguntas en el aire que, con el tiempo, se irán despejando. Déjeme su tarjeta y, si sé algo más, me comunico con usted. Siempre es un gusto platicar con alguien que sabe y le apasiona el futbol. El club Grasshopper siempre tendrá las puertas abiertas a reporteros como usted. Y, por favor, no deje de saludarme a mi amigo, el doctor Walter.

Al finalizar la reunión, me di cuenta que, más que una entrevista para tener información novedosa, simplemente fue anecdótica. Lo único que pude rescatar de esto fue la cuestión sobre la inconformidad de las confederaciones en el tema de la licitación de proveedores, y sabía, de antemano, que lo tenía que investigar más a fondo.

Al salir del club, llamé a David para preguntarle lo que estaba haciendo y si le gustaría que tomáramos el almuerzo juntos.

Al encontrarnos en el restaurante, me confirmó David que Walter nos alcanzaría y que lo esperáramos unos minutos. Poco tiempo después, Walter llegó y, como era de pensarlo, querían que les platicara todo lo que había acontecido en mi reunión, por lo que, mientras comíamos, les iba platicando lo amable que fue el director general, sobre el recorrido en el club, la entrevista que tuvimos, y estuvieron de acuerdo en que era muy interesante el tema de los proveedores y la forma en la cual fueron seleccionados. Al finalizar, Walter me comentó que, al siguiente día, existía la posibilidad de almorzar con otro de sus amigos, el delantero del equipo Basilea, ya que tenía el día libre en su club, y que, si me gustaría platicar con él, nos tendríamos que trasladar a su ciudad. Me platicó que tenía mucho que no lo veía y que podríamos aprovechar para que tuviera un poco de más información, aunque no sabía si fuera útil para mi investigación. Por supuesto que acepté después de consultarlo con David y, en ese momento, Walter realizó la videollamada para confirmar.

2048: El juego final

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