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12. Sábado 1 de septiembre de 2046

El día para realizar el sorteo que definiría cuál sería la sede del primer Torneo Mundial de Ligas de Futbol había llegado. En el recinto de la Federación Internacional de Futbol Asociación (CONCACAF) se habían congregado los presidentes de cada una de las federaciones que, en su conjunto, forman el organismo. El presidente dirigió unas palabras a su auditorio, recalcando que esta justa era sin precedentes por el nuevo formato de equipos que lo disputarían, así como por la innovación tecnológica y la cantidad de personas que podrían estar involucradas en cada uno de los treinta y un partidos:

• 24 partidos en fase de grupos

• 4 partidos en cuartos de final

• 2 partidos en semifinal

• 1 partido por el campeonato


Seis partidos por grupo, todos contra todos, es decir, veinticuatro partidos en total en fase de grupos.


Yo seguí la transmisión en vivo mientras la almacenaba en mi brazalete, porque no quería perder detalle de cada una de las reacciones que se suscitaran, y así iniciar con mi documentación. No sabía qué tan relevante era el evento para elegir la sede, pero como buen investigador, uno debe tener todo registrado para que, en cualquier momento que se requiera, tenerlo a la mano.

El evento continuó sin problemas. Presentaron a los jugadores top del momento (muchos de ellos de la selección campeona del mundial 2046 que había finalizado hace apenas unas semanas) para que se involucraran en la selección de bombos virtuales y, finalmente, tener al país sorteado.

El presidente de la CONCACAF anunció:

—Señoras y señores, la sede para el Torneo Mundial de Ligas de Futbol es… ¡Sudáfrica!

La gente comenzó a aplaudir, y la cara del presidente de la federación de Sudáfrica, la cual fue tomada inmediatamente por la televisión, mostraba una gran felicidad, porque sabía que sería el primer país en donde se llevaría a cabo aquel torneo, con todo lo que implicaba, y quedaría en los anales de la historia por esto.

Yo, en seguida, me remonté 36 años atrás, a la Copa del Mundo en Sudáfrica 2010. Aquel equipo de España que fascinó con su futbol exquisito de la mano de su entrenador Vicente del Bosque, y jugadores como Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Iker Casillas, David Villa, Sergio Ramos, Carles Puyol, entre otros. Era una máquina de hacer futbol, y finalizó su participación en esa justa mundialista con ese gol de Iniesta, ante casi 85 000 espectadores, dedicado a Dani Jarque (exfutbolista), fallecido casi un año atrás.

Los días subsiguientes me dediqué a estructurar mi plan de trabajo para presentarlo al señor Martín y patrocinadores. La idea inicial era conseguir una entrevista con alguna persona de las veinticuatro que conforman el comité ejecutivo de la CONCACAF (un presidente, siete vicepresidentes y dieciséis miembros). La confederación a la cual pertenece mi país estaba representada por un vicepresidente y un miembro en dicho comité, y aunque el vicepresidente no era oriundo de mi país, el miembro sí, su nombre era Carolina Orendain. No tenía contacto con dicha persona, pero nos conocíamos de vista por múltiples veces que coincidimos en eventos, tanto de forma nacional, cuando trabaja en la federación, como en justas del continente. Por otro lado, para no levantar sospechas, no podía pedirle el favor al señor Montemayor, por lo que tenía que arreglármelas solo. Finalmente, no importaba con qué miembro de comité ejecutivo pudiera platicar, siempre y cuando se abriera la primera puerta en Suiza, para, de ahí, buscar el siguiente escalón.

Mi trabajo siempre lo he comparado con escribir un libro. Debes de tener clara cuál será la finalidad del trabajo cuando esté completo, debes de tener presentes las ideas generales en las cuales dará vueltas tu historia, los recursos que quieres utilizar para conseguirlo, y una vez teniendo lo anterior, ir escalón por escalón descubriendo los lugares por donde te llevará la historia hacia su desenlace.

Para mi presentación del plan de trabajo con las personas que destinarían recursos para alcanzar su información, no podía realizar lo anterior. Tenía que plasmar que todo estaba calculado paso a paso y fecha por fecha, por lo que mucha de la información era un estimado de lo que podría suceder, pero sabiendo que, en cualquier momento, podría cambiar dicho plan según la información fuera fluyendo, personas que iba contactando, sus agendas, etcétera.

En resumidas cuentas, mi plan contaba con un cronograma en el cual señalaba las actividades a realizar con fechas aproximadas, además de las personas con las que, de acuerdo a mis contactos y a mi alcance, podría obtener citas, iniciando con Carolina Orendain, que suponía que, por ser compatriota, podría tener más posibilidades de conseguir alguna entrevista. La fecha para finalizar mi investigación y entregar los resultados no podía demorar demasiado, ya que la información la requerían para tomar las medidas correspondientes dentro de la federación de mi país como reacción al abuso que, comentaban, tenía la CONCACAF para con sus agremiados.

2048: El juego final

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