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16. Jueves 27 de septiembre de 2046

Hace dos días que nuestro viaje había comenzado. David y yo viajamos por Hyperloop desde nuestra ciudad al aeropuerto de la capital del país. De ahí volamos a Madrid y, posteriormente, a Zúrich. En total, fueron un poco más de 37 horas para llegar. Arribamos el 26 de septiembre a las 4:00 p. m. Descansamos lo que restaba del día en nuestro hotel para intentar acostumbrarnos al nuevo horario. El jueves nos levantamos temprano y fuimos a conocer la sede de la CONCACAF (por lo menos por fuera), e investigamos en donde se encontraba la ciudad de Nyon, en donde tiene su sede la CONCACAF. Paseamos por la ciudad, que en ese tiempo tenía un clima muy frío para nosotros, pero pudimos disfrutar de tan hermoso lugar antes de reunirnos con el amigo de David, Walter.

A la 1:00 p. m. nos encontramos con dicho amigo para almorzar en el centro de Zúrich. El idioma no era problema, ya que los tres hablábamos inglés, y si por alguna razón no entendíamos algo, nuestros brazaletes inteligentes hacían el trabajo de traducción en tiempo real.

—Querido amigo, nunca pensé que te volvería a ver —saludó David a Walter.

—Es un gusto volver a verte, David.

—Te presento a mi buen amigo Daniel.

—Mucho gusto, Daniel, mi nombre es Walter. Es un honor recibirlos en mi país.

Tomamos el almuerzo mientras David y Walter platicaban sobre aquel congreso en el que se conocieron, preguntando por el paradero de colegas que tenían en común, así como de las conversaciones que habían tenido después de ese encuentro y el bienestar de la familia de cada uno, siempre intentando no dejarme fuera de la conversación de forma educada.

—Me dice David que gran parte de este viaje es para que realices una investigación relacionada al Torneo Mundial de Ligas de Futbol —me dijo Walter.

—Correcto, Walter. Trabajo para la prensa en nuestro país, y vine a investigar un poco más, ya que tenemos muchas dudas —contesté sin ser específico en los temas por los que había venido.

—Me parece grandioso, y que mejor que con ese pretexto haya venido David, aunque, hasta donde entiendo, no es muy de su agrado el futbol.

—Así es, le sobraba algo de tiempo y fue el escaparate perfecto para viajar —apunté.

—Me da gusto. Y cuéntame, ¿qué tipo de noticias buscas? Porque venir desde tan lejos por una nota sobre el formato del torneo, fechas a disputarse y países que competirán… no me lo creo.

—De hecho, sí, he venido a entrevistarme con…

—Cuéntale, Dany. Walter es de confianza —interrumpió David

—¿Contarme qué? —cuestionó Walter.

—Bueno, la verdad es que, además de querer resolver las dudas respecto a lo que comentas, también tengo encomendada una tarea por parte de mis jefes, y otra por mi parte.

—¿Y se puede saber de qué se trata? —me cuestionó.

—Claro. En resumidas cuentas, la tarea que me encomendaron mis jefes es investigar acerca de la nueva infraestructura y tecnología para los estadios. Información relacionada con los proveedores, la logística, los costos, etcétera, ya que es un tema que no está bastante claro hasta para las mismas federaciones de cada país, pero que lo es, seguramente, para la CONCACAF y su comité ejecutivo. El otro tema, que va por mi cuenta, y siguiendo el formato a realizarse, quiero saber cuáles son los motivos o intereses de confederaciones como las de Oceanía, África y Asia, si, en el papel, no tendrían ningún representativo dentro de esta justa.

—Es muy interesante esto último, y no lo había pensado. Efectivamente, no creo que tengan alguna liga que se pueda meter entre las mejores dieciséis del mundo, y si me apuras un poco, ni la CONCACAF creo que tuviera oportunidad, sin ofender.

—No es ofensa, y lo entiendo, la liga mexicana y la CONCACAF de Estados Unidos seguramente lo intentarán, pero no sé si les alcance.

—Me encanta lo que tienes en puerta, aunque es mucho trabajo. Si te puedo apoyar en algo, avísame y con gusto. No es que esté familiarizado con los temas que investigarás, pero, al ser apasionado del futbol, tengo algunos amigos y/o pacientes que se encuentran ligados al deporte, como jugadores, exjugadores, algunos directivos, y hasta a algunas personas que trabajan en la CONCACAF.

—Eso estaría muy bien, te lo agradezco. No sé si en otra ocasión pudiéramos platicar sobre esto, cualquier cosa es de mucha ayuda.

—Claro que sí. Tengo que ir a resolver unos asuntos de trabajo, pero ¿qué les parece si más tarde paso por ustedes a su hotel, vamos a mi casa, les invito un trago, y seguimos platicando de esto?

—A mí me parece muy bien. David, ¿qué opinas? —le pregunté.

—Perfecto, por mí, encantado —contestó David.

—Entonces, a las 7:00 p. m. paso por ustedes.

Regresamos al hotel a tomar una siesta para estar listos a las 7:00 p. m. como habíamos acordado con Walter. Pasó por nosotros y nos dirigimos a su casa. Era una casa bastante confortable, en donde conocimos a su esposa y a sus dos hijos adolescentes. Tuvimos algunos problemas en la comunicación, ya que no hablaban inglés, pero como lo dije anteriormente, no era nada que nuestra pulsera inteligente no pudiera resolver. Sus atenciones fueron extraordinarias y habían preparado la cena para recibirnos. Platicamos sobre el increíble país en el que vivían, muy diferente al nuestro. La comida que nos sirvieron era exquisita en compañía de vino tinto. Una vez terminada la cena, pasamos a la sala de estar, Walter, David y yo, con nuestra respectiva bebida.

—Mientras atendía unos pendientes en mi consultorio —, me comentó Walter— me di a la tarea de hacer una lista de las personas que pudieran ser de interés para ti. No son muchas personas, pero si lo crees conveniente, podría hacer unas llamadas para que platiquen y aproveches el tiempo antes de tus entrevistas pactadas. La mayoría son pacientes, pero con el tiempo, con más de alguno he formado una amistad. Dentro de esta lista, las personas con las que tengo más confianza son el goleador del Basilea en los últimos años, el entrenador del Grasshopper, equipo de aquí de Zúrich, y dos jugadores del Young Boys. En cuanto a los dirigentes, conozco a buena parte de la directiva del mismo Grasshopper, de Zúrich, y del Lucerna, que está a máximo treinta minutos de aquí en Hyperloop. Los he atendido por muchos años, y hasta, en algún momento, me ofrecieron ser el médico del equipo, pero lo pensé bien y no me sentía cómodo viajando todo el tiempo y estando disponible al cien por ciento para los jugadores, por lo que me negué, pero sin dejar la amistad. Revísalo, investiga, piénsalo, y si decides que es buena idea tener una charla con alguno de ellos, me avisas para hacer la cita. Estoy seguro de que, con gusto, te recibirán, Daniel.

Walter me había hecho una oferta que no podía desaprovechar y necesitaba pensarlo muy bien para no desperdiciar la oportunidad. Fue lo que hice aquella noche después de que nos dejaran en nuestro hotel. Sería muy interesante hablar con los jugadores de los equipos o con el entrenador del equipo más ganador de ligas en Suiza, pero, sin duda, lo conveniente para mi investigación sería conversar con algún directivo. Vi que dentro de sus conocidos se encontraba el director general del equipo de Zúrich, por lo que fue el elegido.

Temprano, al día siguiente, le dije a David si me ayudaba a contactar a Walter para decirle si me podría ayudar a tener una reunión con el director general del Grasshopper, aprovechándome de su amabilidad. Nos comentó Walter que podría ser el día lunes primero de octubre, ya que, el fin de semana, acompañaría al equipo en su partido de visitante para tratar algunos temas comerciales, por lo que acepté.

El fin de semana, David me convenció de aprovechar el tiempo para recorrer la ciudad y así visitar algunos destinos turísticos, como Lucerna, con su gran monumento al León tallado en roca, y Berna, con su catedral del siglo CONCACAF y su campanario impresionante, dentro de muchas otras cosas. Fue maravillosa la experiencia, aunque, entre destino y destino, me ponía en contacto con algunos colegas, revisaba la lista de contactos que me habían dado en mi país, preparaba algunas preguntas para las tres reuniones que ya tenía agendadas, y demás. Tenía mucho tiempo que no visitaba algún destino por trabajo y me tomaba un par de días para disfrutar, convivir y conocer. Fue mágico.

2048: El juego final

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