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LA COLONIA DE PUNTA ARENAS
ОглавлениеTras la toma de posesión en la punta Santa Ana de “los estrechos de Magallanes y su territorio en nombre de la República de Chile” el 21 de septiembre de 1843 por el capitán Juan Williams, el teniente Manuel González, el piloto norteamericano Jorge Mabon, el naturalista prusiano Bernardo Philippi y el sargento Eusebio Pizarro, a mediados de octubre se inició la construcción de un pequeño fortín, labor que concluyó a principios de noviembre. La elección del lugar, justificada tal vez desde el punto de vista militar, fue desafortunada para el asentamiento permanente de una colonia por la mala calidad del suelo, la violencia de los vientos que la azotaban, la falta de agua y la distancia del bosque maderable319. El fortín fue entregado al teniente González, quien fue nombrado gobernador provisorio, con 10 personas más, dos mujeres entre ellas. De esta modestísima envergadura fue, pues, el primer establecimiento chileno en el estrecho320. A principios de febrero de 1844 fondeó la goleta Voladora, con el sargento mayor Pedro Silva, nombrado gobernador en propiedad por Domingo Espiñeira, intendente de Chiloé, más un capellán, soldados, algunos con sus mujeres, un carpintero y un herrero. La nave conducía, además, alimentos, plantas, semillas y animales. El gobernador Silva, que se dedicó a ampliar el fortín con nuevas construcciones, fue sustituido a fines de junio por el sargento mayor Justo de la Rivera, designado por el gobierno, a quien acompañaron un médico, oficiales y voluntarios, así como pertrechos y animales. El incremento de los habitantes del fortín obligó a nuevas ampliaciones del recinto. Desde los primeros momentos de la ocupación los gobernadores recibieron las visitas de grupos de indígenas tehuelches o aónikenk, a los cuales era necesario halagar tanto para mantenerlos alejados de la influencia de las autoridades argentinas de Río Negro, como para obtener de ellos carne de guanaco y hacer frente así a las serias privaciones de alimentos que sufrían los colonos. En 1845 se hizo cargo del fuerte el ex gobernador Pedro Silva, quien, como su antecesor, consideraba muy improbable su subsistencia por la precariedad en que se desenvolvía. La llegada de un nuevo gobernador en 1847, el sargento mayor José Santos Mardones, significó un cambio radical en la viabilidad del establecimiento. Coincidiendo con sus antecesores en la imposibilidad de asegurar su permanencia en el lugar en que se encontraba, después de un numeroso intercambio de informes con las autoridades, y obviando las trabas burocráticas, dispuso, sin la autorización del gobierno, y por cierto sin su ayuda, el traslado de la colonia a una lugar más apto, previamente explorado, Sandy Point o Punta de Arena, Punta Arena y finalmente, Punta Arenas, a la vera del Río del Carbón, el cual se completó, con enormes esfuerzos, en diciembre de 1848321. Al concluir el año 1849 habitaban 139 personas en la colonia, que a fines de 1851 y con un nuevo gobernador, el capitán de fragata Benjamín Muñoz Gamero, superaban las 400 almas.
Al debilísimo apoyo dado por el gobierno a la colonia, que se tradujo en la carencia de elementos esenciales para la vida de sus pobladores, se agregó una determinación que tuvo lamentables consecuencias: su conversión, desde antes de 1847, en lugar de relegación para reos de delitos comunes, militares y políticos. El peligro que significaba esa política era evidente, y así lo subrayó Muñoz Gamero al gobierno:
No cumpliría con mi deber, Señor, si dejase de hacer presente a VS. lo sumamente perjudicial que es la remisión a este punto de hombres manchados con los crímenes más atroces, como son no solo varios de los que han venido ahora, sino muchos de los que de antemano existían. Los asesinos y ladrones no son a mi juicio la clase de personas que deben componer la población de un lugar en donde, más que en ningún otro, debería consultarse la moralidad de sus habitantes, y sin duda que la existencia de semejantes individuos en Magallanes no es el resorte más favorable que podía haberse tocado para atraer a los buques extranjeros a preferir el paso del Estrecho al Cabo de Hornos. […] Por las razones expuestas no se le ocultará a VS. cuán necesario es que en lo sucesivo no se envíen aquí hombres de esa clase, y que sería de la mayor conveniencia el retirar los que ya se han mandado322.
Que los temores del gobernador eran plenamente justificados lo probó el motín iniciado el 21 de noviembre de 1851 por el teniente Miguel José Cambiazo, que significó no solo el asesinato de Muñoz Gamero, del capellán fray Gregorio Acuña, de algunos extranjeros pertenecientes a dos naves, una inglesa y otra norteamericana, y de algunos indígenas, sino el saqueo y la destrucción de la colonia. Dos acometidas de los indígenas completaron la ruina y el abandono de Punta Arenas hacia abril de 1852323.
No obstante la opinión generalizada en Santiago de que se debía abandonar el intento colonizador en Magallanes, el gobierno de Montt encargó la repoblación a Bernardo Philippi, conocedor de la zona y cuya notable labor en Valdivia y Llanquihue había sido calificada positivamente. Philippi logró interesar a un pequeño grupo de alemanes de Valdivia para que se trasladaran a Magallanes, entre ellos el pintor Carl Alexander Simon, y con algunos soldados y artesanos recogidos en Ancud formó el contingente repoblador que a bordo de la barca Infatigable, al mando del teniente Juan Williams Rebolledo, hijo del que había tomado posesión del estrecho, fondeó el 18 de agosto de 1852 en Punta Arenas. Iniciados los trabajos de reconstrucción y reanudados lo contactos con los indígenas, Philippi dejó al mando de la colonia al capitán José Gabriel Salas y se dirigió hacia el interior, precedido por el pintor Simon, para visitar a los tehuelches. Pero Philippi y su auxiliar, el capataz Enrique Villa, fueron asesinados, según se supuso, por algunos indios que los acompañaban, probablemente con la complicidad de los tehuelches. Igual suerte corrió Simon.
Un decreto de 8 de julio de 1853 convirtió a Magallanes en Territorio de Colonización, con dependencia directa del Presidente de la República a través del Ministerio del Interior. El nuevo gobernador, además de civil, era extranjero, el danés y profesor de ciencias naturales Jorge Cristián Schythe, quien se hizo cargo de sus funciones el 15 de agosto de 1853. Su larga gestión de más de 11 años, marcada por el empeño en la construcción, en las labores agrícolas y en la crianza de animales —recomendó, por ejemplo, la crianza de ovejas—, intentó, sin éxito, “moralizar” a los habitantes. Las normas de conducta pública que impuso, absolutamente comprensibles desde la óptica de un europeo culto, pero bien ajenas a las modalidades de la vida fronteriza, unidas a las duras sanciones a los transgresores, pronto le enajenaron la voluntad de sus gobernados. Pero a los abusos y a los maltratos de palabra y obra que se le imputaban se agregaron otros cargos, siendo el principal de ellos su participación en el comercio de licores, en especial con los tehuelches324. Sustituido a mediados de 1866 por Damián Riobó, el breve gobierno de este quedó marcado por sus diferencias con el jefe castrense, el teniente Maximiano Benavides. Su sucesor, el capitán de corbeta Oscar Viel, a cargo de la colonia entre 1868 y 1874, le imprimió un profundo giro al desarrollo de esta, gracias a sus cualidades personales y a las facilidades otorgadas a la colonización por un decreto de 2 de diciembre de 1867. De gran importancia fue, asimismo, el acuerdo alcanzado en 1865 entre el gobierno chileno y la Pacific Steam Navigation Company para establecer una línea de vapores entre Europa y la costa del Pacífico. Pero antes de que estuvieran terminados los cuatro buques de hélice que la empresa mandó construir para tal propósito, en mayo de 1868 zarpó de Valparaíso el vapor de ruedas Pacific con destino a Liverpool y con varias escalas, entre ellas Punta Arenas. Decretos de 13 de julio y 21 de septiembre convirtieron a la colonia en puerto menor y en puerto libre. Esto habría de facilitar el comercio, la recalada de naves y la llegada de inmigrantes325.
Arribó el nuevo gobernador trayendo en el vapor Arauco, además de algunos presos, a familias procedentes de Aconcagua y a un contingente mayor de chilotes reclutado en Ancud. Viel se formó una mala impresión del plano urbano de Punta Arenas, hasta ese momento un modesto conjunto de calles estrechas y tortuosas. Procedió, entonces, a intentar su reforma. Trazó la plaza principal, de 100 metros por lado, a la que denominó Muñoz Gamero, y de ella hizo salir calles de 20 metros de ancho, que formaron manzanas de una hectárea de extensión. Cada manzana fue dividida en 10 sitios de igual tamaño, reservándose las cuatro laterales de la plaza para los edificios fiscales. Este grupo de manzanas fue rodeado por tres avenidas de 50 metros de ancho, después de las cuales se consultó la delineación de nuevas manzanas. Tras hacer entrega gratuita de terrenos a los solicitantes, dispuso el cierre de ellos, lo que permitió limpiar los espacios reservados para las calles326. Hacia 1870 Punta Arenas contaba con 150 casas, todas de madera327.
Contribuyó al desenvolvimiento de la colonia el creciente comercio de pieles y plumas con los tehuelches, la producción de madera —a partir de 1875 se instalaron aserraderos de vapor en Río de los Ciervos y Leñadura por cuenta de Cruz Daniel Ramírez en sociedad con Guillermo Bloom y Enrique Reynard328— y la caza del lobo de dos pelos, en el que comenzó a destacar un portugués, José Nogueira. En 1869 el lavado de arenas auríferas en el río del Carbón o de las Minas interesó a muchos habitantes de la colonia, y el descubrimiento de algunas pepas de oro de buen tamaño indujo a Viel a considerar la introducción de máquinas para lavar la arena, proyecto que no fructificó. Tan importante como lo anterior fue la incorporación a la colonia de un número cada vez mayor de inmigrantes, despachados algunos desde Buenos Aires por el ministro Guillermo Blest Gana, y otros llegados en forma espontánea. Un contingente de suizos contratados por el gobernador Viel con Alberto Conus comenzó a arribar en diversos grupos desde abril de 1876329. Con los primeros inmigrantes suizos Viel formó la Colonia Presidente Errázuriz en Agua Fresca, al sur de Punta Arenas.
El 8 de octubre de 1874 Viel fue sustituido en su cargo por el sargento mayor Diego Dublé Almeida, quien a fines de 1876 llevó desde las islas Falkland 300 ovejas, base del espectacular desarrollo ganadero de la región. Preocupado, al igual que el ex gobernador Schythe, de “moralizar” a una población en que eran habituales la embriaguez, el juego y las riñas, dictó un reglamento de policía a comienzos de 1875 que castigaba con multas o privación de la libertad las infracciones a aquel. El desafecto que con ello se ganó el gobernador Dublé se acentuó por sus disputas con el capellán Mateo Matulski. En un ambiente cargado de tensiones se produjo en la madrugada del 12 de noviembre de 1877 el motín de la compañía del regimiento de Artillería de Línea que desde 1876 había reemplazado a la compañía de la Brigada de Artillería de Marina. El “motín de los artilleros”, como es conocido el sangriento alzamiento, llevó una vez más la muerte y la destrucción a Punta Arenas. Del nuevo desastre el pueblo comenzó a recuperarse con la reconstrucción de casas y almacenes, bajo la administración del sargento mayor Carlos Wood, nombrado gobernador en febrero de 1878330. Una de las primeras medidas de este fue levantar un censo de la población, que registró mil 95 habitantes, de los cuales 257 eran extranjeros, signo inequívoco de que, a pesar de tamañas desgracias, la consolidación de Punta Arenas era definitiva.
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93Sobre la pobreza de Coquimbo en el primer tercio del siglo XIX, Jorge Pinto Rodríguez, La Serena colonial. La ciudad y sus valles hace dos siglos, Ediciones Universidad de Valparaíso, Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, 1983, pp. 89-90.
94Diego Milos Sotomayor, Misión moral. Misión política. Franciscanos en la Araucanía. 1843-1870, Publicaciones del Archivo Franciscano, Santiago, 2007, II, p. 13. Para la labor evangelizadora en Valdivia, dependiente hasta 1848 del Colegio de Chillán, vid. María Pía Poblete S., Misiones franciscanas en Valdivia. Cartas de Fray Antonio Hernández Calzada (1823-1844), Publicaciones del Archivo Franciscano, Santiago, 2007.
95Sergio Villalobos R., La vida fronteriza en Chile, Editorial Mapfre S.A., Madrid, 1992, p. 403.
96Marco Antonio León León, Chiloé en el siglo XIX. Historia y vida cotidiana de un mundo insular, Ediciones Universitarias de Valparaíso, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Santiago, 2015, pp. 35-39.
97Comité de Defensa y Adelanto Regional de Puerto Montt, Libro de la provincia de Llanquihue, Imprenta y Editorial San Francisco, Padre Las Casas, 1943, p. 73.
98León León, op. cit., p. 31.
99Mateo Martinić, Historia de la región magallánica, I, Universidad de Magallanes, Santiago, 1992, pp. 394-429.
100Sergio Grez Toso, De la “regeneración del pueblo” a la huelga general. Génesis y evolución histórica del movimiento popular en Chile (1810-1890), Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Santiago, 1997, p. 79.
101Charles Darwin, Viaje de Valparaíso a Copiapó, edición bilingüe por David Yudilevich, Editorial Universitaria, Santiago, 2007, p. 56.
102Fernando Purcell Torretti, “Una aproximación a las diversiones populares en el Norte Chico: las chinganas en Copiapó, 1850-1860”, en RChHG, 164, 1998, p. 129.
103Grez Toso, op. cit., p. 80.
104Benjamín Vicuña Mackenna, El libro del cobre i del carbón de piedra en Chile, Imprenta Cervantes, Santiago, 1883, pp. 152-153.
105Purcell, “Una aproximación”, en op. cit., pp. 137-138.
106Juan Galdames Galdames, “La Serena y su evolución urbana”, en RChHG, 132, 1964, pp. 170-171.
107Galdames, “La Serena”, en op. cit., p. 176.
108Examina este proceso Gabriel Salazar Vergara en Labradores, peones y proletarios. Formación y crisis de la sociedad popular chilena del siglo XIX, Ediciones Sur, Santiago, 1985, p. 47 y ss.
109ANH, NLS, 68, fs. 70, con datos importantes sobre los orígenes de Coquimbo.
110ANH, NLS, 70, fs. 26.
111William Ruschenberger, “Noticias de Chile, 1831-1832, por un Oficial de Marina de los EE. UU. de América”, en RChHG, 71, 1930, p. 143.
112La I. Municipalidad de Coquimbo contra Joaquín Edwards, 11 de junio de 1874, fs. 5. El expediente formaba parte de la biblioteca de Domingo Edwards Matte, y pasó a la propiedad de Alamiro de Ávila Martel.
113Obra nueva. El Fisco con Mac-Auliffe y Cía. y Joaquín Edwards, 22 de agosto de 1901, fs. 65. Propiedad de Alamiro de Ávila Martel.
114Eugenio Chouteau, Informe sobre la provincia de Coquimbo, Imprenta Nacional, Santiago, 1887, p. 15.
115Chouteau, op. cit., p. 208.
116Luis Valenzuela Enríquez, Mineros y Minería en una Región del Norte Chico. Ovalle, 1830-1880, LOM Ediciones, Santiago, 2000, pp. 31-33; Luis Riso Patrón, Diccionario Jeográfico de Chile, Santiago, 1924, p. 254.
117Guillermo Pizarro Vega, “Inmigración extranjera registrada en la parroquia San Vicente Ferrer de la ciudad de Ovalle desde mediados del s. XIX a principios del s. XX”, en REH, 40, Santiago, 1996-1997, pp. 161-179.
118Guillermo Pizarro Vega, “Extranjeros de origen europeo y norteamericano que vinculan con familias limarinas en el área de la antigua viceparroquia del mineral de Tamaya a mediados del siglo XIX”, en REH, 40, Santiago, 1996-1997, pp. 237-246.
119Para el peso de la presencia de anglosajones en Coquimbo, vid., Patricio Campos Ríos, “Libro de matrimonios de disidentes de la parroquia del Señor San Pedro del puerto de Coquimbo (1864-1927)”, en REH, 42, Santiago, 2000-2001, pp. 215-229.
120ANH, AJLS, leg. 127, pza. 11 y leg. 24, pza. 5.
121Un norteamericano, John F. Coffin, detenido por los realistas en Talcahuano entre 1817 y 1819, dejó unos interesantes recuerdos, con agudas observaciones sobre la sociedad de Concepción. Apuntó en su obra que “el orgullo de familia más grande de los descendientes de los antiguos españoles consiste en haber conservado la piel en toda su pureza y sin mezcla de sangre india”, en J. F. Coffin, Diario de un Joven Norteamericano Detenido en Chile Durante el Periodo Revolucionario de 1817-1819, Editorial Francisco de Aguirre, Buenos Aires, 1967, p. 110.
122C. E. Bladh, La República de Chile, 1821-1828, Imprenta Universitaria, Santiago, s.f., pp. 47-48.
123Luz María Méndez Beltrán, La exportación minera en Chile 1800-1840. Un estudio de historia económica y social en la transición de la Colonia a la República, Editorial Universitaria, Santiago, 2004, p. 172.
124Juan E. Berrios Barth, “Extranjeros llegados a La Serena en el siglo pasado (3a parte), en REH, 37, 1993, pp. 275-276.
125Barrios Barth, “Extranjeros llegados a La Serena en el siglo pasado (4a. Parte)”, en REH, 40, 1996-1997, pp. 247-248.
126Barrios Barth, “Extranjeros llegados a La Serena… (4a. Parte)”, en REH, 40, 1996-1997, pp. 250-252.
127ANS, NLS, vol. 73, fs. 530.
128J. Luis Coo Lyon, “Familias extranjeras en Valparaíso en el siglo XIX” (Primera parte), en REH, 15, 1968-1969, pp. 51-53.
129Barrios Barth, “Extranjeros llegados a La Serena… (4a Parte), en REH, 40, 1996-1997, pp. 259-260.
130APLS, Lib. 3o. Mat., fs. 126. Sobre las actividades mineras de Piñera, ANS, NLS, vol. 73, fs. 87.
131ANH, ANLS, vol. 73, fs. 535 v. Dote en ANH, ANLS, vol. 73, fs. 519. En el estudio de Patricio Legarraga Raddatz, “Piñera: familia de Sebastián Piñera, Presidente de Chile”, en REH, 54, 2012, pp. 7-119, no se hace referencia a Ventura Piñera.
132ANS, ANLS, vol. 71, fs. 110.
133Luz María Méndez, “Los mineros de la región de Aconcagua. Familia y actividades económicas, 1818-1840”, en RChHG, 168, 2004-2005, pp. 29-30.
134Juan Barrios Barth, “Munizaga. Varonía del conquistador Juan Bautista Pastene”, en REH, 24, 1979, p. 50; ANS. NLS, vol. 69, fs. 117. Muerto en 1846, Juan Miguel Munizaga dejó una fortuna estimada en 700 mil pesos; antecedentes sobre sus bienes y sus negocios, los préstamos entre ellos, en Horacio Aránguiz Donoso, “Notas para el estudio de algunos hacendados, mineros y comerciantes serenenses. Siglos XVI al XIX”, en BAChH, 103, 1993, pp. 219-221.
135ANS, NLS, vol. 73, fs. 535 v.
136Barrios Barth, “Munizaga”, en op. cit., pp. 50-51; Juan Luis Espejo, Nobiliario de la Antigua Capitanía General de Chile, II, Santiago, 1921, p. 228.
137Juan Eduardo Barrios Barth, “El conquistador Francisco de Aguirre y su descendencia”, REH, 1, 1949, pp. 52-53.
138Valenzuela Enríquez, Mineros, pp. 73-77.
139Rafael Reyes Reyes, “El linaje de Lecaros”, en REH, 32, 1987, pp. 180-181.
140Coo Lyon, op. cit., Segunda parte, en REH, 19, 1974, pp. 22-23.
141René Millar Carvacho, Políticas y teorías monetarias en Chile, 1810-1925, Universidad Gabriela Mistral, Santiago, 1994, p. 64 y ss.
142Juan Eduardo Barrios Barth, “Vinculaciones familiares de extranjeros iberoamericanos con diocesanos del antiguo Obispado de La Serena”, REH, 23, 1978, p. 183.
143Barrios, “Vinculaciones”, cit., p. 167.
144Barrios, “Vinculaciones”, cit., p. 182.
145Barrios, “Extranjeros (1a. Parte)”, pp. 50-52.
146Barrios, “Vinculaciones”, cit., p. 179.
147Juan Eduardo Barrios, “Extranjeros llegados a La Serena durante el siglo pasado (4a. Parte)”, en REH, 40, Santiago, 1996-1997, pp. 247-280.
148Pedro Santos Martínez, op. cit., p. 317.
149Chouteau, op. cit., p. 19.
150Purcell, “Una aproximación”, en op. cit., p. 130.
151Luis Ortega Martínez y Pablo Rubio Apiolaza, “La guerra civil de 1859 y los límites de la modernización en Atacama y Coquimbo”, en RHSM, Año X, vol. 2, 2006, pp. 22-23.
152Ramón Subercaseaux, Memorias de ochenta años, I, Editorial Nascimento, Santiago, 1936, p. 224.
153Chouteau, op. cit., p. 25
154Chouteau, op. cit., p. 138.
155Chouteau, op. cit., p. 153.
156Valenzuela Enríquez, Mineros, pp. 79-82.
157Pilar Álamos Concha, Epistolario de Miguel Gallo Goyenechea, 1837-1869, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Santiago, 2007, p. 20, nota 29.
158Sobre los propósitos de Candelaria Goyenechea de Gallo de comprar tierras en la zona central, cfr. Miguel Gallo G. a Tomás Gallo G., Santiago, 19 de febrero de 1845, en Álamos Concha, op. cit., p. 121. Información sobre Requínoa en poder de la familia Gallo en Teresa Pereira, Hernán Rodríguez y Valeria Maino, Casas de campo chilenas. Desde el valle del Maipo hasta el valle del Maule (II), RE Producciones ltda., Santiago, 2005, pp. 68-69.
159Carlos J. Larraín, Las Condes, Editorial Nascimento, Santiago, 1952, p. 148.
160Pereira, Rodríguez y Maino, op. cit., Desde el valle de Elqui hasta el valle del Maipo (I), pp. 54-56.
161Pereira, Rodríguez y Maino, op. cit., I, p. 222.
162Pereira, Rodríguez y Maino, op. cit., II, pp. 128 y 172.
163Pereira, Rodríguez y Maino, op. cit., I, pp. 186 y 200.
164Juan Galdames, “Aspectos geográficos de la ciudad de Copiapó”, en RChHG, 134, 1966, p. 147.
165Purcell, “Una aproximación”, cit., en RChHG, 164, pp. 135-136.
166Valenzuela, Mineros, p. 39.
167Valenzuela, Mineros, p. 46.
168Chouteau, op. cit., p. 159.
169Valenzuela, Mineros, pp. 44-45.
170Chouteau, op. cit., p. 153.
171Oficio del intendente Manuel Carrera Pinto al ministro del Interior, 16 de enero de 1886, en ANH, MI, 1.382, s.f.
172ANH, MI, 1.382, s.f.
173ANH, MI, 1.382, s.f.
174Alberto Fagalde, Informe sobre los trabajos y estudios para mejorar la condición de los puertos chilenos, s.f y s.p.i, p. 7.
175Poeppig, op. cit., p. 78.
176Poeppig, op. cit., p. 69.
177Federico Walpole, “Visión de Valparaíso al finalizar la primera mitad del siglo XIX”, BAChH, 6, segundo semestre de 1935, p. 321.
178Walpole, op. cit., p. 322.
179Rafael Vargas Hidalgo, “Una aventura en Chile: Ida Reyer de Pfeiffer”, en BAChH, 103, 1993, p. 264.
180Walpole, op. cit., p. 340.
181Walpole, op. cit., p. 328.
182Juan Eduardo Vargas Cariola, “Aspectos de la vida privada de la clase alta de Valparaíso: la casa, la familia y el hogar entre 1830 y 1880”, en Historia, 32, 1999, pp. 620-623.
183Vargas Hidalgo, op. cit., p. 266.
184Francisco Antonio Pinto a Aníbal Pinto, Valparaíso, 4 y 11 de febrero de 1857, en AJAA.
185Rafael Vargas-Hidalgo, “Testimonio sobre Chile del naturalista Henry Nottidge Mosley (1844-1891)”, en RChHG, 164, 1998, p. 93.
186Gonzalo Cáceres Quiero y Francisco Sabatini Downey, “Suburbanización y segregación urbana en el Chile decimonónico: hipótesis sobre la formación histórica del Gran Valparaíso”, en Jaime Valenzuela Márquez (editor), Historias urbanas, p. 103; Juan Eduardo Vargas Cariola, “Aspectos de la vida privada de la clase alta de Valparaíso: la casa, la familia y el hogar entre 1830 y 1880”, en Historia, 32, 1999, pp. 620-627.
187Vargas Hidalgo, op. cit., p. 268.
188Recaredo S. Tornero, Chile Ilustrado. Guía descriptiva del territorio de Chile, de las capitales de provincia i de los puertos principales, Librerías y ajencias del Mercurio, Valparaíso, 1872, p. 215.
189Vargas Hidalgo, op. cit., p. 268.
190Recaredo S. Tornero, op. cit., p. 131.
191Poeppig, op. cit., p. 87.
192Viviana E. Conti, “Circulación de mercaderías y mercaderes por el espacio sur andino (1820-1850)”, en Teresa Pereira y Adolfo Ibáñez (eds.), La Circulación en el Mundo Andino, 1760-1860, Fundación Mario Góngora, Santiago, 2008, pp. 222-223.
193Benjamín Rojas y Pablo Reyes, “Testamentos de extranjeros en Valparaíso otorgados entre los años 1850 y 1899”, en REH, 26, 1981, pp. 119-147.
194Agard-Lavallé y Lavallé, op. cit., p. 79.
195Coo Lyon, op. cit., Primera parte en REH, 15, 1968-1969, pp. 37-84, y Segunda parte, REH, 19, 1974, pp. 13-37.
196Luz María Méndez Beltrán aborda esta materia en La exportación minera en Chile 1800-1840, ya citado.
197Conti, op. cit., pp. 229-230
198Pedro Santos Martínez, Mendoza durante la escisión nacional, 1852-1862, C.E.I.H.C., Mendoza, 2007, pp. 468-474.
199Grez Toso, op. cit., p. 89.
200Grez Toso, op. cit., p. 102.
201Grez Toso, op. cit., p. 106.
202Fernando Silva Vargas, “Formas de sociabilidad en una urbe portuaria: Valparaíso 1850-1910”, en BAChH, 117, enero-junio de 2008, p. 82.
203Vargas Hidalgo, op. cit., p. 265.
204Las cifras en Mamalakis, op. cit., p. 411 y ss.
205Francisco Antonio Pinto a Aníbal Pinto, Valparaíso, 18 de febrero de 1857, en AJAA.
206Cáceres y Sabatini, op. cit., pp. 109-113.
207Armando de Ramón, “Estudio de una periferia urbana: Santiago de Chile 1850-1900”, en Historia, 20, Santiago, 1985, p. 214.
208Regina Claro Tocornal, “A un siglo del terremoto de Valparaíso, 1906-2006”, en BAChH, 116, enero-junio 2007, p. 29.
209Los problemas en el uso de estos términos quedan de manifiesto en Sergio Villalobos, Origen y ascenso de la burguesía chilena, Editorial Universitaria, Santiago, 1987.
210J. Rafael Reyes Reyes, “El talaverano don Antonio García y Aro y su descendencia”, en REH, 30, 1985, pp. 212-213.
211Ibídem, p. 225 y ss.
212Manuel Torres Marín, “Miquel-1818 (Estudio genealógico preliminar)”, en REH, 34, 1989, pp. 285-294.
213Marcial Pedrero Leal, Zemita-Virgüin. Haciendas de Ñuble, Universidad de Concepción, Universidad del Biobío, Municipalidad de Ñiquén, 1999, p. 27.
214Juan E. Barrios Barth, “Algunos extranjeros llegados a La Serena y su jurisdicción durante el siglo pasado (Primera parte), en REH, 35, 1990, p. 15 y ss.
215J. Rafael Reyes R., “La Venerable Sierva de Dios doña Dorotea Chopitea de Serra y su familia”, en RHE 28, 1983, pp. 73-90.
216Eduardo Urrejola Montenegro, Los Urrejola de Concepción. Vascos, Realistas y Emprendedores, Centro de Estudios Bicentenario, Santiago, 2010, p. 117 y ss.
217Álvaro Castellón Covarrubias, “Echazarreta”, en REH 35, 1990, p. 124.
218Javier Barrientos Grandon, La Real Audiencia de Santiago de Chile (1605-1817). La institución y sus hombres, Fundación Histórica Tavera, 2000, pp. 704-705.
219Sergio Fernández Larraín. “Ruta hispanoamericana de los linajes de Blanco de Salcedo y Fernández de Tejada, en REH 17, 1972, pp.150-151;
220Juan Antonio García Sánchez, La Rioja y los riojanos en Chile (1818-1970), Instituto de Estudios Riojanos, Logroño, 2002, p. 36.
221Ibídem, p. 162.
222Ibídem, p. 164 y ss.
223García Sánchez, op. cit., pp. 41-43 y 66.
224Ingeborg Schwartzemberg de Schmalz, “Origen de algunas familias alemanas radicadas en Chile”, en REH, 15, 1968-1969, p. 98.
225Grez Toso, op. cit., pp. 140-143. Sobre el intento de limitar la movilidad de los sirvientes, Luis Alberto Romero, “Rotos y gañanes: trabajadores no calificados en Santiago (1850-1895)”, en CH, 8, diciembre 1988, pp. 65-66.
226Romero, “Rotos y gañanes”, op. cit., p. 39.
227Grez Toso, op. cit., pp. 80-81.
228Romero, “Rotos y gañanes”, op. cit., pp. 46-47.
229Romero, “Rotos y gañanes”, op. cit., pp. 48-54.
230Armando de Ramón, Santiago de Chile (1541-1991). Historia de una sociedad urbana, Editorial Sudamericana Chilena, Santiago, 2000, p. 141.
231Tornero, op. cit., p. 427.
232De Ramón, “Estudio”, cit., p. 218.
233De Ramón, Santiago, cit., p. 142.
234De Ramón, Santiago, cit., p. 143.
235De Ramón, Santiago, cit., p. 144.
236De Ramón, Santiago, cit., p. 144.
237Ivonne Urriola Pérez, “Espacio, oficio y delitos femeninos: el sector popular de Santiago. 1900-1925”, en Historia, 32, Santiago, 1999, p. 448.
238De Ramón, “Estudio”, cit., p. 217.
239De Ramón, “Estudio”, cit., p. 218.
240De Ramón, Santiago, cit., p. 144.
241De Ramón, “Estudio”, cit., p. 233.
242De Ramón, Santiago, cit., p. 146.
243De Ramón, Santiago, cit., p. 146.
244Teresa Pereira, Hernán Rodríguez y Valeria Maino, Casas de campo chilenas, I, p. 15.
245Jaime Valenzuela Márquez, “Estructuración del espacio popular en una ciudad intermedia: Curicó, 1870-1900”, en Historia, 25, Santiago, 1990, pp. 258-259.
246Gustavo Opazo Maturana, Historia de Talca, 1742-1942, Imprenta Universitaria, Santiago, 1942, pp. 323-325.
247Opazo Maturana, op. cit., pp. 346-347.
248Opazo Maturana, op. cit., p. 365.
249Juan Mujica de la Fuente, Historia de Linares, Imprenta Chile, Santiago, 1945, pp. 269-270.
250Mujica, op. cit., p. 271.
251Poeppig, op. cit., pp. 333-334.
252Fernando Campos Harriet, Historia de Concepción, 1550-1988, Editorial Universitaria, Santiago, 1989, pp. 96 y 264.
253Leonardo Mazzei de Grazia y Ximena Larreta Lavín, “La colectividad española en la provincia de Concepción”, en Baldomero Estrada (Editor), Inmigración Española en Chile, Departamento de Ciencias Históricas, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile, Santiago, 1994, pp. 144-146.
254Andrés Valenzuela Searle, “La familia Bunster de Chile”, en REH, 39, 1995, pp. 47-125.
255Fernando Campos Harriet, Historia de Concepción, 1550-1988, Editorial Universitaria, Santiago, 1989 (4), p. 97.
256Leonardo Mazzei de Grazia, “Orígenes del establecimiento británico en la región de Concepción y su inserción en la molinería del trigo y en la minería del carbón”, en Historia, 28, 1994, pp. 222.
257Mazzei, “Orígenes”, en op. cit., p. 224.
258Mazzei, “Orígenes”, en op. cit., pp. 222-223.
259Campos, Historia, p. 256.
260Leonardo Mazzei, “Expansión de gestiones empresariales desde la minería del norte a la del carbón, Chile, siglo XIX, en Historias, 46, mayo-agosto de 2000, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México D. F., p. 100.
261Mazzei, “Orígenes”, cit., pp. 230-233.
262Mazzei, “Orígenes”, cit., p. 236.
263Mazzei, “Orígenes”, cit., p. 239.
264Campos, Historia, pp. 266-267.
265Félix Leaman de la Hoz, Historia Urbana de Chillán (1835-1900), Talleres del Instituto Profesional de Chillán, 1982, p. 14; Marco Aurelio Reyes C., Breve Historia de Chillán, 1835-1939, Cuadernos del Bío-Bío, Impresos Andalién, Concepción, 1999, pp. 17-30.
266Reyes, op. cit., p. 30.
267Reyes, op. cit., pp. 40-42.
268Leaman, op. cit., p. 27.
269Luis Riso Patrón, Diccionario Jeográfico de Chile, Imprenta Universitaria, Santiago, 1924, p. 887.
270Leaman, op. cit., pp. 122-123.
271Blancpain, Les Allemands, p. 36.
272Blancpain, Les Allemands, p. 52.
273Gabriel Guarda O.S.B., “La economía de Chile austral antes de la colonización alemana, 1645-1850”, en Historia 10, 1971, pp. 309-310.
274Guarda, “La economía”, p. 277.
275Gabriel Guarda O.S.B., Nueva historia de Valdivia, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2001, pp. 509-510.
276Blancpain, Les Allemands, pp. 56-57.
277Guarda, Nueva historia, pp. 510-511.
278Guarda, Nueva historia, p. 525 y 529-531.
279Guarda, Nueva historia, p. 529.
280Alexander Simon a su esposa Amelia Carlota Kindermann, Valdivia, 5 de junio de 1850, en Eugenio Pereira Salas, “El pintor alemán Alexander Simon y su trágica utopía chilena”, en BAChH, 77, 1967, p. 17.
281Ignacio Domeyko, Mis viajes. Memorias de un exiliado, Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago, 1978, II, p. 722.
282Patricio Bernedo Pinto, “Los industriales alemanes de Valdivia, 1850-1914”, en Historia 32, 1999, p. 11.
283Vicente Pérez Rosales, Recuerdos del pasado (1814-1860), Imprenta Barcelona, Santiago, 1910, p. 380.
284Guarda, en Nueva historia, pp. 541-554, analiza en detalle este punto, en especial el papel desempeñado por Pérez Rosales. Deja de manifiesto, asimismo, que nunca existió la donación de la isla Teja hecha, según Pérez Rosales, por Benjamín Viel para instalar a los primeros inmigrantes, pues dicha isla pertenecía a la municipalidad.
285Pérez Rosales, op. cit., pp. 399-400.
286Gabriel Guarda, O.S.B., Cuatro siglos de evolución urbana. Valdivia 1552-1910, Universidad Austral de Chile, Instituto de Arquitectura y Urbanismo, Valdivia, 2009, plano p. 24.
287El Correo del Sur, Concepción, 13 de enero de 1853.
288Bernedo, op. cit., p. 12.
289Tornero, op. cit., pp. 665-666; Guarda, Nueva historia, p. 646.
290Tornero, op. cit., p. 662.
291Guarda, Nueva historia, p. 571-573.
292Tornero, op. cit., p. 665.
293Treutler, op. cit., pp. 292-293.
294Ramón Subercaseaux, op. cit., I, p. 222.
295Descripción anónima, en Juan Anselmo Escobar Escobar, Osorno, testimonios de su pasado, Impresur Ediciones, Osorno, 1992, pp. 121-126.
296Treutler, op. cit., p. 448.
297Osvaldo Leal L., Historia de la Ciudad de La Unión en su 150 aniversario, 1821-1971, Impresos Planet, Santiago, 1971, pp. 33-34 y 112.
298Treutler, op. cit., p. 442.
299Pérez Rosales, op. cit., pp. 406-407.
300Tornero, op. cit., p. 677.
301Pérez Rosales, op. cit., p. 434.
302Tornero, op. cit., p. 682.
303Bernardo Horn Klenner, Puerto Varas y la región del lago, 131 años de historia, Imprenta y Librería Horn y Cía. Ltda., Puerto Varas, 1983, p. 46.
304Gabriel Guarda O.S.B., Provincia de Osorno. Arquitectura en madera. 1850-1928, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 1981, p. 28.
305Rodolfo Urbina Burgos, Chiloé, foco de emigraciones”, en Chiloé y su influjo en la XI Región. II Jornadas Territoriales, Universidad de Santiago, Santiago, 1988, p. 31, nota 1.
306Carlos Oyarzún Cárdenas, Apuntes históricos de Curaco de Vélez, un pueblo de Chiloé, Impresos Printus, 2006, p. 64.
307Hernán Montecinos Barrientos, “Vivienda y urbanismo”, en Chiloé y su influjo en la XI Región, Universidad de Santiago, Santiago, 1988, p. 56.
308Charles Darwin, Darwin en Chile (1832-1835), Viaje de un naturalista alrededor del mundo, Editorial Universitaria, Santiago, 1995, p. 180. Sobre las formas de circulación tradicional en el archipiélago, Philippe Grenier, Chiloé et les chilotes. Marginalité et dépendance en Patagonie chilienne. Étude de géographie humaine, Édisud, Aix-en-Provence, 1984, p. 47 y ss.
309Roberto Maldonado, Estudios geográficos e hidrográficos sobre Chiloé, Establecimiento Poligráfico Roma, Santiago, 1897, p. 262.
310Rodolfo Urbina Burgos, La vida en Chiloé en los tiempos del fogón, 1900-1940, Editorial Puntángeles, Valparaíso, 2002, pp. 72-74.
311León León, op. cit., p. 51.
312Charles Darwin, Darwin en Chile (1832-1835). Viaje de un naturalista del mundo, Editorial Universitaria, Santiago, 1995, pp. 158-159.
313Maldonado, op. cit., p. 151.
314Pedro J. Barrientos Díaz, Historia de Chiloé, Ancud, 1948, p. 206.
315Barrientos Díaz, op. cit., p. 202.
316Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores, 1861, cuadro de funcionarios diplomáticos y consulares, sin paginar.
317Oyarzún Cárdenas, op. cit., p. 100.
318Tornero, op. cit., p. 694.
319Martinić, Historia, I, p. 406.
320Martinić, Historia, I, p. 381 y ss.
321Martinić, Historia, I, pp. 406-418.
322Oficio de Muñoz Gamero, 27 de octubre de 1851, en Martinić, op. cit., I, p. 430.
323Martinić, op. cit., I, pp. 430-434. Trató en detalle este motín Armando Braun Menéndez en Cambiazo, el último pirata del Estrecho, Editorial Francisco de Aguirre, Buenos Aires, 1971.
324Martinić, op. cit., I, pp. 444-465.
325Martinić, Historia, I, pp. 497-498.
326Martinić, Historia, I, p. 501.
327Tornero, op. cit., pp. 707-708.
328Martinić, Historia, I, p. 514.
329Martinić, Historia, I, pp. 518 y 546-547.
330Un examen de este acontecimiento en Armando Braun Menéndez, El motín de los artilleros, Editorial Francisco de Aguirre, Buenos Aires, 19722.