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Capítulo 2
Midiendo diferencias

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Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros.

George Orwell, Rebelión en la granja.

Sin fuentes, métodos y conceptos definidos con precisión, es posible ver todo y lo contrario.

Thomas Piketty

La descripción de un fenómeno social tan complejo como la desigualdad económica requiere de muchas herramientas complementarias. En este libro enfatizamos las cuantitativas: nos interesa medir la desigualdad. Es posible que algunos lectores empiecen a sentirse incómodos: ¿reducir un fenómeno social complejo con estadísticas?, ¿resumir la justicia distributiva en números? Parte de esa incomodidad está justificada. Una afirmación típica de un estudio cuantitativo podría ser la siguiente: “en cierto período en un determinado país el ingreso real del 10% más pobre de la población se redujo en un 8%”. Traducido a la realidad, esta proposición implica que millones de personas vulnerables, con nombre y apellido, con necesidades urgentes y concretas, tienen ahora una vida más sufrida y aún más sacrificada que antes; que pueden comprar menos alimentos y menos remedios para sus hijos, que tienen que postergar algún arreglo urgente de su vivienda, que deben trabajar más horas extra y volver más tarde a casa.

Thomas Piketty nos recuerda que los escritores pueden describir esos sufrimientos de una forma más vívida y concreta que las estadísticas.

“Estos y otros novelistas describieron los efectos de la desigualdad con una verosimilitud y un poder evocador que ningún análisis estadístico o teórico puede igualar”.

Piketty tiene en mente las novelas de Austin y Balzac o el famoso Tale of two cities de Dickens, pero abundan los escritores latinoamericanos que han retratado las injusticias sociales en nuestra región. A modo de ejemplo nombro a dos, en posiciones opuestas del arco político: el uruguayo Eduardo Galeano y su mítico Las venas abiertas de América Latina, que reseña con crudeza una larga serie de situaciones de explotación a lo largo de la historia, y el peruano Mario Vargas Llosa en La guerra del fin del mundo, que recrea los levantamientos de Canudos por parte de paupérrimos campesinos en el nordeste brasileño, dominado por ricos terratenientes.*

Como reacción a las dificultades de las mediciones cuantitativas para reflejar una realidad compleja, hay quienes prefieren concentrar sus esfuerzos en estudios cualitativos focalizados en unas pocas familias con realidades y sufrimientos concretos. Esta es ciertamente una alternativa posible, pero de ningún modo invalida la aproximación cuantitativa. Las estadísticas, y solo las estadísticas, nos permiten conocer cuán extendido está un fenómeno en toda la población de un país, en una región o aun en el mundo entero; nos permiten relacionar grandes reformas o shocks económicos globales con sus consecuencias generales en la población y simular los posibles impactos de alguna política amplia sobre un gran número de personas: todas tareas imposibles de llevar adelante con observaciones de unas pocas personas en algún barrio particular. Existe una disyuntiva entre el acercamiento a la persona y la generalidad de los resultados: el uso de las estadísticas implica inclinarse por el segundo camino, sin desconocer la validez del primero.

Este libro sigue la tradición cuantitativa y usa extensamente estadísticas para ilustrar la magnitud de las desigualdades. En particular, este capítulo introduce algunos de los instrumentos estadísticos más usuales y los ilustra con ejemplos para América Latina. Se trata de un capítulo más bien técnico, con pocas discusiones de fondo. Mi recomendación al lector no especializado es que haga el esfuerzo de transitar estas páginas: la recompensa es una caja de herramientas que le va a permitir estar mejor preparado para involucrarse con mayor conocimiento en el debate distributivo. Hecho este comentario, el lector apurado o aquel que se aburra en el recorrido puede saltear el capítulo sin que ello implique un obstáculo insalvable para el resto del libro. Por último, los lectores con conocimientos de análisis distributivo empírico están eximidos de leer estas páginas sin castigo alguno.

Desiguales

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