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¿Y los países desarrollados?

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Pese a que este es un libro sobre América Latina, una región en el llamado “mundo en desarrollo”, no está de más echar un vistazo a lo que pasa en los países más ricos, los del Primer Mundo. La evidencia con datos de encuestas de hogares es concluyente: la desigualdad en este grupo es menor que en los países en desarrollo y específicamente bastante menor que en América Latina. Tomemos por ejemplo datos del Luxembourg Income Study, un ambicioso proyecto que comprende información de 36 países, incluidos seis de América Latina. Los coeficientes de Gini de esos seis países latinoamericanos ocupan un rango que va desde 43,9 en Uruguay a 50,6 en Colombia. El rango de los países ricos no se superpone: va desde 22,8 en Dinamarca a 37 en Estados Unidos. De acuerdo a esta base de datos, el país más desigual entre los industrializados, Estados Unidos, tiene un Gini inferior al país menos desigual entre los latinoamericanos, Uruguay.

En parte, la relativa baja desigualdad en los países desarrollados es consecuencia de un sistema impositivo más progresivo y un Estado de Bienestar más extendido. Es la deliberada intervención estatal haciendo política redistributiva la que alivia la desigualdad de mercado. Los países en desarrollo también hacen política fiscal redistributiva mediante impuestos y gasto público social pero, generalmente su intensidad y su carácter progresivo es menor. Un reciente estudio del BID encuentra que mientras que en los países industrializados de la OCDE la combinación de impuestos y transferencias reduce el coeficiente de Gini en 38%, en América Latina la reducción es muy inferior: apenas 5%. Esperemos hasta el capítulo 9 para extender esta discusión.

Los países desarrollados tienen ventajas informativas sobre el resto: no solo realizan encuestas de hogares, sino que al ser economías muy formalizadas pueden también estudiar la desigualdad de ingresos con datos de declaraciones impositivas. A partir de fuentes tributarias de dieciocho países desarrollados, el Chartbook of Economic Inequality reporta que en promedio la participación del 1% más rico en el ingreso nacional es de alrededor del 10%. Hay diferencias importantes entre países. En Holanda la participación es del 6,3%, y en Suecia del 7,2%, mientras que en Estados Unidos es del 18,4%. Este valor, de hecho, es superior al estimado en algunos países de América Latina como Argentina y Uruguay. Algunos sostienen que si se pudieran medir bien todas las fuentes de ingreso, la participación del 1% más rico en el ingreso nacional sería más alta en Estados Unidos que en la mayoría de las economías de América Latina.

Habrá que esperar para tener el panorama más claro: las comparaciones de desigualdad con datos impositivos entre los países industrializados y los de América Latina todavía son escasas y frágiles. Brasil es hasta ahora el único país latinoamericano incluido en el promocionado World Inequality Report, que combina información de encuestas de hogares con registros impositivos y Cuentas Nacionales. En 2016 la participación del 10% más rico en Brasil fue del 55%, un valor mayor al de todos los países desarrollados incluidos en el informe, que no superaban el 50% (37% en Europa, 47% en Estados Unidos y Canadá).

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