Читать книгу El hospital del alma - Lourdes Cacho Escudero - Страница 43
ОглавлениеLos secretos de los tacones
A la memoria de Ángel Ramírez, zapatero y capitán de calle…
En las mañanas de los sábados de invierno, el tic-tac de un reloj de zapatos nos llevaba a mi primo y a mí a un pequeño taller a la vuelta de casa. Mi “ángel zapatero”, como así le llamaba, rodeado de cueros y lonas y de una horma donde estoy segura ensanchaba su corazón me enseñaba los secretos de los tacones. Alguna vez, tras pedírselo mil veces, dejó que le lustrara algún par de zapatos de piel y parecía propiamente que le estuviera sacando brillo a mi sonrisa o a la suya que acababa en una de esas carcajadas al ver mis manos teñidas de negro. Solía cantar y era entre otras cosas hijo de cestero, capitán de calle y labrador de días. Y aunque su cadera le hacía cojear y a veces apoyar el pie en el suelo fuese un suplicio, él escondía el dolor al tiempo que me guiñaba un ojo, en uno de esos compartimentos secretos de los tacones y de las cuñas y a golpe de martillo terminaba la faena murmurando en mi oído: “ya está. De aquí el dolor ya no sale” Cada vez que doy betún a mi memoria me envuelven sus alas; cada vez que pongo un pie en la calle y miro su casa escucho el rumor de su risa y el traqueteo de un taller. Y guiñándole un ojo al silencio voy hasta la horma donde él ensanchaba su corazón y haciendo más ancho el mío a golpe de latido termino la faena murmurando con la mano en mi pecho: “ya está; de aquí ya no sales”