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3. Corteses y deferentes

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Welbourne, Miranda, y Gangadharan (2020) estudiaron las relaciones entre la personalidad de los trabajadores y los comportamientos descorteses en el trabajo. Los autores definen descortesía en el lugar de trabajo como aquellos comportamientos negativos de baja intensidad que violan las normas de respeto en el lugar de trabajo. Se trata de investigar de qué modo estos comportamientos pueden afectar (estresar) de forma diferente a lo receptores de los mismos, según la personalidad de éstos. Se evaluaron los efectos moderadores de cuatro de los cinco grandes rasgos de personalidad (modelo FFM: Amabilidad, Responsabilidad, Neuroticismo y Extraversión) respecto a: la descortesía experimentada por los individuos, su posterior agotamiento emocional (stress), y también sobre los comportamientos descorteses perpetrados hacia los otros en la organización. Los resultados mostraron que dos de estos rasgos de personalidad si moderaban las relaciones entre la conducta estresora descortes y el stress experimentado por esa descortesía. La Amabilidad fortaleció la relación entre la descortesía experimentada y el grado de tensión sentido: a más descortesía, más stress experimentado. Por su parte, los trabajadores muy responsables eran menos propensos (respecto a los que tenían menor valoración en este rasgo de personalidad) a tener comportamientos descorteses hacia los demás, y también eran menos propensos a agotarse emocionalmente en respuesta a comportamientos descorteses recibidos. No se encontraron efectos moderadores de esta relación para Neuroticismo y Extraversión. Por tanto, Agradabilidad y Responsabilidad (dos factores estrechamente vinculados en otras investigaciones) tienen un rol mediador diferente ante las conductas estresantes emitidas y recibidas: Agradabilidad incrementa la sensibilidad de los sujetos a la descortesía, mientras Responsabilidad decrementa la sensibilidad al mismo; por tanto, el grado de Responsabilidad del sujeto protege frente a los estímulos estresores (lo cual confirma la asunción del rol favorecedor de la salud mental y cognitiva que tiene este factor).

Esto es, se confirma la afirmación de Robins, Caspi, y Moffitt (2000) acerca de que la Responsabilidad se asocia con el modo en que los sujetos gestionan y controlan los conflictos de su relación, añadiéndose un nuevo matiz: los sujetos responsables minimizan el impacto de sus acciones en los demás, y las acciones de los demás en ellos también tienen un efecto minimizado. En nuestra opinión, esta minimización del impacto experimentado y provocado podría ser un elemento clave en la definición de la Responsabilidad Individual y Social.

La epidemia de COVID-19 en las residencias para personas mayores

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