Читать книгу Como si existiese el perdón - Mariana Travacio - Страница 19

Оглавление

13


Nos preguntábamos seguido, al principio, si los hermanos de Loprete nos estarían buscando. Ni modo de enterarnos. Inventábamos.

Que habían vuelto y que habían encontrado el rancho del Tano vacío. Que de ahí se habían ido a lo de Juancho. Que Juancho no estaba. Que lo esperaron. Que cuando Juancho volvió les dijo que no sabía nada de nosotros.

Que habían vuelto. Que al ver el rancho del Tano cerrado, se fueron directo para lo de Juancho. Que Juancho les preguntó si era cierto que le habían rebanado una oreja al Tano.

Que habían vuelto. Que al ver el rancho del Tano vacío, fueron a buscarlo a Juancho. Que Juancho les dijo que no sabía para dónde habíamos ido. Que entonces le cortaron una oreja a Juancho.

Como haya sido, el Tano siempre me recordaba que aquella mañana, cuando lo invitó a Juancho a venir con nosotros, le dijo que nos íbamos a lo de un tal Ramírez, camino al norte.

Probablemente Juancho les dijera: se fueron para lo de Ramírez, camino al norte. A veces el Tano se fastidiaba con Juancho: terco, decía, muy terco, él tenía que venir con nosotros.


Como si existiese el perdón

Подняться наверх