Читать книгу Como si existiese el perdón - Mariana Travacio - Страница 9

Оглавление

3


Al principio nos daban ganas de golpear la tierra, donde jugábamos a las cartas, ahí donde lo sepultamos. Queríamos golpear la tierra para que se despertara. En esos días nos agarraba seguido el recuerdo. No lo hablábamos, pero todos sabíamos. Nos juntábamos a tomar unas ginebras, como antes, pero la mirada se le iba al Tano, o se me iba a mí, o a Juancho, y todos sabíamos para dónde se iba. Se iba al vientre tajado de Loprete, a las manos del Tano queriendo taparle las tripas, a la sangre que lo mismo caía y que la tierra nuestra se tragaba sedienta, a las paladas de polvo cayendo sobre el cuerpo todavía caliente de Loprete. Y a las palabras del Tano haciéndonos jurar: esto nunca pasó.


Como si existiese el perdón

Подняться наверх