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Sentido

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En su reflexión sobre la noción de sentido, Luz María Martínez plantea una serie de argumentos afines a la posibilidad de una psicopoética, en cuanto interlocución que precisamente va de la significación hacia el sentido.110 En efecto, psicopoética, más que lograr soluciones o resultados, produce un enfoque propio respecto de lo planteado en ese diálogo y gana una u otra orientación según las coordenadas de movilidad instaladas en el encuentro. En su producción de sentido, psicopoética parece escapar a esas “palabras clave, únicas y bien cifradas, o esas frases perfectamente encadenadas que, razonadamente, nos proporcionan una significación inconfundible y nada ambigua” respecto de lo tratado en la interlocución. Se trata de un diálogo que implica menos esos “términos clavo” de la precisión y más esos otros “términos llave”111 que abren panoramas simbólicos e imaginativos de carácter alterno, es decir, plexos existenciales irrepetibles. La significación se relaciona con un momento de extensión propio del concepto, o bien de un diálogo conceptual; el sentido, en cambio, se relaciona con un momento de intensión propio del afecto, o bien de un diálogo afectivo o experiencial. Dos denominaciones podrán tener eventualmente la misma extensión, pero nunca la misma intensión. El sentido, por tanto, no queda circunscripto a su aspecto referencial o extensivo. Psicopoética implica una interlocución que se mueve constantemente de lo extensivo a lo intensivo; esto es, de lo discursivo a lo subjetivo, de lo social a lo personal, de la esencia a la existencia, del en-sí al para-sí, de la afirmación a la interrogación, del desencanto al reencantamiento, de la indiferencia a la diferencia. O bien, una interlocución que va de las palabras o expresiones que encajan a esas otras palabras o expresiones desencajantes, que rompen la estabilidad y la adecuación en un juego de contraefectos productivos.112 El sentido se produce en el diálogo psicopoético por la fisura subjetiva que se abre en el discurso codificado. Involucra la construcción de paradojas y expresiones defectuosas en su congruencia significativa que, sin embargo, generan en su extravagancia y carácter contradictorio la posibilidad de nuevos horizontes de relación. Se trata de configuraciones que involucran la mezcla de elementos materiales contextuales y heterogéneos que permiten replantear situacionalmente los órdenes de enunciación establecidos. Porque, en todo caso, el sentido proviene de una incompletitud o desajuste radical entre la palabra y la vida.113 Se afirma al tiempo que se niega, y tiene la modalidad del acontecimiento. Acaece en la articulación del saber y la experiencia viva. Psicopoética entonces presupone la designación plural e inacabada del mundo en términos de sentido. No avala resoluciones o respuestas únicas. Implica desesencialidad y carácter contingente.114 Pero, además, en su vinculación al sentido como ámbito más intenso que la estricta significación y como pensamiento crítico y como acción micropolítica, psicopoética involucra también, ineludiblemente a mi juicio, la dimensión abierta de la subjetividad.

Psicopoética se filtra minoritariamente en el curso de las conversaciones y diálogos cotidianos. Tiene carácter intersticial, imprevisible y afectivo. En cuanto se opone al espíritu eficiente y utilitario, psicopoética es una forma de perder el tiempo. Se produce un sentido psicopoético, por ejemplo, cuando en el marco de una reunión institucionalizada los participantes crean intersticios de juego, de distracción, de divagaciones inútiles (pero de algún modo divertidas o interesantes). Situación alterna que se resiste a la pulcritud de la eficiencia en el encuentro, que desfigura el prototipo de reunión instrumental propia del proyecto de oficina y que, sin embargo, no puede llegar a ser mayoritaria porque, al convertirse en consigna o mandato, automáticamente se cancela. Psicopoética se opone a la cultura fast-food de la metrópoli que estandariza el gusto, normaliza la vida y excluye al tercero, para simpatizar, en cambio, con el movimiento slow-food que se toma su tiempo y su vino, valora la diferencia e incluye al tercero.115 De cualquier manera, el signo de la psicopoética no es la neutralidad, sino acaso la excentricidad, la invención, el rompimiento, la creatividad y la resistencia a la naturalización de los valores fast-life. Vive del deseo y expresa lo individual, lo concreto y lo momentáneo del mundo. Atiende la excepción, recupera lo excluido, abre contenidos marginales o limítrofes, o bien describe y reivindica de algún modo cualquier estilo de convivencia decadente. Psicopoética constituye la doctrina de los atorrantes.

Psicopoética

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