Читать книгу A esa fea no se le abre la puerta - Rubén Vélez - Страница 17

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Que todo se marchite, menos el eterno femenino

—¿Qué sabe usted del extraño que se ha tendido a su lado?

—Sé que nunca podré librarme de su aburrida compañía.

—¿No le recuerda a nadie en particular?

—No se parece en nada a Jean, ni a Pierre, ni a…

—¿Espera palabras de poeta de las sombras que está invocando?

—Ni a Carlo, ni a Francesco, ni a…

—¿Le consuela saber que también ellos terminaron mal emparejados?

—Ni a Rafael, ni a Germán, ni a…

—¿Podría un mantra parisino modificar el argumento de una historia clínica?

—Mi pelo ya debe ser un hecho escandaloso. Por favor, páseme ese espejo.

A esa fea no se le abre la puerta

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