Читать книгу A esa fea no se le abre la puerta - Rubén Vélez - Страница 8
ОглавлениеMi ombligo y el balcón
Soy el ocioso que de tarde en tarde
Deja de mirarse el ombligo y se asoma.
También soy el ocioso que sospecha que esa audacia
No bastará para exonerarlo del cargo de ombliguista.
En los países donde no pasa nada
No está mal visto eso de mirarse el ombligo.
No hay que pedir disculpas.
No hay que darse golpes de pecho.
El ocioso que a veces se asoma
Y dice qué país o qué horror.
El ombliguismo es bueno para la digestión.
Pero, mon chéri, hay que asomarse.