Читать книгу La ciudad de Dios. Libros XVI-XXII - San Agustín - Страница 6

2

Оглавление

Pero ahora, ya alcanzado el cumplimiento de los hechos en sus descendientes, ha quedado suficientemente manifiesto lo que había estado oculto. En efecto, ¿quién prestando atención a ello con rigor e inteligencia no lo reconocería en Cristo? Lo cierto es que Sem, de cuya descendencia Cristo nació en carne, significa «renombrado»4. Pero ¿qué hay más renombrado que Cristo, cuyo nombre ya exhala su aroma por todas partes, así como en el Cantar de los Cantares, anticipándolo también la propia profecía, se le compara con ungüento derramado, en cuyas moradas, es decir, en las iglesias, habita la extensión de las naciones5? Pues Jafet significa «extensión»6. Finalmente Cam, que significa «cálido»7, hijo mediano de Noé, como si se separase de uno y otro y permaneciese en medio de ambos, ni en las primicias de los israelitas, ni en la plenitud de los gentiles, ¿qué otra cosa simboliza sino el linaje de los heréticos, caldeado no por el espíritu de la sabiduría, sino por el de la impaciencia, que suele poner en ebullición las entrañas de los herejes y perturbar la paz de los santos? Pero esto redunda en beneficio de los que progresan, según aquellas palabras del apóstol: Es conveniente también que existan herejías, para que aquellos de probada virtud se hagan visibles entre vosotros8. De donde también está escrito: el hijo instruido será sabio, y utilizará al necio como su sirviente9. Lo cierto es que muchas premisas relativas a la fe católica, mientras son hostigadas por la ardiente agitación de los heréticos, a fin de que puedan ser defendidas frente a ellos, son examinadas con mayor rigor, comprendidas con mayor claridad y proclamadas de manera más apremiante, y la discusión suscitada por el adversario se presenta como una oportunidad de aprender. Aunque no solo quienes están escindidos de manera totalmente abierta, sino todos los que se glorían del nombre cristiano y viven en medio de la perdición, no sin razón pueden parecer representados por el hijo mediano de Noé. Lo cierto es que la pasión de Cristo, que es simbolizada por la desnudez de aquel hombre, por un lado, la proclaman profesándola y, por otro, la deshonran obrando mal. Por consiguiente, acerca de tales personas se ha dicho: Por sus frutos los conoceréis10. Por dicho motivo, Cam fue maldecido en su hijo, como si de su fruto, es decir, de su obra, se tratara. Por ello, también su propio hijo Canaán significa propiamente «sus movimientos»11. ¿Qué otra cosa es más que su obra? Pero Sem y Jafet, como la circuncisión y el prepucio, o como el apóstol los llama de otro modo, judíos y griegos12, pero llamados y justificados, conocida en cierto modo la desnudez del padre, que simbolizaba la pasión del Salvador, tomando un vestido lo colocaron sobre sus espaldas, entraron de espaldas y cubrieron la desnudez de su padre, y no vieron lo que cubrieron por respeto. En efecto, de algún modo en la pasión de Cristo honramos lo que se hizo por nosotros y despreciamos el crimen de los judíos. El vestido simboliza el sacramento, las espaldas el recuerdo de los tiempos pasados13, ya que, sin duda, ya en aquel tiempo en el que Jafet habita en las moradas de Sem y el mal hermano en medio de ellos, la iglesia celebra la pasión de Cristo como cumplida, no la prevé todavía como futura.

Pero el mal hermano se convierte en siervo, es decir, en esclavo de sus hermanos buenos en su hijo, es decir, en su obra, dado que para el ejercicio de la paciencia o para la progresión de la sabiduría los buenos se sirven sabiamente de los malos. Hay, en efecto, según el testimonio del apóstol, quienes proclaman a Cristo no de manera honesta, pero dice, que Cristo sea proclamado, ya bajo pretexto ya sinceramente14. Lo cierto es que él mismo plantó la viña de la que dice el profeta: la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel15, y bebe de su vino (ya se entienda aquí aquel cáliz, del que dice: ¿podéis beber el cáliz que yo habré de beber16? Y Padre, si es posible, pase de mí este cáliz17, con el que, sin duda, simboliza su pasión; ya, dado que el vino es el fruto de la viña, con ello se significa más bien que tomó de la propia viña, es decir, del linaje de los israelitas, la carne y la sangre por nosotros, para poder padecer), y se embriagó, es decir, padeció, y se quedó desnudo18. Pues allí quedó desnuda, es decir, se manifestó, su debilidad, de la cual dice el apóstol: Aunque fue crucificado en su debilidad19. Por ello, el mismo dice: la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres y la necedad de Dios es más sabia que los hombres20. Y tras haberse dicho: y quedó desnudo, lo que añade la escritura: en su casa21, muestra con discernimiento que habría de sufrir la cruz y la muerte a manos del pueblo de su carne y de los de su casa de su sangre, es decir, de los judíos. Esta pasión de Cristo los réprobos la proclaman externamente, solo con el sonido de su voz, pues no comprenden lo que proclaman. Los honestos, en cambio, guardan tan gran misterio en el hombre interior y honran dentro de su corazón la debilidad y la necedad de Dios, ya que es más fuerte y más sabia que los hombres. Símbolo de ello es el hecho de que Cam saliendo anunció esto en el exterior, pero Sem y Jafet, para cubrirlo con un velo, es decir, para honrarlo, entraron, es decir, obraron en el interior.

Indagamos estos secretos de la escritura divina, según nuestras posibilidades, unos de forma más o menos coherente que otros, sin embargo, reteniendo como cierto, según la fe, que estos no se llevaron a cabo ni se pusieron por escrito sin alguna prefiguración de lo que habría de suceder, y que no deben ser referidos sino a Cristo y su iglesia, que es la ciudad de Dios. Desde el origen del género humano no cesó su anuncio profético, que vemos cumplirse por todas partes. Así pues, bendecidos dos de los hijos de Noé y maldecido uno en medio de estos, durante más de mil años22 hasta Abraham se hizo el silencio en la conmemoración de algunos justos que adoraron a Dios piadosamente. Y no podría creer que no los hubiera, sino que, si se recordasen todos, resultaría demasiado extenso, y respondería más al rigor histórico que a la providencia profética. Por consiguiente, el autor de estos textos sagrados o, mejor dicho, el Espíritu de Dios a través de él, expone aquellos relatos en los que no solo se narren hechos pasados, sino también se predigan acontecimientos futuros que, no obstante, atañen a la ciudad de Dios, ya que también cualquier cuestión que aquí se expone acerca de personas que no son ciudadanas suyas se incluye con el propósito de que aquella progrese o destaque por comparación con el contrario. No debe considerarse necesariamente que todos los hechos que se narran poseen además un sentido simbólico; pero a causa de aquellos que lo poseen se insertaron también los que no simbolizan nada. Efectivamente, la tierra es hendida únicamente por la reja; pero para que esto pueda hacerse, también son necesarias las otras partes del arado; y en las cítaras y en otros instrumentos musicales semejantes solo las cuerdas son aptas para la emisión de sonidos; pero para que puedan serlo, existen también las restantes piezas en el ensamblaje de los instrumentos, que no son pulsadas por los músicos, pero estas están conectadas a aquellas, que las hacen resonar al ser pulsadas. Así, en la historia profética se cuentan algunos hechos que no poseen simbología alguna, pero a las cuales se añaden aquellos que la poseen, y en cierto modo se vinculan.

La ciudad de Dios. Libros XVI-XXII

Подняться наверх