Читать книгу La ciudad de Dios. Libros XVI-XXII - San Agustín - Страница 8
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ОглавлениеPor consiguiente, una vez consignado que estas naciones hablaban en sus lenguas, no obstante vuelve el narrador a aquel tiempo en el que la lengua de todos fue una sola, y a partir de ahí ya expone qué sucedió para que surgiera la diversidad de las lenguas. Y toda la tierra era, dice, un solo labio y una sola voz para todos. Y sucedió que, al desplazarse estos mismos desde oriente, encontraron una llanura en la tierra de Senaar, y habitaron allí. Y dijo cada hombre a su vecino: venid, fabriquemos ladrillos y cozámoslos al fuego. Y se sirvieron de ladrillos a modo de piedra y de alquitrán a modo de arcilla, y dijeron: venid, construyámonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo, y hagámonos un nombre antes que nos dispersemos por la faz de toda la tierra. Y el Señor descendió para ver la ciudad y la torre que habían construido los hijos de los hombres. Y dijo el Señor Dios: He aquí un único linaje y un único labio para todos; y han comenzado a construir este edificio y ahora no desistirán de hacer todo lo que hayan emprendido; venid, y al bajar confundamos allí sus lenguas para que ninguno entienda la palabra del vecino. Y el señor los dispersó de allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad y la torre. Por causa de ello se le llama con el nombre de confusión, porque allí Dios confundió los labios de toda la tierra. Y de allí el señor los dispersó sobre la faz de toda la tierra38. Esa ciudad, que fue llamada confusión, es Babilonia, cuya admirable construcción celebra también la historia de los gentiles. Lo cierto es que Babilonia significa «confusión»39. De ahí se sigue que aquel gigante Nebrot fue su fundador, lo cual anteriormente se había sugerido de pasada, cuando, al hablar la escritura sobre él, dice que el comienzo de su reino fue Babilonia, es decir, la que ostentaba la primacía sobre las restantes ciudades, donde se hallaba la sede del reino como en una metrópolis; aunque no había alcanzado tan altas cotas de esplendor como imaginaba su soberbia impiedad40. Pues se proyectaba una altura desmesurada, se ha dicho que hasta el cielo, ya de aquella única torre que edificaban como la principal entre las restantes, ya de todas las torres que fueron designadas en número singular, así como se dice «el soldado» y se entiende «un millar de soldados»; como la rana y la langosta41; pues así fue denominada la multitud de ranas y de langostas en las plagas con las que los egipcios fueron golpeados por medio de Moisés42. Pero ¿qué iba a conseguir la presunción humana y vana, comoquiera y cuanto quiera que elevase la altura de la mole hasta el cielo contra Dios, cuando superase todos los montes, cuando escapase del espacio de esta atmósfera nebulosa? En definitiva, ¿qué daño podría causar a Dios la elevación, ya espiritual, ya corporal, por grande que fuese? La humildad construye un camino seguro y verdadero hasta el cielo, levantando el corazón hacia el Señor, no contra el Señor, así como se dice de ese gigante cazador contra el Señor43. Algunos, engañados por la ambigüedad del griego, no lo entendieron, de manera que no tradujeron contra el Señor, sino ante el Señor; ]ναντíoν ciertamente significa «contra» y «ante». Esta palabra, en efecto, aparece en el salmo: Y lloremos ante el Señor que nos creó44; y esta palabra se halla también en el libro de Job, donde está escrito: estallaste en furor contra el Señor45. Así, en efecto, debe entenderse ese gigante cazador contra el Señor. Por otra parte, ¿qué se expresa aquí con este término, que es venator (cazador), sino el burlador, opresor y exterminador de los animales terrestres? Pues erigía con sus pueblos una torre contra Dios, con la que se simboliza la soberbia impía. Y merecidamente se castiga la mala intención, incluso si no logra su propósito. Pero ¿cuál fue la índole misma del castigo? Puesto que el poder del que manda reside en la lengua, allí fue condenada la soberbia, de manera que no fuera entendido el que mandaba al hombre, que no quiso entender que debía obedecer a Dios cuando le mandaba. Así quedó desbaratada aquella conspiración, al separarse cada cual de aquel al que no entendía y al no unirse sino a aquel con el que podía comunicarse. Y las naciones se dividieron por lenguas y se dispersaron por las tierras, así como a Dios plugo, que lo hizo de forma oculta e incomprensible para nosotros.