Читать книгу El Opus Dei. Metodología, mujeres y relatos - Santiago Martínez Sánchez - Страница 15

2. 1939-1950

Оглавление

Debido al comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939, el Opus Dei se expandió solamente en España en la primera mitad de los años cuarenta. Se abrieron centros en las principales capitales de provincia donde había una universidad. En el ámbito universitario, a lo largo de esa década, 23 miembros ganaron una cátedra. Aunque no llegaban al 0,8 % del total de personas de la Obra, estos hombres contribuyeron –gracias a la posición de prestigio que otorgaban las cátedras universitarias–, a que el mensaje del Opus Dei se difundiera en los espacios académicos y culturales, ámbitos de particular influencia social, como explicaba el fundador.

En el caso de las mujeres, Escrivá de Balaguer recomenzó en 1939, pues solo quedaron dos de las que se habían acercado a la Obra antes de o durante la Guerra Civil. El primer desarrollo con continuidad de futuro llegó en 1941 con la petición de admisión de tres jóvenes –Encarnación Ortega, Narcisa González Guzmán y Enriqueta Botella– que asumieron un compromiso sólido. Unos años más tarde, sacaban adelante, y con autonomía de gobierno, dos tipos de actividades apostólicas: unas dedicadas a bachilleres y universitarias –en particular la residencia Zurbarán y la Editorial Minerva– y otras para empleadas del hogar (o, según la terminología de la época, sirvientas, una palabra que no era despectiva).

El final de la Guerra Mundial permitió la salida del Opus Dei del país donde había nacido. En primer lugar, sus miembros se establecieron en naciones del oeste europeo, comenzando por las más cercanas a España: Italia (1946, aunque ya había dos miembros de la Obra en Roma desde 1942), Portugal (1946), Gran Bretaña (1946) e Irlanda (1947); en segundo lugar, México y Estados Unidos (1949). El establecimiento del Opus Dei en diversas latitudes llevó consigo muchas novedades para los españoles que viajaban y, más tarde, para los miembros de la Obra de otras naciones, pues exigieron que cada uno conociera y asimilara la idiosincrasia y, si era el caso, el idioma de su nuevo país.

En esta etapa, el Opus Dei recibió todas las aprobaciones jurídicas que necesitaba para situarse dentro del derecho canónico vigente entonces. Dos fueron diocesanas: monseñor Leopoldo Eijo Garay, obispo de Madrid-Alcalá, aprobó el Opus Dei como pía unión en 1941; después, en 1943, erigió la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz –asociación sacerdotal compuesta por presbíteros provenientes de los laicos de la Obra– como sociedad de vida común sin votos. Las otras dos fueron pontificias: la Congregación para los Religiosos aprobó el Opus Dei como instituto secular de derecho pontificio de modo provisional en 1947 y de modo definitivo en 1950.

Estas últimas aprobaciones otorgaron al Opus Dei un régimen centralizado, la facultad de incardinar sacerdotes y la posibilidad de recibir a todo tipo de miembros, de acuerdo con el carisma fundacional: hombres y mujeres, solteros y casados, sacerdotes seculares y laicos de cualquier extracción social. Alegre por lo que se había conseguido en un tiempo relativamente breve, el fundador explicó estos desarrollos con un símil castrense. Dijo que el Opus Dei había ganado la batalla teológica en 1943 porque la Santa Sede estudió por primera vez el fenómeno pastoral del Opus Dei y le concedió el nihil obstat; con este acto, la autoridad de la Iglesia aseguraba la ortodoxia del mensaje cristiano del Opus Dei, es decir, sancionaba que el carisma era un camino de santidad cristiano. Por su parte, la segunda batalla era canónica: con la aprobación definitiva como instituto secular en 1950, había conseguido que el carisma estuviese amparado por una figura jurídica que facilitaba su pleno desarrollo.

A medida que el Opus Dei se extendió geográficamente, Escrivá de Balaguer reforzó la estructura de gobierno, de acuerdo con las aprobaciones jurídicas recibidas, de forma que se atendiera a todas las personas que pedían la admisión o que se acercaban a la Obra para recibir doctrina cristiana. Desde el año 1946, hubo niveles de gobierno central, regional y local. Ese mismo año, el fundador se trasladó a Roma para estar cerca de la Santa Sede y para reforzar la universalidad del Opus Dei. Estableció que todas las relaciones de gobierno y personales estuvieran basadas en la confianza.

En los apostolados realizados por la Obra en esta década se pueden distinguir dos tipos. El primero, la red de relaciones profesionales y sociales de cada miembro. Este testimonio cristiano –un amigo que habla a otro de Dios y de la práctica cristiana– sirvió generalmente de punto de partida para que alguien conociera el Opus Dei. El segundo, los centros, residencias y casas de retiro. Estas instituciones civiles organizaron actividades –círculos, meditaciones y encuentros informales– donde se explicaban las enseñanzas cristianas y los rasgos fundamentales del espíritu del Opus Dei. Para quienes pidieron la admisión en la Obra se abrieron centros de estudio donde se dio una formación específica según el carisma de la Obra. Las primeras sedes fueron Diego de León, en Madrid, para hombres (1941); Los Rosales, en Villaviciosa de Odón (Madrid), para mujeres con bachillerato (1945); y, ya en 1951, también Los Rosales para empleadas del hogar.

En estos años hubo dos grandes dificultades de comprensión del Opus Dei que degeneraron en críticas por parte de sus promotores, en ambos casos españoles. En el ámbito político, el único partido del régimen franquista, Falange Española, censuró al Opus Dei porque temía que ocuparan todo el espectro académico y cultural del país: el origen de esta afirmación se encuentra en el hecho de que varios miembros de la Obra consiguieron una cátedra universitaria. La segunda provino del mundo eclesiástico, en particular de la Compañía de Jesús. Algunos jesuitas no entendieron que se presentara la secularidad como ámbito adecuado para lograr la perfección cristiana o santidad perfecta; tampoco comprendieron que unos pocos jóvenes de escuelas y asociaciones de jesuitas dejaran de acudir cuando conocieron el Opus Dei.

El Opus Dei. Metodología, mujeres y relatos

Подняться наверх