Читать книгу Cocaína - Александр Скоробогатов - Страница 20
Оглавление14
Tras echar un vistazo al reloj, a mi mujer le entraron unas prisas repentinas:
—¡Ay, hija mía, que nos hemos liado a hablar! ¡Es la hora de ir al colegio! ¡Y ni te he preparado el bocadillo!
Mi mujer corrió a la cocina y mi hija, a su habitación, a buscar su mochila. Yo me quedé con el cinturón en medio de la estancia.
—Entonces, ¿cuándo vamos a darle? —Agité el pesado cinturón.
—Mira que eres plasta —dijo mi mujer, pasando junto a mí a toda prisa con el bocadillo—. Mañana, pasado mañana… Todavía hay tiempo.
—¿Y no puedo, aunque sea, darle un par de veces con la hebilla en la frente? ¡Fíjate en lo afilados que tengo los bordes!
Mi mujer se limitó a hacer un gesto con la mano.