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Como combatir el flujo vaginal
ОглавлениеLa moda femenina actual es en parte responsable de que cada vez haya más muchachas y mujeres adultas que padezcan un intenso flujo vaginal. En tiempos pasados, cuando todavía era usual entre las mujeres abrigarse bien en invierno, solo una pequeña minoría padecía esta dolencia. Para mantener el calor corporal usaban gruesas medias de lana, ropa interior cálida, amplios vestidos de lana y un calzado adecuado aunque los hogares no dispusieran de calefacción central y solo la sala de estar y la cocina estuvieran bien caldeadas. Hoy, en cambio, nuestras habitaciones suelen estar caldeadas en exceso y nos parece normal vestirnos con prendas ligeras, aunque estemos en pleno invierno. A esto se le ha sumado la frívola moda de mantener una delgadez corporal más allá de lo razonable, lo que contribuye a que se produzcan enfriamientos con mayor facilidad. La agitada vida que llevamos y la consecuente necesidad de reducir la jornada laboral a favor de disponer de más tiempo libre conduce a un sobreesfuerzo del organismo. Si a ello se añade una cierta debilidad constitucional, es fácil que se produzcan enfriamientos con las consecuencias que estos suelen acarrear.
El flujo vaginal se debe a un catarro de la mucosa vaginal. Hay que tratarlo a fondo, como todos los demás catarros de las mucosas, sobre todo si tenemos en cuenta lo molesto que puede llegar a ser y lo mucho que puede debilitar a quienes lo padecen. En esto también se parece a los demás catarros de las mucosas, contra los que hay que luchar tenazmente si queremos librarnos de ellos. Nunca hay que desatender los padecimientos que afectan a las mucosas, sean las que sean. Las mucosas pueden verse afectadas por influencias externas y estar expuestas a infecciones bacterianas. Esto las obliga a una lucha constante que solo pueden vencer si se encuentran protegidas con bacterias benéficas que luchan por destruir las bacterias nocivas procedentes del exterior. Es el caso también, por ejemplo, de la flora bacteriana bucal, que protege la mucosa de la boca contra los gérmenes perjudiciales que se hayan podido introducir en ella.
En mujeres sanas, las mucosas de los órganos genitales normalmente segregan ácido láctico que las protege contra el desarrollo de bacterias nocivas. Si la producción de ácido láctico es demasiado débil, las posibilidades de defensa contra las mencionadas bacterias disminuyen sensiblemente, lo que en determinadas circunstancias puede favorecer el desarrollo de un catarro de dichas mucosas.
Hay que evitar también errores alimentarios que pueden inhibir o debilitar el crecimiento de las bacterias productoras de ácido láctico. En estos casos, las bacterias invasoras nocivas empiezan a tomar posiciones, por lo que el organismo se ve forzado a adoptar otras estrategias de combate activando la secreción de mucosidad, enviando leucocitos y linfocitos a luchar contra los colonizadores nocivos para poder expulsarlos del organismo. El resultado es el llamado flujo vaginal o leucorrea.
Podemos contribuir a combatir eficazmente este trastorno si recurrimos al empleo de ácido láctico. Las mujeres afectadas usarán preferentemente un concentrado de suero láctico, cuyo ácido láctico natural ejerce un buen efecto desinfectante cuando lo aplicamos en forma de irrigaciones vaginales. Estas irrigaciones las prepararemos con una infusión de manzanilla, a la que añadiremos tres o cuatro cucharadas soperas de suero láctico por litro de infusión. Este preparado natural de ácido láctico consigue sustituir con éxito el medio ácido láctico de dichas mucosas, por lo que es un buen tratamiento biológico. Como, por regla general, al mismo tiempo suele producirse una cierta carencia de sales de calcio en el organismo afectado, combatiremos este déficit mediante un preparado biológico de calcio y ortiga.
Otra ayuda importante es la práctica regular de baños de asiento de larga duración (entre media hora y una hora) con plantas medicinales, procurando mantener una temperatura constante del agua del baño de 37 °C, lo que conseguiremos añadiendo regularmente agua caliente. Las pacientes que sigan este tratamiento van a notar una mejoría sustancial en un plazo de tiempo relativamente corto. Estos baños de asiento se efectuarán dos o tres veces a la semana y se prepararán con infusiones de tomillo o enebro. Estos baños ponen la base para todo tratamiento de éxito, ya que proporcionan una buena irrigación sanguínea del bajo vientre.
Aparte del mencionado preparado biológico de calcio y ortiga, también resultan de utilidad los remedios homeopáticos Sepia D4-D6, Calcium carbonicum, Pulsatilla, Ferrum phosphoricum, Kalium sulf. y Calcium phosphoricum.
En los casos de flujo vaginal es frecuente que los riñones estén afectados y no trabajen lo suficiente. La mejor manera de ayudarlos es mediante una suave tisana renal acompañada de gotas para los riñones. La función renal también resulta favorecida con los baños de asiento tomados con regularidad. Debido a que el padecimiento de una leucorrea puede afectar también al sistema nervioso debilitándolo, es conveniente apoyarle con la toma regular de extracto fresco de avena en alternancia con grageas reconstituyentes de ginseng.
No resulta demasiado recomendable tomar antibióticos fuertes, ya que no solo destruyen las bacterias perjudiciales, sino también las beneficiosas. Sucede entonces que la flora bacteriana local va a tener graves dificultades para regenerarse. Si realmente queremos apoyar a la naturaleza no podemos empezar entorpeciendo su acción. Es importante no destruir lo bueno que deseamos fortalecer con productos radicales, pues la experiencia nos enseña que los gérmenes nocivos se recuperan más rápidamente que las bacterias beneficiosas. Como las leucorreas suelen ser padecimientos muy pertinaces, su tratamiento exige persistir y tomar con regularidad la medicación adecuada. Solo de esta manera conseguiremos un éxito duradero. Con todo, hay que andar con precaución para no volver a exponerse en el futuro a influencias nocivas.