Читать книгу Ventana abierta a nadie - Almudena Anés - Страница 17

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Arquitecta ahora hace feliz a la gente. En otros tiempos no fue así. Una vez tuvo una compañera. Era deforme. Sus manos, ella era sus muñones cercenados, sus bultos rotos sobre el papel. Arquitecta se reía de su malformidad, los demás niños le hacían los coros. La empresa constructora del edificio le ha pedido que haya accesos para personas inválidas, para discapacitados, para el resto. ¿Cómo se dibuja un pomo para quien no tiene mano para usarlo?

He perdido la vieja bala de plata. Quizás me la robaron los reyes de la baraja o el tablero de damas. El monstruo de papel se está quitando la piel a rajas y solo quedan los trazos de una vida quemada. Me doy tiempo para sanar las heridas de un corazón que se hizo tripas para evitar el dolor. No perdono a los gigantes del paredón ni a las figuras de cera. Seré engendro o me transformaré desde la forma primitiva de la oruga hacia unas alas de barro que se deshacen entre unas manos enormes que no saben a nada.

Es este vacío inquebrantable entre el eco y la calle por donde caminan los cabezudos del barrio, temporada de fiestas, una lucha que no se gana contra los titanes. El monstruo hecho de aviones me lleva lejos en su cabina de olvido hacia ningún lugar. Somos las dos caras de la misma moneda, un ambiente raro donde surgió una flor que hoy se marchita. No voy a intentar reconstruir el pasado mediante cimientos devastados, así mis ventrículos y sus aurículas. El monstruo porta una pistola que le cruza la boca. Brotarán ideas que caerán después. Espero un disparo liberador y la huella extinta de los héroes borrachos, sus existencias fugitivas. La verdad es que soy minúscula entre tanta gente y que el aire me confunde. No hay rumbo posible cuando ellos tienen el control y mi pecho chilla desconsolado. Pero cómo decir con palabras lo que se concibió para las alturas y ahora levanta humareda entre sus cenizas.

Repito: el problema es este vacío inconmensurable que me define y escribe esta historia que el monstruo del armario censura y camufla como si fuera suya y no mía. Este espacio que duerme entre mis dedos y se desploma, aunque intente atraparlo y cuidarlo con toda la paciencia del mundo porque, en el fondo, sé que en ese hueco indefinido se encuentra mi última oportunidad de hallarme en algo real, en alguien que me ampare y recoja estos restos de hojas sobre las palmas manchadas de tinta. Manos enormes para protegerme, para salvarme y taparme de lo que haya delante. Sigo siendo demasiado cobarde.

Ventana abierta a nadie

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