Читать книгу Ventana abierta a nadie - Almudena Anés - Страница 9

II

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Hubo una vez una infancia. Ya no la recuerda apenas. Sabe, o intuye dentro de su cabeza, que había una chica con escoliosis en la escuela. Llevaba corsé y le costaba moverse. No podía agacharse sin ayuda. Arquitecta y los demás chicos se reían de ella.

Me he rascado la espalda y han brotado las heridas como flores de invierno sobre la nieve.

No es fácil ser feliz.

Consigo serlo cuando encuentro mi suerte en monedas de dos céntimos. Mi mirada se clava al suelo. Entiendo que mis ojos han sido así durante todos estos años, que nunca supe ver la salida, pero mi verdad son mis sentimientos y hoy han cambiado. Alguien ha abierto una ventana dentro del cuarto.

La ciudad llora a veces y se olvida de perdonar. Me escudo en este lugar que es casa y hogar. Me visto de hojas marchitas y camino sin pensar. Lucho y los huesos de esta jaula se rebelan porque no hallan espacio para las hélices que salen abruptas de mi pecho. La rabia acumulada se libera por fin y la vida mana como agua divina que inunda la piedra desde la columna vertebral.

Creo que he empezado a descubrir razones por las que quedarme a pasar el rato.

Una vez fui un ser raquítico. Eso me hizo querer andar diferente. Las sombras cambian de forma y me observan. He resistido y quizás muera en el intento y lo que quede de mí sea un esqueleto ahogado en el océano pero me gustaría que mi último deseo fuera alcanzar la atmósfera.

Ventana abierta a nadie

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