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COMPOSICIÓN

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A lo largo de las notas que acompañan a la traducción se harán algunas observaciones sobre el posible carácter de 2 Cor como carta compuesta de varios fragmentos. La fecha de composición debe situarse en un espacio amplio que explique este carácter mixto, y dé lugar a los acontecimientos que describiremos a continuación. Proponemos la hipótesis de que esta es una epístola compuesta en concreto de cinco cartas, que numeramos de la A a la E. Si se acepta esta propuesta, hay que pensar que entre 1 y 2 Cor pasaron una serie de meses, quizás un año. Se escribió, pues, en el 57 e.c.

¿Qué acontecimientos ocurrieron entre 1 y 2 Cor? Se deducen de la carta misma (2 Cor) y de lo que dicen los Hechos de Apóstoles:

1. La carta precedente (1 Cor) tuvo cierto éxito. Tito, ayudante de Pablo, comenzó enseguida la tarea de la colecta anunciada en 1 Cor 16,1, a cuyos inicios se refiere también 2 Cor 8,6.

2. Esta situación de bonanza duró poco. Al parecer llegaron a la comunidad otros misioneros, también seguidores de Jesús, de fuera (11,4.13), con cartas de recomendación (deducido de 3,1) y comenzaron a predicar un «evangelio» distinto al de Pablo (11,4).

3. En 2 Cor no queda tan claro como desearíamos qué tipo de «evangelio» nuevo era este. En líneas generales sus características más importantes parecen ser las siguientes:

— La tradición judía y la Alianza seguían siendo importantes, aunque los nuevos predicadores no insistían en la circuncisión y los preceptos rituales de la Ley.

— La renovación de la tradición judía y de la Alianza se había realizado en Jesús y continuado por el Espíritu. Prueba de ello eran los prodigios y manifestaciones espirituales que acompañaban a los nuevos misioneros.

— El Mesías que predicaban era más un Mesías victorioso que el Mesías sufriente, y prestaban poca atención a la necesaria imitación cristiana de esos sufrimientos, a través de los cuales viene la gloria y la resurrección como participación de ellos.

4. Pablo recibió noticias de todo y le informaron además de que los misioneros nuevos le atacaban personalmente. Insistían en especial en que él no era un verdadero apóstol. Entonces escribió una primera carta para contrarrestar los efectos de la predicación de esos advenedizos. Una parte de esta misiva se ha conservado en 2,14-7,4, que denominamos Carta A. Esta carta es una defensa o apología en toda regla de Pablo mismo como apóstol. En ella Pablo parece persuadido de que sus argumentos tendrán éxito.

5. La situación, sin embargo, empeoró. Los nuevos predicadores continuaron con su propósito y apartaron de Pablo al grueso de la comunidad (lo mismo que ocurrió en Galacia). El apóstol decide entonces ir a Corinto e intervenir en persona, pues por escrito no tenía el éxito que esperaba. Esta es su segunda visita, tal como se deduce de 2,1: «Tomé la decisión de no ir otra vez a vosotros con tristeza». Evidentemente no se trata de la visita fundacional, la primera, sino de otra.

Pablo realiza esta segunda visita, pero el ambiente se tornó tenso y complicado. Los misioneros venidos después de Pablo tenían mucho predicamento, y la reconciliación entre él y la comunidad fracasó. Un individuo se atrevió incluso a agraviar al Apóstol (2,5-10; 7,12), quien se retiró de la ciudad muy entristecido.

6. Entonces Pablo decide no hacer más visitas (2,1: es la segunda) y escribe otra carta, la segunda, como un nuevo intento de recomponer la situación. A ella alude en 2,4: «Os escribí... con muchas lágrimas». Esta carta es conocida entre los estudiosos como la «Carta de las lágrimas», que denominamos Carta B, y desde el siglo XIX muchos de ellos la han visto en los capítulos 10,1-13,10. Aunque otros investigadores —los defensores de la unidad de 2 Cor— rechazan esta suposición, o suponen que tal carta compungida y lacrimógena es 1 Cor. A pesar de algunas dificultades, la hipótesis puede ser aceptada, pues aclara quizás más cosas que las suposiciones contrarias.

Esta carta «escrita entre lágrimas» es muy dura. Los adversarios de Pablo están en pleno apogeo y Pablo los ataca enconadamente. Pero está desanimado y decide que, si no obtiene la debida respuesta de los corintios, no tendrá más remedio que presentarse por tercera vez en la ciudad... y tomar allí medidas excepcionales: ¿quizás formar un nuevo grupo con los que le habían permanecido fieles? Entonces anuncia una tercera visita: «Es la tercera vez que estoy dispuesto a ir a vosotros...» (12,14 y 13,1-2).

7. Fue Tito probablemente el portador de esta «Carta de las lágrimas», que tuvo más éxito de lo esperado. Tito vuelve donde estaba Pablo (en Macedonia) y le cuenta que la situación se ha apaciguado (7,6-7). La comunidad, como signo de obediencia, ha castigado incluso al que agravió al Apóstol (2,6 + 7,12).

8. Entonces escribe Pablo una «Carta de reconciliación» (1,1 -2,13 + 7,5-16), la tercera, misiva que denominamos Carta C. En ella todo parece arreglarse, pues la comunidad no está ya bajo el influjo poderoso de los adversarios, que probablemente se fueron de la ciudad. Pablo se permite entonces pedir a los seguidores de Jesús de Corinto que no sean demasiado severos con la persona que le agravió y exhorta a la reconciliación, pues él lo ha perdonado ya (2,6-10).

9. A esta «Carta de reconciliación» unió Pablo quizás una especie de billete —el capítulo 8 de 2 Cor— en el que recomienda efusivamente a Tito. Este vuelve a Corinto para continuar las labores de la colecta de dinero en ayuda de Jerusalén (8,18); misiva que denominamos Carta D. El que lleva esta «carta de reconciliación» es Tito mismo. Como se trataba de obtener dinero, Pablo escribe no solo las líneas de recomendación de Tito, sino también de su compañero en la empresa: «Un cristiano renombrado a causa del evangelio», es decir, otro famoso predicador (8,18), aunque desconocido para nosotros.

10. En algún momento inmediatamente anterior o posterior al capítulo 8, Pablo escribe el hoy capítulo 9 de 2 Cor: otro billete o misiva que denominamos Carta E. Esta nota trata del mismo tema de la colecta, pero desde una perspectiva distinta: en el capítulo 8 Pablo alaba a los macedonios ante los corintios, pero en el 9 es al revés: alaba a los corintios ante los macedonios. Los investigadores en general se muestran incómodos con este capítulo 9, porque no saben bien dónde situarlo. Muchos optan por decir que es una continuación del capítulo 8 y que fue enviado por Pablo posteriormente para reforzar la marcha de la colecta.

11. En verdad tampoco se sabe qué hacer con el fragmento 6,14-7,1 (billete que denominamos Carta A’): considerado casi unánimemente como una glosa no paulina, introducida en el texto.

En síntesis: 2 Cor contiene fragmentos de las cartas siguientes: Carta A: 2,14-7,4 (defensa de Pablo como apóstol; aquí va añadida la glosa A’: 6,14-7,1)

Carta B: 10,1-13,10 («Carta de las lágrimas»)

Carta C: 1,1-2,13 + 7,5-16 («Carta de reconciliación»)

Carta D: 8,1-24 (primer billete sobre la colecta)

Carta E: 9, 1-15 (segundo billete sobre la colecta).

Para la traducción y comentario seguimos este orden, y no el que aparece en los manuscritos de esta «carta» y en las ediciones usuales del Nuevo Testamento, pues nos parece que la evolución del pensamiento de Pablo, según la sucesión de los hechos, se entiende mejor con este orden. Lo que puede causar algún trastorno al lector es el hecho de que —según el orden tradicional, obra del anónimo editor del siglo II— el comienzo aparente de la carta (a partir de 1,1 hasta 2,13, más el añadido de 7,5-16) haya sido colocado en lo que fue cronológicamente la tercera misiva que contiene 2 Cor.

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