Читать книгу Los libros del Nuevo Testamento - Antonio Piñero - Страница 108

Esta hipótesis de tres cartas parece que resuelve bastante bien los problemas de orden lógico de Filipenses. Pero su talón de Aquiles radica, una vez más, en encontrar la razón convincente de por qué el presunto editor hizo de estas tres hipotéticas misivas —cada una de ellas muy comprensible en sí misma— un conjunto incongruente, una carta artificial que presenta las dificultades de comprensión en el orden de sus ideas, a lo que hemos aludido más arriba. Evidentemente, ese personaje tuvo que cortar comienzos y finales —al menos en parte— de las cartas originales y hacer uniones caprichosas, mezclando los fragmentos sin aparente orden ni concierto.

Pero en favor de que este procedimiento, hoy día estrambótico, haya sucedido en realidad, podría decirse que en la Antigüedad los compiladores no tenían el mismo sentido histórico que se tiene hoy, y que no experimentaban dificultad alguna en hacer de tres cartas pequeñas, o fragmentos de ellas, una más grande que tuviera mayor entidad y se manejara bien en las lecturas litúrgicas o privadas. Lo que importaba en el siglo II era el mensaje de Pablo en sí, no las circunstancias históricas, literarias o el orden en el que se compuso tal mensaje.

Se ha argumentado igualmente que la compilación era necesaria: si la carta actual es la suma de todas las cartas paulinas a la comunidad de Filipos que se conservaban en el siglo II, el redactor debió de tener un par de motivos claros para actuar como lo hizo:

a) No le parecía conveniente que circulara una carta tan pequeña e intrascendente como el billete de agradecimiento (Primera carta: 4,10-20);

b) Tampoco podía permitir que circulara solo la Tercera carta (contra los adversarios: 3,1b a 4,3) porque podía dejar en los lectores la impresión de incertidumbre sobre el resultado final de la batalla intelectual entre Pablo y sus enemigos. Por el contrario, colocando la tercera dentro del cuerpo de la primera, con un final feliz, la figura de Pablo como vencedor de los falsos maestros quedaba asegurada.