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10,1 - 13,10: Carta B («Carta de las lágrimas». Segunda apología de Pablo)

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10 1 Soy yo, Pablo en persona, quien os exhorta por la mansedumbre y la moderación del Mesías, yo en vuestra presencia tan humilde entre vosotros y tan atrevido con vosotros cuando estoy ausente. 2 Y os ruego que cuando esté en presencia vuestra no tenga que mostrarme atrevido con esa audacia con que pienso atreverme contra algunos que consideran que caminamos según la carne. 3 Pues aunque caminamos en la carne no combatimos según la carne, 4 pues las armas de nuestro combate no son carnales, sino poderosas por la causa de Dios para arrasar fortalezas y deshacer pensamientos 5 y toda altanería que se subleva contra el conocimiento de Dios, y reducimos a cautiverio todo pensamiento en obediencia al Mesías. 6 Y estamos dispuestos a castigar toda desobediencia cuando vuestra obediencia sea ya perfecta.

7 Mirad las apariencias: si alguien confía ser del Mesías, piense una vez más dentro de sí mismo lo siguiente: que así como él es del Mesías, también lo somos nosotros. 8 Pues aun cuando me gloriara en exceso respecto al poder que me dio el Señor para edificación y no para ruina vuestra, no me avergonzaré 9 porque no parezca como que os aterrorizo con mis cartas: 10 porque las cartas —dicen— son severas y fuertes, mas la presencia del cuerpo, débil y la palabra, despreciable. 11 Piense ese tal que lo que somos en ausencia, de palabra y por carta, tales seremos en presencia y de obra.

10,1 -

13,10 Muchos ven aquí de nuevo, en el cambio brusco de tema, el signo de una carta distinta que ha sido incorporada a 2 Cor por el anónimo editor del siglo I y que hemos denominado «Carta de las lágrimas», aunque otros defienden que tal carta es la actual 1 Cor.

2 caminamos según la carne: la acusación es general y, en concreto, que Pablo actúa fraudulentamente respecto a (¿la colecta?) los corintios.

4 deshacer pensamientos: Pablo, que piensa como judío, cree que puede condenar al anatema, a la aniquilación total, incluso los pensamientos o maquinaciones mentales contra Jesús, el Mesías. Se ha visto aquí una suerte de teología política implícita de Pablo contra las pretensiones del culto al emperador que exigía de los que ostentaban algún cargo de responsabilidad política, especialmente en Asia Menor, toda sumisión y obediencia. Se argumenta que la política imperial de Roma, que materializaba la división del mundo entre «romanos» y los «otros», significaba una división étnica radical del mundo conocido. Pero tal división resultaba de facto superada por el intento de Pablo de colocar en el centro del mundo a Israel y hacer que su Mesías-Rey conquistara a todas las naciones en un reino universal. La unificación de las naciones bajo el Mesías podía considerarse como una alternativa real al concepto imperial de la unificación de todas las naciones bajo el poder, los dioses y la civilización romanos. Este trasfondo podría reflejarse en Pablo en la pretensión de la proclama acerca de que el Mesías dominará a todas las naciones, subyugándolas a la «obediencia de la fe». Esta interpretación es simplemente plausible, pero en Pablo no afectaría a la realidad mundana (Rm 13,1-7), sino a un marco más bien idealista y casi ultramundano de un reinado absoluto del Mesías, que destruye todo principado, toda dominación y potestad, que reina omnímodamente hasta poner a todos los enemigos bajo sus pies (1 Cor 15, 24-25.57), y que concluye con una suerte de grito de guerra: «¡Gracias sean dadas a Dios, al que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesús, el Mesías!».

7 confía ser del Mesías: es posible que se refiera a los del «partido del Mesías», los peligrosos espirituales de Corinto que se creían superiores a los demás. En ese caso, Pablo es más «del Mesías» que nadie.

10 la presencia del cuerpo, débil: en este texto se fundamenta probablemente la descripción de Pablo en los Hechos de Pablo y Tecla 3: «Anduvo Onesíforo por el camino real que lleva a Listra y se situó allí de pie, para esperarlo, comparando a todos los que venían con la descripción de Tito. Vio, pues, que se acercaba Pablo, hombre pequeño de estatura, calvo (‘con pelo ralo y escaso’: versiones latina y siríaca), de piernas arqueadas, vigoroso, cejijunto (siríaco: de piernas un poco arqueadas, rodillas vigorosas y ojos grandes), de nariz un tanto sobresaliente (versión latina: de nariz aquilina), mas lleno de gracia (como en Jn 1,14 —de Jesús— y Hch 6,8, de Esteban). Unas veces parecía un hombre, otras, tenía el rostro de un ángel».

12 Así pues no osamos igualarnos ni compararnos con algunos que se recomiendan a sí mismos, sino que al medirse a sí mismos según su opinión y comparándose consigo mismos, no entienden. 13 Nosotros, en cambio, no nos gloriaremos sin medida, sino según la medida de la regla que Dios nos ha asignado, medida que vale también para vosotros 14 Pues no sobrepasamos nuestra norma como para llegar hasta vosotros, sino que en realidad llegamos antes hasta vosotros con el anuncio del evangelio del Mesías, 15 no gloriándonos desmesuradamente en los trabajos ajenos, sino albergando la esperanza de que, mediante el progreso de vuestra fe, nos engrandeceríamos cada vez más entre vosotros conforme a la abundancia de nuestra medida, 16 extendiendo el evangelio más allá de vosotros sin tener que gloriarnos en norma ajena respecto a lo ya realizado. 17 «El que se gloríe, gloríese en el Señor». 18 El que a sí mismo se recomienda no es hombre probado, sino aquel a quien el Señor recomienda.

14 La idea de este enrevesado versículo es la siguiente: «No tengo que estirarme como si no alcanzara hasta ahí, pues también a Corinto fui el primero en llegar con la buena noticia del Mesías» (J. Mateos).

16 gloriarnos en norma ajena respecto a lo ya realizado: otros interpretan «Con la esperanza de que, conforme crecía vuestro número de creyentes, me multiplicaría más y más entre vosotros 17 y anunciaría la buena noticia más allá de Corinto, sin presumir de campo ajeno entrando en lo ya labrado» (J. Mateos).

17 Cita de Jr 9,22-23.

11 1 ¡Ojalá soportarais un poco mi necedad! Pero sí que me la soportáis. 2 Porque celoso estoy de vosotros con celo de Dios, pues os he desposado con un solo varón para presentaros cual virgen casta al Mesías. 3 Pero temo que como la serpiente engañó a Eva con su astucia, se perviertan vuestras mentes apartándose de la simplicidad y la santidad. 4 Pues soportáis estupendamente que venga uno cualquiera proclamando un Jesús distinto del que os proclamé, y aun acogéis un espíritu distinto del que recibisteis y un evangelio diferente del que abrazasteis.

5 Sin embargo, no me estimo en nada inferior a esos «superapóstoles». 6 Pues aunque imperito en la oratoria, no así en la ciencia; en todo os lo hemos demostrado y en presencia de todos. 7 ¿Acaso me equivoqué abajándome para ensalzaros porque os anuncié gratuitamente el evangelio de Dios? 8 A otras iglesias despojé, recibiendo viático de ellas para vuestro servicio. 9 Y estando presente entre vosotros y necesitado, no fui gravoso a nadie: mi necesidad fue remediada por los hermanos llegados de Macedonia; en todo evité y evitaré seros gravoso. 10 ¡Por la verdad del Mesías que está en mí, que esta gloria no me será arrebatada en las regiones de Acaya! 11 ¿Por qué? ¿Porque no os amo? ¡Dios lo sabe!

12 Lo que hago y continuaré haciendo será cortar por lo sano todo pretexto a los que en su vanagloria pretenden ser tenidos por iguales a nosotros. 13 Porque esos tales son unos falsos apóstoles, trabajadores mentirosos, disfrazados de apóstoles del Mesías. 14 Y nada tiene de admirable, pues el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. 15 Así pues, no es mucho que sus ministros se disfracen también de ministros de la justicia, cuyo fin será según sus obras.

3 engañó a Eva: alusión a Gn 3,13. y la santidad: sintagma suprimido por algunos buenos manuscritos.

4 soportáis estupendamente: este versículo debe entenderse como una ironía amenazante en el fondo, como en Gal 1,6-8: «Aunque nosotros mismos o un ángel del cielo [os] evangelizara algo distinto de lo que os hemos evangelizado, ¡sea anatema!».

14 Satanás se disfraza de ángel de luz: tomado por Pablo probablemente del escrito hoy apócrifo Vida de Adán y Eva (¿siglo I a.e.c.?).

16 Digo de nuevo que nadie piense que soy un necio; pero, y si no soy necio, permitidme que me gloríe un poco también yo. 17 Lo que digo no lo diré según el Señor, sino como en un acceso de locura, en este supuesto de la glorificación propia. 18 Y puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré. 19 ¡Gustosos soportáis a los necios los que sois sensatos! 20 Pues soportáis si alguien os esclaviza, os devora, os roba, si se da importancia, si alguien os abofetea... 21 Para vergüenza lo digo; ¡como si yo fuera débil...!

Y en cualquier cosa en la que alguien se atreva —en acto de locura lo digo— también me atrevo yo. 22 ¿Son hebreos? También yo. ¿Son israelitas? También yo. ¿Son descendencia de Abrahán? También yo. 23 ¿Son ministros del Mesías? —como loco estoy hablando— ¡más que ellos! Más en trabajos; más en cárceles; exageradamente más en azotes; en peligros de muerte muchas veces. 24 De los judíos recibí cinco veces cuarenta menos uno. 25 Tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué; un día y una noche pasé en el abismo. 26 Viajes numerosos; peligros de ríos; peligros de bandidos; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en la ciudad; peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; 27 trabajo y fatiga; en vela muchas noches; hambre y sed; en ayunos muchos días; frío y desnudez. 28 Y aparte de esto, mi responsabilidad diaria, la preocupación por todas las iglesias. 29 ¿Quién desfallece que yo no desfallezca? ¿Quién sufre escándalo que yo no me abrase?

30 Si hay que gloriarse, en mi debilidad me gloriaré. 31 El Dios y Padre del Señor Jesús sabe que no miento; ¡Bendito sea por todos los siglos! 32 En Damasco, el etnarca del rey Aretas custodiaba la ciudad de los damascenos para prenderme. 33 Y por una ventana, en una espuerta, fui descolgado muro abajo y hui de sus manos.

20 si alguien os esclaviza: posible alusión a Sal 53,5 (4) e Is 9,11.

22 ¿Son hebreos? También yo. ¿Son israelitas? También yo. ¿Son descendencia de Abrahán? También yo: no parece posible que quien escribe estas frases sea un apóstata del judaísmo y piense que la religión judía estaba ya superada.

24 de los judíos recibí cinco veces cuarenta menos uno, es decir, treinta y nueve azotes, para no sobrepasar la norma de Dt 25,3: «Podrá infligirle cuarenta azotes, pero no más, no sea que al golpearle más sea excesivo el castigo, y tu hermano quede envilecido a tus ojos». La frase dibuja a un Pablo sometido a la disciplina sinagogal, como buen judío observante, según el principio paulino de la adaptabilidad (1 Cor 9,19-23), aunque sus interpretaciones sobre la Ley fueran discutidas y, a veces penalizadas. Tres veces fui azotado con varas: castigo propio de las autoridades romanas a los «peregrinos», es decir, no ciudadanos romanos; esto concuerda difícilmente con la afirmación de Hch 16,37-38; 22,25-29; 23,27 de que Pablo fuera ciudadano romano (aquí).

25 una noche pasé en el abismo, es decir, del mar.

26 peligros de los de mi raza: por ejemplo, Hch 9,23. peligros de los gentiles: por ejemplo, el motín de los plateros de Éfeso (Hch 19,23-20,1). peligros entre falsos hermanos: véase Gal 2,4.

31 El Dios y Padre del Señor Jesús sabe que no miento; ¡Bendito sea por todos los siglos!: la bendición, propia de Dios en la Biblia hebrea, no se otorga aquí a Jesús, el Mesías, sino a Dios Padre.

32 el etnarca del rey Aretas custodiaba la ciudad de los damascenos para prenderme: la predicación de Pablo en las sinagogas de Damasco sobre el Mesías provocaba desórdenes, también callejeros, entre los judíos. Ello debió de ocurrir antes del 40 e.c., pues Aretas IV reinó sobre los nabateos del 9 a.e.c. hasta esa fecha.

12 1 ¿Es preciso gloriarse? No es conveniente en verdad..., pero vendré a las visiones y revelaciones del Señor. 2 Sé de un hombre en el Mesías, hace catorce años, si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe...; que ese tal fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3 Y sé que ese tal hombre, en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe..., 4 que fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que no es lícito al hombre pronunciar. 5 De ese tal me gloriaré; pero en cuanto a mí, no me gloriaré salvo en mis propias debilidades.

6 Porque si quisiera gloriarme, no seré necio, pues diré la verdad. Pero me la ahorro, no sea que alguien se forme de mí una idea superior a lo que ve en mí u oye de mí. 7 Y por la magnitud de las revelaciones, para que no me engría por ello, me fue dado un aguijón para la carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no me engría. 8 Sobre esto tres veces rogué al Señor que se alejara de mí. 9 Pero me dijo: «Te basta mi gracia, pues la fuerza llega a su consumación en la flaqueza». Así pues, con sumo gusto me gloriaré sobre todo en mis debilidades, para que plante su tienda en mí la fuerza del Mesías. 10 Por ello me complazco en mis debilidades, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y angustias por el Mesías: pues, cuando soy débil, entonces soy fuerte.

11 ¡Me he vuelto loco! Vosotros me habéis obligado. Pues yo debería ser recomendado por vosotros, pues en nada he sido inferior a esos superapóstoles, aunque nada soy. 12 Los signos del apóstol se vieron cumplidos entre vosotros: en toda paciencia y también en señales, prodigios y milagros. 13 Pues ¿qué hay en lo que hayáis sido inferiores a las demás iglesias, salvo en no haberos sido yo gravoso? ¡Perdonadme esta injuria!

1-13 Pablo quiere y no quiere gloriarse ante los corintios de sus dones espirituales. De ello resulta un estilo torturado, aunque brillante, de frases con vueltas y revueltas, afirmaciones indirectas y ocultación de su persona.

2 hasta el tercer cielo: el paraíso está en este lugar según idea judía de la época; véase 2 Henoc 5,9.

4 y oyó palabras inefables que no es lícito al hombre pronunciar: vuelve a utilizar Pablo un lenguaje muy parecido a los cultos de misterio: el secreto del arcano que impide mostrar a la luz lo revelado.

7 un aguijón para la carne, un ángel de Satanás: no se sabe a qué enfermedad se refiere Pablo: quizás epilepsia, lo que es muy apropiado para un visionario apocalíptico como era él.

12 señales, prodigios y milagros: aluden probablemente a otros éxtasis y sobre todo a sanaciones realizadas por Pablo.

14 Mirad, es la tercera vez que estoy dispuesto a ir a vosotros, y no os seré gravoso, pues no busco lo vuestro, sino a vosotros. Pues no deben los hijos atesorar para los padres, sino los padres para los hijos. 15 Pero yo gustosamente gastaré y me desgastaré totalmente por vuestras almas. Si más os amo, ¿seré menos amado? 16 Sea, pues: yo no os fui gravoso; pero al ser astuto, os capturé con dolo. 17 ¿Acaso os exploté por medio de alguno de los que os envié? 18 Rogué a Tito y envié con él al hermano. ¿Acaso os explotó Tito? ¿No hemos caminado según el mismo espíritu? ¿No hemos seguido las mismas huellas?

18 ¿Acaso os explotó Tito?: de nuevo, probable alusión indirecta a la acusación de corrupción colectiva de Pablo y sus ayudantes en la colecta, formulada por algunos corintios.

19 Estáis pensando desde hace tiempo que nos estamos justificando ante vosotros. Delante de Dios, en el Mesías, estamos hablando. Y todo, queridos, para edificación vuestra. 20 Temo, pues, que al llegar no os encuentre como deseo, y me encontréis como no deseáis: que haya discordias, celos, iras, disputas, calumnias, murmuraciones, insolencias, desórdenes. 21 Temo que al ir de nuevo me humille el Señor ante vosotros y llore por muchos que anteriormente pecaron y no se convirtieron de la impureza, fornicación y libertinaje que cometieron.

21 impureza, fornicación y libertinaje: la tendencia libertina de los «espirituales» de Corinto es preanuncio del libertinaje de algunas sectas gnósticas, pocas, como los adeptos de Pródico (Clemente de Alejandría, Stromata [Tapices] III 4) y los carpocracianos, y «otros» de Ireneo de Lyon, Contra los herejes I 23 3 y I 28,2 y posteriormente la secta de los fibionitas.

13 1 Por tercera vez voy a vosotros. «Por la palabra de dos o tres testigos se zanjará todo asunto». 2 Ya tengo dicho —y vuelvo a decirlo de antemano ahora que estoy ausente, lo mismo que la segunda vez estando presente— a los que anteriormente pecaron y a todos los demás: si vuelvo otra vez, no perdonaré 3 ya que buscáis una prueba de que en mí habla el Mesías, el cual no es débil con vosotros, sino poderoso entre vosotros.4 Pues ciertamente fue crucificado por su debilidad, pero vive por la fuerza de Dios. Así pues, también nosotros: somos débiles en él, pero viviremos con él por la fuerza de Dios en vosotros.

5 Examinaos vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos: ¿no reconocéis que Jesús, el Mesías, está en vosotros? A no ser que estéis ya reprobados. 6 Y espero que sepáis que nosotros no estamos reprobados. 7 Y rogamos a Dios que no hagáis mal alguno, no para que nosotros aparezcamos probados, sino para que vosotros obréis el bien, aun cuando seamos nosotros reprobados. 8 Pues nada podemos contra la verdad, sino a favor de la verdad. 9 Pues nos alegramos cuando nosotros somos débiles pero vosotros fuertes; esto pedimos: vuestra perfección. 10 Por ello os escribo estas cosas ausente para que, presente, no emplee duramente el poder que el Señor me otorgó para edificación y no para destrucción.

1 Cita de Dt 19,15.

4 fue crucificado por su debilidad, pero vive por la fuerza de Dios: véase Rm 1,1-4: «Evangelio de Dios... acerca de su Hijo, nacido del linaje de David según la carne, constituido hijo de Dios con poder... a partir de su resurrección de entre los muertos». La expresión «Hijo de Dios», aplicada al Mesías, era también susceptible de un tratamiento político por parte de alguien externo que leyera la carta de Pablo, pues podría parecer que se utilizaba a modo de crítica a la teología imperial romana. Los títulos empleados para designar las funciones del emperador por la ideología del culto imperial eran «divino», «hijo del divino», «dios», «dios de dioses», «salvador del mundo». El empleo de estos títulos de grandeza o majestad para alabar a Jesús tenía como objetivo su glorificación, pero no era el principal ni el único. El principal no era laudatorio, sino la afirmación del carácter mesiánico de Jesús y de su reino, opuesto al del emperador de hecho, pero orientado no hacia este mundo, sino a otro ámbito superior, ultraterreno (véase nota a 10,4). somos débiles en él, pero viviremos con él: otra expresión de la idea misteriosófica de participación en el trance del Mesías, muerte y resurrección, como divinidad salvadora.

11 Por lo demás, hermanos, alegraos; sed perfectos; exhortaos; tened un mismo sentir; vivid en paz y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros. 12 Saludaos unos a otros con el ósculo santo. Os saludan todos los santos. 13 La gracia del Señor Jesús, el Mesías, el amor de Dios y la comunión del Espíritu santo sean con todos vosotros.

11-13 Algunos estudiosos ven en este final una declaración paulina trinitaria. Esto es altamente improbable, por no decir imposible en un pensador judío de la época del Segundo Templo como era Pablo, aunque seguro que tales formulaciones, netamente paulinas, darán pie siglos después al credo de Nicea y Constantinopla.

11 tened un mismo sentir: misma idea en Rm 15,5.

1,1 - 2,13 + 7,5-16: Carta C («Carta de reconciliación») Primera parte

1 1 Pablo, apóstol de Jesús, el Mesías, por voluntad de Dios, y Timoteo, el hermano, a la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya; 2 a vosotros gracia y paz de parte de Dios, Padre nuestro y del señor Jesús, el Mesías.

1 santos: véase 1 Cor 6,2. en toda Acaya: estimaciones muy ponderadas calculan que a la muerte de Pablo (no sabemos cuándo exactamente); pero si fue en torno al 64, habría, en total, en todo el Imperio romano unos tres mil seguidores de Jesús.

3 Bendito sea el Dios y padre del señor nuestro Jesús, el Mesías, el padre de las misericordias y Dios de toda consolación, 4 el que nos consuela en toda tribulación nuestra para que podamos nosotros consolar a los que están en toda tribulación por el consuelo con el que nosotros mismos somos consolados por Dios 5 Porque como abundan los padecimientos del Mesías en nosotros, así por el Mesías abunda también nuestra consolación. 6 Y si somos atribulados, lo somos para vuestro consuelo y salvación; si somos consolados, es para vuestro consuelo, que opera en la paciencia sobre los mismos sufrimientos que también nosotros soportamos. 7 Y nuestra esperanza es firme respecto a vosotros, porque sabemos que, así como sois partícipes con nosotros en los sufrimientos, así también lo seréis en la consolación.

8 Pues no queremos que ignoréis, hermanos, nuestra tribulación acaecida en Asia, porque nos sentimos abrumados por encima de nuestras fuerzas, hasta el punto de que tuvimos dificultades para conservar la vida. 9 Sí, tuvimos sobre nosotros mismos la sentencia de muerte, para que no confiemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos. 10 El cual nos libró de semejante muerte, y nos librará: en él tenemos la esperanza de que nos seguirá librando aún, 11 si colaboráis también vosotros con la oración por nosotros, para que la gracia que está en nosotros, obtenida por muchas personas, sea por muchos agradecida en nuestro nombre.

5 abundan los padecimientos del Mesías: la abundancia de los padecimientos del Mesías en Pablo —con la paralela abundancia en el consuelo— es una idea con un sabor misteriosófico, similar a la de los cultos de misterio helenísticos: si se participa de la peripecia dolorosa del dios salvador, se triunfará luego con él en su resurrección. A pesar de las dudas e inconvenientes, esta parece la interpretación más sencilla de acuerdo con el ambiente religioso del Mediterráneo oriental en el siglo I.

8 abrumados: ignoramos cuál es exactamente la tribulación acaecida en Asia con resultado de pena de muerte: quizás se refiera al motín de los plateros de Éfeso narrada en Hch 19,23-20,1 (con un presunto juicio y sentencia). Pero el autor de Hch no menciona proceso ni condena de muerte alguna.

9 que resucita a los muertos: Pablo insiste repetidas veces en esta idea. Siempre es Dios el que resucita a los muertos, incluido también el caso de Jesús.

12 Pues nuestro orgullo es este: el testimonio de nuestra conciencia, porque nos hemos comportado en el mundo, y sobre todo hacia vosotros, con la sencillez y la sinceridad que vienen de Dios, y no con sabiduría carnal, sino con la gracia de Dios. 13 Pues no os escribimos sino lo que leéis y comprendéis, y espero que lo comprenderéis hasta el final, 14 como ya nos conocisteis en parte: nosotros somos vuestro orgullo, como vosotros el nuestro en el día de nuestro Señor Jesús.

12 Para el contraste «sabiduría espiritual/carnal», véase 1 Cor 2,1-16. 13 hasta el final: podría también entenderse como «comprender totalmente»; pero es probable, por la alusión al «día del Señor», el Juicio, que se refiera al esfuerzo de comprender el contenido de la fe manteniéndose fieles hasta ese crucial día.

15 Y con esta confianza me propuse acercarme en primer lugar a vosotros para proporcionaros una segunda gracia, 16 y pasando por vuestra ciudad atravesar hasta Macedonia y regresar desde allí a vosotros, a fin de que me proporcionéis los medios para ir a Judea. 17 Así pues, al proponerme esto, ¿acaso obré con ligereza? O ¿lo que delibero lo hago según la carne, de modo que en mí hay un sí, sí y un no, no. 18 ¿Pongo a Dios por garante de que mi palabra a vosotros no es un sí y un no? 19 Pues el Hijo de Dios, Jesús, el Mesías, proclamado a vosotros por Silvano, Timoteo y por mí mismo, no fue un sí y un no; no hubo en él más que sí. 20 Pues cuantas promesas hizo Dios han tenido su sí en él, y es así como lo glorificamos cuando pronunciamos el «amén» a Dios para su gloria por nuestro medio. 21 Es Dios el que nos conforta con vosotros en el Mesías y el que nos ungió; 22 él es quien nos selló y nos dio en arras el Espíritu en nuestros corazones.

15-22 Pablo se disculpa del cambio de planes, criticado por algunos como un acto de ligereza.

15 segunda gracia: es decir, segunda oportunidad. Se refiere a la posibilidad de que los corintios hubieran prestado oídos a acusaciones injustas contra Pablo, quizás de fraude en la colecta en pro de los judeocristianos de Jerusalén. Su presencia le habría concedido la gracia del arrepentimiento. Hay aquí una variante interesante de algunos buenos manuscritos: charán: segunda «alegría». Algunos la prefieren porque consideran un tanto presuntuoso de parte de Pablo pensar que su presencia es una «gracia» divina; pero véase Flm 22: «Espero que por vuestras oraciones se os concederá la gracia de mi presencia».

17 un sí, sí y un no, no: es decir, «un sí y un no a la vez», como en v. 19.

19 no fue un sí y un no: debe entenderse naturalmente como la expresión oral de una afirmación contradictoria, de un propósito no cumplido: positiva y negativa a la vez sobre el mismo tema.

20 cuantas promesas hizo Dios: se refiere a la promesa a Abrahán que los judíos entienden como hecha para ellos solos —pueblo elegido—, pero que al final de los tiempos se amplía a los gentiles conversos, que pasan a ser hijos adoptivos de Abrahán, y son injertados como ramas de oleastro en el olivo verdadero que es Israel (Rm 11,24). lo glorificamos cuando pronunciamos el «amén» a Dios: literalmente: «por ello y por su medio nosotros (pronunciamos) el amén para su gloria por medio de aquel». para su gloria por nuestro medio: como en Flp 2,11 (análogamente en 1 Cor 15,23-27) se dice que el Mesías obra todo para gloria de Dios Padre, igualmente con el apóstol, Pablo, que es el enviado del Mesías y lo representa.

21-22 ungió... selló... arras: Pablo confirma que el bautismo es un sello que testifica la pertenencia totalmente al Mesías del que ha recibido ya el Espíritu al aceptar con fe el evangelio. Pero en esta vida no se recibe plenamente, sino como en promesa, arras, de la posesión plena en el paraíso.

1,23 - 2,4

23 E invoco a Dios como testigo en mi alma que no fui aún a Corinto por consideración a vosotros. 24 No porque ejerzamos dominio sobre vuestra fe, sino porque cooperamos con vuestra alegría, pues os mantenéis firmes en la fe.

2 1 Pues determiné en mi interior no ir de nuevo a vosotros con tristeza. 2 Pues si yo os entristezco, ¿quién sería el que me alegra si no es el que está entristecido por mi causa? 3 Y os escribí aquello para, al llegar, no entristecerme a causa de los mismos que deberían alegrarme, convencido respecto a todos vosotros de que mi alegría es vuestra alegría. 4 Pues os escribí en medio de una gran tribulación y angustia de corazón con muchas lágrimas, no para contristaros sino para que sepáis el extremado amor que os profeso.

4 os escribí... lágrimas: véase aquí. La carta, a la que se refiere este versículo, está contenida en 2 Cor, pero se halla descolocada: 10,1-13,10. Sin embargo, no hay unanimidad al respecto, pues algunos opinan que la «Carta de las lágrimas» es 1 Cor.

5 Pues si alguien ha causado tristeza, no es a mí a quien contristó, sino en parte —para no exagerar— a todos vosotros. 6 Bastante es para ese tal la reprimenda de la mayoría, 7 de modo que, por el contrario, lo perdonéis y consoléis no sea que ese sujeto se hunda en una excesiva tristeza. 8 Por ello os suplico que confirméis vuestro amor para con él. 9 Pues también os escribí para lo siguiente: para probaros si sois obedientes en todo. 10 Y a quien perdonéis, también yo. Pues lo que perdono, si algo he perdonado, fue por vosotros en la persona del Mesías, 11 para que no seamos engañados por Satanás, pues no desconocemos sus pensamientos.

5 es a mí a quien contristó: Pablo fue ofendido en una visita anterior a Corinto, por un personaje o varios (acusación de fraude en la colecta, probablemente). De ahí la insistencia de Pablo en el perdón.

12 Y al llegar a Tróade para anunciar el evangelio del Mesías, y teniendo abierta una puerta en el Señor, 13 no tuve descanso en mi espíritu al no encontrar a mi hermano Tito, sino que —despidiéndome de ellos— marché a Macedonia.

12-13 Aquí se interrumpe la Carta C (primera parte).

7,5-16 (enlaza con 2,13): Carta C (segunda parte)

7 5 Pues, cuando llegamos a Macedonia, no tuvo sosiego alguno nuestra carne, sino toda tribulación: por fuera, luchas; por dentro, temores. 6 Pero el que consuela a los humildes, Dios, nos consoló con la presencia de Tito, 7 y no solo con su presencia, sino también por el consuelo con el que lo consolasteis, comunicándonos vuestra añoranza, vuestro llanto, vuestro celo por mí hasta el punto de alegrarme en extremo.

8 Porque si os entristecí con la carta, no me arrepiento. Y si me hubiera arrepentido —pues veo que aquella carta os entristeció, aunque solo fuera por un momento— 9 ahora me alegro; no porque estuvierais tristes, sino porque os entristecisteis para dar lugar al arrepentimiento. Pues os entristecisteis según Dios, de manera que de nuestra parte nadie sufrió daño alguno. 10 Pues la tristeza según Dios opera un arrepentimiento estable para la salvación; mas la tristeza del mundo opera la muerte. 11 Mirad, pues, qué ha producido entre vosotros ese entristecerse según Dios: cuánta solicitud y qué disculpas, qué enojo, qué temor, qué añoranza, qué celo, qué escarmiento. Habéis resultado inocentes del todo en este asunto. 12 En efecto, si os escribí no fue a causa del que injurió ni del injuriado; fue para que se manifestara entre vosotros vuestro interés por nosotros ante Dios. 13 Por ello estoy consolado.

Y acerca de este consuelo nuestro, nos hemos alegrado mucho más por la alegría de Tito, porque su espíritu fue aquietado por todos vosotros. 14 Porque si en algo me he gloriado de vosotros ante él, no he quedado avergonzado, sino que así como os hemos dicho la verdad en todas las cosas, así también nuestra gloria por Tito ha resultado verdadera. 15 Y sus entrañas están todavía más con vosotros al recordar la obediencia de todos vosotros y cómo le acogisteis con temor y temblor. 16 Me alegro de que confío totalmente en vosotros.

5-16 Este pasaje intenta mostrar la parte sensible de Pablo en sus problemas con los corintios: se consuela con la añoranza que de él tiene la mayoría de Corinto (7); con su arrepentimiento de que ha inducido un buen comportamiento (8-13); porque también Tito está alegre por lo sucedido en la ciudad; porque al fin y al cabo puede confiar en los corintios (15-16).

6 Pero el que consuela a los humildes: o bien los que están momentáneamente humillados. La presencia («parusía») de Tito es su «presencia debido a su llegada» (Vulgata: adventus: «llegada»).

14-16 Las idas y venidas de Tito a Corinto se refieren a la preparación de la colecta, de la que se habla en los capítulos 8 y 9. Los elogios de los corintios que Pablo hizo a Tito resultaron ser verdad.

15 sus entrañas: es decir, su ánimo.

8,1-24: Carta D (Primer billete sobre la colecta)

8 1 Os hacemos saber, hermanos, la gracia de Dios otorgada a las iglesias de Macedonia. 2 Porque, la dura prueba de la tribulación, su alegría desbordante y su extrema pobreza se desbordaron en el tesoro de su sencilla liberalidad. 3 Porque según sus posibilidades —doy testimonio—, y aun más allá de sus posibilidades, espontáneamente 4 nos pedían con muchas palabras de exhortación la gracia de contribuir al servicio de los santos. 5 Y no como esperábamos..., sino que se dieron a sí mismos primero al Señor y luego a nosotros por voluntad de Dios, 6 de modo que rogamos a Tito que como lo había comenzado llevara así a buen término también entre vosotros este don.

1 gracia de Dios: hermosa metáfora para designar una colecta. Este billete o carta breve pone a los macedonios como ejemplo de los corintios, lo que contrasta con el capítulo 9,2 que pone a los corintios como ejemplo de los macedonios.

4 de los santos: véase nota a 1 Cor 6,1-8.

5 Y no como esperábamos...: probablemente hay que entender «Y no como nos imaginábamos...». y luego: latín deinde: añadido de la Vulgata.

7 Pero así como abundáis en todo: en fe, en palabra y ciencia, y en toda solicitud y en nuestro amor hacia vosotros, abundad también en este don. 8 No pronuncio una orden, sino que pruebo la sinceridad de vuestro amor por la solicitud hacia los demás. 9 Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesús, el Mesías, a saber que, por vosotros se hizo pobre siendo rico, para que con su pobreza os enriquecierais. 10 Y un consejo sobre esto os doy: esto es lo que os conviene, ya que tomasteis la iniciativa desde el año pasado no solo en hacer sino en desear la colecta. 11 Pero ahora llevadla también a cabo, de forma que como existe el ánimo del querer, así también el de llevar hasta el fin el tener. 12 Pues si existe voluntad, se recibe bien lo que hay, y no se tiene en cuenta lo que no hay. 13 Pues no se trata de que haya alivio para otros y angustia para vosotros, sino igualdad. 14 En el momento vuestra abundancia sirva para la necesidad de aquellos, para que la abundancia de aquellos supla vuestra necesidad de modo que resulte la igualdad, 15 como está escrito: «El que mucho recogió, no tuvo de más; y el que poco, no tuvo de menos».

7 abundáis en todo: palabras necesariamente zalameras, pues va a pedirles dinero.

8 No pronuncio una orden: se ve claro de nuevo que ante cierta renuencia por parte de los corintios a donar fondos, Pablo pone de ejemplo a los macedonios, gentes con menos «posibles» (v. 3) que los corintios.

9 con su pobreza os enriquecierais: idea parecida a la de Flp 2,8.

10 no solo en hacer, sino en desear: es decir, ejecutar la colecta sin constreñimiento alguno externo.

15 Cita de Ex 16,18.

16 Gracias sean dadas a Dios, que suscita el mismo interés por vosotros en el corazón de Tito, 17 porque aceptó mi ruego, y al sentirse más solícito que nunca por propia iniciativa fue donde vosotros. 18 Con él enviamos al hermano cuya alabanza a causa del Evangelio se ha extendido por todas las iglesias... 19 y no solo eso, sino que fue designado por elección de todas las iglesias como nuestro compañero de viaje para este don con el que servimos nosotros para gloria del [mismo] Señor, por iniciativa nuestra..., 20 evitando así que alguien nos reproche por esta importante cantidad de dinero cuya administración nos incumbe; 21 pues «procuramos el bien no solo ante el Señor sino también ante los hombres». 22 Con ellos os enviamos también a nuestro hermano, del que hemos comprobado muchas veces y de muchas maneras su solicitud, solicitud aún mayor ahora por la mucha confianza que tiene en vosotros. 23 Y en cuanto a Tito, es compañero y colaborador mío cerca de vosotros; en cuanto a nuestros otros hermanos, son los apóstoles de las iglesias, gloria del Mesías. 24 Así pues, mostrad hacia ellos ante la faz de las iglesias la muestra de vuestro amor y nuestro orgullo respecto a vosotros.

16-24 Son frases un tanto retorcidas, pesadas y cargadas de retórica, como si Pablo deseara mostrarse ante todo delicado y diplomático con los corintios en esta petición de dinero.

18.

22.23 Pablo no da el nombre de estos hermanos ni aquí ni en ningún otro lugar.

20 De nuevo, se halla en el trasfondo la acusación contra Pablo de fraude respecto a la colecta, formulada por algunos corintios.

21 pues «procuramos el bien... ante los hombres»: cita de Pr 3,4 LXX; quizás haya aquí una leve alusión al temor de Pablo de que los judeocristianos de la iglesia de Jerusalén no quieran aceptar la colecta por ser dinero procedente de gentiles... ¡impuros!, al fin y al cabo para los más intransigentes, aunque se hayan convertido a la fe en el mismo Mesías, Jesús.

9,1-15: Carta E (Segundo billete sobre la colecta)

9 1 Pues en cuanto a este servicio para los santos, me es superfluo escribiros. 2 Conozco, en efecto, vuestro ánimo, del que me glorío ante los macedonios diciéndoles de vosotros que Acaya está preparada desde el año pasado, y que vuestro celo ha estimulado a muchos. 3 Y os envié a los hermanos para que nuestra gloria por vosotros no se quede en nada en este particular, de modo que, tal como os decía, estéis preparados; 4 no sea que si vinieran conmigo los macedonios y os encontraran no preparados, se torne en confusión nuestra, por no decir vuestra, esta situación. 5 He creído necesario, por tanto, exhortar a los hermanos para que vayan antes adonde vosotros y preparen de antemano vuestro ya anunciado don, a fin de que sea preparado como don y no como acto de avaricia.

1-5 Vemos en este capítulo 9, un Segundo billete sobre la colecta (Carta E), una carta aparte de Pablo a las «comunidades de Acaya» introducida en 2 Cor por el editor de inicios del siglo II. Esta hipótesis es plausible porque el v. 2 pone a los corintios como ejemplo de los macedonios (al revés que en 8,1-4).

5 como don y no como acto de avaricia: es decir, un don tan escaso que pondría de manifiesto la avaricia o tacañería de los donantes.

6 Y (recordad) aquello de que «el que siembra con mezquindad, con mezquindad cosechará también»; el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará también. 7 Cada cual dé según le dicte de antemano su corazón, no con tristeza ni forzado, pues «Dios ama al que da con alegría». 8 Y poderoso es Dios para que abunde toda gracia en vosotros a fin de que siempre y en todo tengáis lo necesario, y abundéis en toda obra buena, 9 como está escrito: «Repartió a manos llenas; dio a los pobres; su justicia permanece eternamente». 10 Aquel que provee «de simiente al sembrador y de pan para su alimento», proveerá y multiplicará vuestra semilla y aumentará «los frutos de vuestra justicia». 11 En todo sois ricos para toda liberalidad, la cual operará por nuestro medio una acción de gracias a Dios. 12 Porque el ministerio de esta ofrenda no solo es un complemento a las necesidades de los santos, sino que abunda también en muchas acciones de gracias a Dios. 13 Al experimentar este ministerio glorificarán a Dios ante vuestra obediencia y profesión de fe en el evangelio del Mesías y por la generosidad de comunión con ellos y con todos. 14 Y con su oración por vosotros os manifestarán su gran afecto a causa de la gracia supereminente de Dios sobre vosotros. 15 ¡Gracias a Dios por su don inenarrable!

6-15 La limosna, la oración, el cuidado de los enfermos, enterrar a los muertos, etc., son las «obras de misericordia» típicas del judaísmo que heredará el cristianismo. En el v. 13 se indica que tales obras son a la vez una profesión de fe en el evangelio.

6 Cita de Pr 11,24-25.

7 Cita de Pr 22,8 LXX.

9 Cita de Sal 111,9.

10 Citas de Is 55,10 y Os 10,12 LXX.

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