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LA AMALGAMA DE TRES CARTAS

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La cuestión de si la Carta a los filipenses está compuesta de varias cartas unidas entre sí se suscita por los cambios de pensamiento que presenta la carta tal como ha llegado hasta nosotros, y que señalaremos en las notas. Pero, a pesar de tales saltos, la carta se entiende bien teológicamente, pues los cambios no afectan al sentido de importantes nociones paulinas que tienen entidad por sí mismas. Ante la cuestión literaria de la variedad de temas, bruscas mutaciones de contenido, cambios en el estilo, etc., los estudiosos adoptan por lo general dos posturas:

Primera: unos admiten los síntomas de discontinuidad, pero consideran que se debe otorgar confianza a la tradición que nos ha transmitido la carta paulina tal como está. Opinan que no hay razón contundente alguna para ver en ella más de una carta, pues esto implicaría, como en otras ocasiones, la inexplicable labor del anónimo editor que se habría tomado la molestia de reunir y ensamblar restos de antiguas cartas paulinas, con unos criterios de trabajo muy difíciles de entender.

Se sostiene igualmente que los cambios de pensamiento, de tema y de estilo son frecuentes en otras cartas de Pablo (por ejemplo, Rm 16,17ss; 1 Tes 2,15s; 1 Cor 15,58). En Filipenses, tales mutaciones se explicarían suficientemente si se considera que la composición física de esta carta se prolongó durante un cierto tiempo y que, en el entretanto, le iban llegando noticias a Pablo; o bien si se piensa que este se iba acordando de diversos temas según se le ofrecían a su memoria.

Se argumenta también que puede observarse cómo las cuestiones en sí de la carta no están tan distantes unas de otras, cómo se repiten en todas las posibles partes de ella ciertas ideas comunes (la alegría; los adversarios...) junto con los mismos vocablos, y cómo un análisis fino puede conducir a encontrar una cierta lógica en los cambios de pensamiento del autor.

Segunda: otros sostienen, por el contrario, que gran parte de las dificultades lógicas de Filipenses tal como está ahora se explican, o simplemente se obvian, si se admite que la carta actual es un compuesto de dos cartas antiguas de Pablo. Es más: parece tener más visos de verosimilitud la unión por el editor no de dos, sino de tres cartas diferentes.

Primera carta: 4,10-20. La primera cronológicamente sería la nota o billete de Pablo en agradecimiento por la ayuda económica recibida de parte de los filipenses. Sería la inicial por tres razones: — Porque si al redactarse 1,5-6 —«Por vuestra comunión con el evangelio desde el primer día hasta hoy. Estoy convencido de lo siguiente: que quien inició en vosotros la obra buena, la consumará hasta el día del Mesías Jesús»— hubiera sido prestada ya una ayuda económica por parte de los filipenses, Pablo no habría dejado de mencionarla antes.

— Porque por el tenor del texto en su conjunto se supone que Pablo está al principio de su prisión.

— Porque no tiene sentido que se le hubiera ocurrido a Pablo redactar una nota de agradecimiento por el don recibido pasado mucho tiempo, después de que todo el asunto de la enfermedad de Epafrodito hubiera ocurrido ya.

Esta nota o primera carta habría sido compuesta probablemente por Pablo poco después de recibir el donativo, es decir, antes de los acontecimientos que se describen en 2,25ss: la enfermedad de Epafrodito; el conocimiento de ella por parte de los filipenses y la manifestación de su preocupación por el caso; la promesa de enviar de nuevo a Epafrodito a Filipos.

Si se acepta lo anterior, se obtiene un orden más lógico de los acontecimientos:

— Pablo, tras su salida de Filipos, se encuentra en mala situación.

— Los filipenses le envían ayuda económica por medio de Epafrodito (4,18).

— Nota de agradecimiento por parte de Pablo o Carta primera (4,10-20).

— Enfermedad grave de Epafrodito (2,27).

— Curación de Epafrodito pasado un cierto tiempo.

Segunda carta: 1,1 - 3,1a, junto con 4,4-9 y el final 4,21-23. Esta misiva fue compuesta unos pocos meses después de la primera. Epafrodito se había curado ya, y Pablo escribe esta segunda nota llena de alegría (1,1-3,1a + 4,4-9 + 4,21-23). En ella se alude a la enfermedad superada de Epafrodito (2,25) y a la preocupación por él de los filipenses. Por parte de Pablo se manifiesta el propósito de devolver a Epafrodito, ya sano, a Filipos.

El contenido de esta segunda carta viene determinado por el material que sobra después de haber apartado las que se consideran cartas primera y tercera, que muestran una buena unidad en sí mismas. Esta misiva debió de ser posterior a la primera, porque su tono supone que se ha alargado la estancia en prisión de Pablo y le ha dado tiempo para reflexionar sobre su situación: lo relacionado con Epafrodito y su enfermedad ha sucedido ya.

Que los saludos finales (que nombran a los de la «casa del César»: 4,22) pertenezcan a esta segunda carta parece lógico, pues deben ir unidos a la mención del «pretorio» (edificio oficial, sede del gobierno de la provincia) que se hace en 1,13.

El fragmento de 4,4-9 se suele atribuir a esta segunda carta porque encaja mejor en ella que dentro de la primera o la tercera.

Tercera carta: 3,1b - 4,3. La tercera carta fue enviada por Pablo cuando hubo cambiado de nuevo la situación y tuvo noticias de la presencia en Filipos de ciertos adversarios de su evangelio (3,1b-4,3). Es realmente difícil saber cuándo se escribió, y hay en verdad dificultades para encajar bien su fecha de composición en lo que sabemos de la vida de Pablo. Ahora bien, debe de ser otra carta porque se trata de un bloque compacto contra los adversarios de Pablo, que presenta un claro comienzo y un claro final.

Este escrito debió de ser posterior a la segunda carta, porque en esta tercera y última los adversarios —mencionados muy vagamente en 1,28 (Segunda carta)— son descritos y refutados con mayor precisión y contundencia. Hubo de pasar tiempo para que le llegaran a Pablo noticias del peligro que representaban estos predicadores, que se supone eran misioneros itinerantes y judaizantes.

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