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4,10-20: Primera carta

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10 Me alegré enormemente en el Señor de que ya finalmente han podido florecer vuestras buenas intenciones para conmigo; ya las teníais, pero carecíais de la oportunidad. 11 No lo digo por la necesidad, pues he aprendido a bastarme a mí mismo. 12 Sé andar escaso y sobrado. En todo y a todo estoy iniciado: en la saciedad y el hambre; en la abundancia y la privación. 13 Todo lo puedo en aquel que me conforta.

14 Sin embargo, hicisteis bien en compartir mi tribulación. 15 Y sabéis también vosotros, filipenses, que en el comienzo del evangelio, cuando salí de Macedonia, ninguna iglesia me abrió cuentas de «haber y debe», sino vosotros solos. 16 Porque incluso en Tesalónica enviasteis ayuda por dos veces para mis necesidades. 17 Porque no busco yo el don; sino que busco que aumenten los intereses en vuestra cuenta. 18 Tengo cuanto necesito y me sobra; estoy repleto después de haber recibido de Epafrodito lo que procedía de vosotros, suave aroma, sacrificio agradable a Dios. 19 Y mi Dios os colmará en todas vuestras necesidades según su riqueza en gloria, en Jesús, el Mesías. 20 Y a Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

10 conmigo; ya las teníais... oportunidad: la traducción es hipotética porque entre «conmigo» y «ya las teníais» hay un sintagma en griego (eph’ hoy) que no sabemos bien cómo traducirlo: quizás como «porque», referido a «Me alegré enormemente»; o bien como una expresión coloquial con sentido causal: «porque ya las tenías»; o finalmente algo así como «respecto a lo cual ya las teníais... solo que os faltaba la ocasión de manifestarlo»; Nácar-Colunga traducen así: «Grande fue mi gozo en el Señor desde que vi que habéis reavivado vuestro afecto por mí. En verdad sentíais interés, pero no teníais oportunidad de manifestarlo».

14 en compartir mi tribulación: compartir con Pablo es compartir con el Mesías: análogamente en 3,18.

15 el comienzo del evangelio: entiéndase: «en el comienzo de la proclamación del evangelio». ninguna iglesia me abrió cuentas de «haber y debe», sino vosotros solos: entiéndase: ninguna entró en comunión conmigo ayudándome materialmente. El lector siente que hay aquí un nuevo salto en el pensamiento de Pablo. De la exhortación anterior se pasa de repente a una especie de nota en la que Pablo acusa recibo de un envío de dinero por parte de los filipenses, y agradece de veras el detalle (4,10.14), pero aprovecha para manifestar que en el fondo no lo necesitaba, pues es autosuficiente en lo económico (1 Tim 6,6 retoma esta idea). Escribe a este propósito una frase que se hará célebre: «Todo lo puedo en aquel que me conforta» (4,13). Esta nota de agradecimiento tiene su propia conclusión: «A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén» (4,20).

19-20 en Jesús, el Mesías. Y a Dios...: obsérvese de nuevo la clara diferenciación paulina entre el Mesías y Dios Padre (2,9.11).

1,1 - 3,1a, junto con 4,4-9 y el final 4,21-23: Segunda carta

1 1 Pablo y Timoteo, siervos de Jesús, el Mesías, a todos los santos en Jesús, el Mesías, que están en Filipos con los epíscopos y diáconos. 2 Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro padre y del señor Jesús, el Mesías.

3 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, 4 rogando en todo lugar y en todas mis oraciones por todos vosotros con alegría 5 por vuestra comunión con el evangelio desde el primer día hasta hoy; 6 estoy convencido de lo siguiente: quien inició en vosotros la obra buena la consumará hasta el día del Mesías, Jesús.

7 Es justo que yo piense así de todos vosotros, porque os tengo en mi corazón, pues sois todos copartícipes de mi gracia, de mis cadenas en la defensa y consolidación del evangelio. 8 Pues testigo es mi Dios de cuánto os añoro a todos vosotros en las entrañas del Mesías, Jesús.

9 Y lo que pido en mi oración es que vuestro amor abunde más y más en conocimiento perfecto y en toda percepción, 10 para que podáis comprobar que es lo mejor, para que seáis sinceros y sin tacha para el día del Mesías, 11 plenos del fruto de la justicia por Jesús, el Mesías, para gloria y alabanza de Dios.

1 El saludo inicial contiene un dato interesante: el escrito va dirigido a sus conversos de Filipos y a los «epíscopos/obispos (en plural) y diáconos» que presiden o rigen la comunidad. Si entendiéramos esta frase tal como suena hoy, una pequeña comunidad tendría varios «obispos». En realidad, aunque los nombres de estos «cargos» nos son bien conocidos, no hay que pensar que en los inicios de la segunda mitad del siglo I en la iglesia de Filipos estaba ya constituida una comunidad de seguidores de Jesús como lo estaría más tarde: un obispo, varios presbíteros y diversos diáconos (o «ayudantes»), como cargos eclesiásticos fijos. Esa estructura correspondería probablemente a finales del siglo I o comienzos del II, o más tarde, y no en todas las iglesias. Cada nuevo grupo de creyentes se organizaba al principio a su manera. Véase Cartas comunitarias aquí).

4 Pablo expresa por primera vez su alegría. Véase también 1,18.25; 2,17.18.28-29; 3,1; 4,1.4.10. La muerte ronda a Pablo (2,17) y el fin del mundo y de la historia, la «meta», está cerca (3,14). Por tanto debe de tratarse de una alegría «escatológica». El triunfo con el Mesías es inmediato.

6 el día del Mesías, Jesús: la expresión manifiesta la esperanza de un retorno próximo del Mesías lleno de poder (la «parusía»). Encontramos aquí la misma confianza y seguridad que Pablo había expresado ya en 1 Tes 4; 1 Cor 1,8; 15,22-28.

9 Pablo pide conocimiento perfecto para los filipenses: que sepan escoger lo mejor. Probablemente alude aquí indirectamente a posibles adversarios, malos obreros (3,2), que predican en la comunidad una interpretación del evangelio distinta a la suya, es decir, otro «conocimiento», como en Gal y con menor intensidad en 2 Cor. Los recién convertidos tienen que saber juzgarlo, y escoger con conocimiento y sabiduría entre esta nueva interpretación y el evangelio paulino, el primero que recibieron.

12 Quiero que sepáis, hermanos, que lo mío aconteció más bien para el progreso del evangelio; 13 de modo que mis cadenas en el Mesías se han hecho públicas en todo el pretorio y entre todos los demás. 14 Y la mayoría de los hermanos, confiando en el Señor por mis cadenas, se atreven con mayor intrepidez a anunciar sin temor la Palabra. 15 Ciertamente algunos proclaman al Mesías por envidia y rivalidad; mas hay también otros con buena voluntad. 16 Estos, por su parte, por amor, sabedores de que estoy dispuesto para la defensa del evangelio; 17 mas otros anuncian al Mesías por rivalidad, no puramente, estimando que aumentan la aflicción de mis cadenas.

18 Y ¿qué, pues? Con tal de que con algún pretexto, o con verdad, el Mesías sea anunciado..., en esto me alegro y seguiré alegrándome. 19 Pues sé que esto redundará en mi salvación por vuestras oraciones y por la ayuda del espíritu de Jesús, el Mesías, 20 según mis expectativas y esperanzas...; porque en nada seré confundido, sino que con toda seguridad, ahora como siempre, será magnificado el Mesías en mi cuerpo ya por la vida o por la muerte.

21 Pues para mí vivir es el Mesías y morir, una ganancia. 22 Pero si vivir en la carne es para mí trabajo fecundo, no sé qué escoger... 23 Y me siento constreñido por las dos partes: por una, tengo el deseo de disolverme y de estar con el Mesías... ¡Lo mejor con mucho! 24 Mas, por otra parte, permanecer en la carne es más necesario por vosotros. 25 Y, con esta confianza, sé que me quedaré y permaneceré con todos vosotros para vuestro progreso y el gozo de la fe..., 26 a fin de que vuestro orgullo abunde en el Mesías, Jesús, gracias a mi presencia de nuevo entre vosotros.

12 lo mío: es decir, lo que le ha sucedido. Se refiere a su detención y a su proceso aún pendiente en la ciudad desde donde escribe. Pablo desea dejar en claro que él no es un delincuente; está en cadenas «por el Mesías», por algo relacionado con la predicación del evangelio. En esos años, al no haber cristianismo alguno todavía, sino solo vivir el judaísmo «en el Mesías», eso no era delito en el Imperio; por tanto, debió de tratarse de algún problema de «orden público»: ataques a Pablo y defensa de sus correligionarios. Podría ser de interés el incidente que afectó a Pablo al principio de su estadía en la ciudad misma de Filipos tal como es relatado por Hch 16,16-40: curó a una muchacha poseída por el diablo que era adivina; sus amos se enfadaron porque había desaparecido la fuente de sus ganancias y presentaron a Pablo y a su compañero Silas ante los magistrados; acusados de desórdenes públicos, fueron encarcelados. Por la noche ocurrió un milagro: se abrieron las puertas y Pablo y Silas quedaron libres. Pero esta historia parece de todo punto legendaria y no coincide con los datos de la carta: Pablo no está libre, sino a la espera de juicio y teme lo peor, como sabemos por los vv. 17 y 20-26.

25 para vuestro progreso: este reconocimiento paulino de la falta de consistencia en la doctrina por parte de los filipenses es interesante, pues vale para otros casos (por ejemplo, cómo tiene que explicar por carta a los corintios el sentido profundo de la eucaristía, algo que debían saber ya), y explica la premura escatológica de Pablo: él gana gentiles para la fe en el Mesías, según el plan de Dios en los tiempos finales, y otros tienen que consolidar esta tarea.

27 Solo importa que llevéis una vida digna del evangelio del Mesías para que —ya vaya a veros, ya esté ausente— oiga de vosotros que estáis unánimes en un mismo espíritu y lucháis acordes con la fe del evangelio, 28 sin dejaros aterrorizar en nada por los adversarios, lo que para ellos es indicio de perdición y para vosotros, de salvación... y esto viene de Dios. 29 Porque a vosotros se os ha donado la gracia por el Mesías..., no solo para que creáis en él, sino también para padecer por él, 30 sosteniendo el mismo combate que visteis en mí y que ahora oís de mí.

28 adversarios: no sabemos quiénes son exactamente los adversarios mencionados aquí. O bien gentiles de fuera, los que habían provocado la prisión de Pablo, o bien los que predican el evangelio por envidia y rivalidad (1,15): quizás un frente de judeocristianos parecidos a los enemigos de Pablo mencionados en Gal. para ellos es indicio de perdición y para vosotros, de salvación... y esto viene de Dios: esta frase tiene de nuevo un sabor predestinacionista en Pablo (véase, por ejemplo, 1 Tes 5,9); pero teniendo siempre en cuenta que la predestinación es más bien presciencia divina que no anula la libertad humana, como en Qumrán: por ejemplo, 1QS 1,16; 5,1-10; 6,24-27; 1QM 7,5.

29 ha donado la gracia por el Mesías: la insistencia de Pablo en que la salvación es pura gracia (véase Rm 5,15.17; 6,23) no es insólita en el judaísmo de su tiempo, pero más rara su expresión: véase, por ejemplo, los himnos de acción de gracias de Qumrán: 1QH 3,19-23. para padecer por él: de nuevo vocabulario misteriosófico de participación en los padecimientos de la divinidad salvadora (véase, por ejemplo, 2 Cor 4,8-12 y nota).

30 que visteis en mí y que ahora oís de mí: Pablo se pone de ejemplo y a la vez hace de sus vivencias y modo de actuar un tema de exhortación moral generalista para los creyentes. Se trata de convertir la anécdota en algo positivo, una exhortación al bien obrar. «La imitación de Dios», lema de Jesús (por ejemplo, Mt 5,48: «Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial») se hace ahora imitación del Mesías a través de su discípulo Pablo.

2 1 Así pues, si hay en vosotros algún estímulo en el Mesías, si hay algún solaz en el amor, si alguna comunión en el Espíritu, si tenéis entrañas de misericordia, 2 colmad mi alegría de modo que tengáis el mismo pensar, con un mismo amor, unánimes, con los mismos pensamientos; 3 nada por rivalidad ni por vanagloria, sino considerando a los otros con humildad como superiores, 4 no mirando cada cual por su propio interés, sino por el de los demás.

1 Así pues, si hay en vosotros algún estímulo (gr. paráklesis, literalmente «exhortación» o «consuelo»). Hay que suplir un «Os suplico» u «Os conjuro». Por ejemplo, «Os suplico que si hay en vosotros capacidad de recibir una exhortación/consuelo/estímulo en el Mesías...».

2 tengáis el mismo pensar: de nuevo la idea de salvación del individuo dentro de y gracias a la protección del grupo.

5 Tened entre vosotros los mismos pensamientos que los del Mesías, Jesús.

6 El cual, existiendo en forma de Dios,

no consideró rapiña

ser igual a Dios.

7 Sino que se anonadó a sí mismo

tomando forma de esclavo,

llegando a ser semejante a los hombres;

y al encontrarse en condición de hombre,

8 se humilló a sí mismo,

hecho obediente hasta la muerte

y muerte de cruz.

9 Por ello Dios lo exaltó

y le concedió graciosamente el nombre

que está sobre todo nombre.

10 Para que en el nombre de Jesús

toda rodilla se doble

en los cielos, en la tierra y en los abismos,

11 y toda lengua confiese que

Jesús, el Mesías, es señor

para gloria de Dios Padre.

5-11 Se trata sin duda de un himno litúrgico, cuyo significado es discutido entre los estudiosos. No se sabe a ciencia cierta si estos versículos son una creación de Pablo (véase Hch 16,25: Pablo y Silas están en la cárcel y pasan la noche cantando himnos a Dios) o una herencia del judeocristianismo que Pablo transmite a sus lectores. Sea como fuere, el texto es una composición inspirada en temas judíos de la Sabiduría/Palabra divina que baja a morar en la tierra (Eclo 24,6-8.10-12), y del Siervo sufriente de Yahvé (Is 53), que finalmente triunfa. Es plausible que Pablo esté expresando una herencia recibida redondeándola con sus propias palabras. Para la intelección del significado da igual una autoría total o parcial paulina.

5 los del Mesías, Jesús: Pablo presenta al Mesías como modelo de comportamiento, de humildad y autohumillación, de renuncia a sus derechos en pro de la unión de la comunidad de seguidores de Jesús. Esta debe tener una unidad perfecta como grupo, sin fricciones ni personalismos. Al igual que el Mesías, los sabios, «fuertes», o los ricos de la comunidad han de renunciar a sus posibles ínfulas de superioridad, e imitar el ejemplo de este que renunció a sus derechos de mostrarse en la tierra como el ser superior que era. Otros ejemplos paulinos de autohumillación del Mesías son Gal 3,13-14: no siendo maldito/se hizo maldito; 2 Cor 5,21: no conocía pecado/se hizo pecado; también en Rm 8,3-4; Rm 8,9: siendo rico/se hizo pobre. La renuncia es recompensada espléndidamente por la divinidad tras su resurrección y exaltación («conceder un nombre», v. 9, significa otorgar a alguien un estado especial). Pablo sostiene que al igual que hizo Dios con el Mesías, hará con los elegidos.

6 El cual, existiendo en forma de Dios, no consideró rapiña ser igual a Dios: el vocablo «forma» (gr. morphé) es importante para dilucidar la naturaleza del Mesías. En griego, morphé significa normalmente lo equivalente a «forma externa», que tiene que ver con su naturaleza. Pero lo que se discute precisamente es cuál sea exactamente la naturaleza del personaje que se humilla, pues de ello depende si Pablo pensaba que el Mesías era una entidad divina preexistente, o bien si el Mesías era humano-divino ciertamente, pero no preexistente. Véase aquí.

12 Así pues, queridos míos, como habéis obedecido siempre no solo en mi presencia, sino mucho más en mi ausencia, con temor y temblor operad vuestra propia salvación, 13 pues Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar para su beneplácito. 14 Haced todo sin murmuraciones ni discusiones 15 para que seáis irreprochables e íntegros, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y extraviada, entre la que brilláis como luminarias en el mundo, 16 manteniendo la palabra de vida para orgullo mío en el día del Mesías, ya que no habré corrido ni me habré fatigado en vano. 17 Aun cuando vierta mi sangre como libación sobre el sacrificio y el obsequio de vuestra fe, sigo alegre y me congratulo con todos vosotros. 18 Del mismo modo, alegraos también vosotros y congratulaos conmigo.

13 para su beneplácito: así es como entiende la Vulgata el griego hypér tés eudokías.

15 como luminarias en el mundo: ¿alusión de Pablo a Mt 5,14?

16 día del Mesías: como en 1,10, el juicio final.

17 vierta mi sangre como libación sobre el sacrificio: como Pablo imita al Mesías y desea participar de su peripecia vital, esta metáfora sacrificial para interpretar su posible condena a muerte nos apunta de nuevo a que lo más probable es que Pablo considerara la muerte en cruz del Mesías como un sacrificio.

19 Y espero en el señor Jesús enviaros pronto a Timoteo para que también yo me anime sabiendo de vosotros. 20 Pues a nadie tengo con tan iguales sentimientos que se preocupe sinceramente de vuestras cosas; 21 pues todos buscan sus propios intereses y no los de Jesús, el Mesías. 22 Mas vosotros conocéis su probada virtud, porque como un hijo para su padre ha servido conmigo por el evangelio. 23 Así pues, espero enviároslo tan pronto como vea claro lo que a mí respecta. 24 Y confío en el Señor que también yo mismo iré pronto.

25 He estimado necesario reenviaros a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de armas, enviado vuestro como servidor de mi necesidad, 26 puesto que os estaba añorando a todos vosotros y andaba entristecido porque habíais oído que estuvo enfermo. 27 Pues ciertamente estuvo enfermo y cerca de la muerte; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solo de él, sino también de mí, para que no tuviera tristeza sobre tristeza. 28 Así pues, os lo envié a toda prisa para que viéndolo de nuevo os alegréis, y yo quede menos triste. 29 Recibidlo, pues, en el Señor con toda alegría, y honrad a tales hombres, 30 ya que por la obra del Mesías estuvo cerca de la muerte, tras haber arriesgado su vida para cumplir el servicio que vosotros no podíais.

19-30 Los temas personales iniciados en esta sección por Pablo —sin problema alguno de comprensión— parecen ser el paso previo al final de una carta, como ocurre en otras ocasiones. Habla de Epafrodito porque este había sido enviado al Apóstol por los filipenses con una ayuda económica y para servirle de apoyo en la prisión (aquí).

20 con tan iguales sentimientos: a los de Pablo (gr. isópsychos).

25 compañero de armas: las metáforas militares son del gusto de Pablo (véase 1 Tes 5,8 y nota). Se inicia aquí la concepción del apostolado como «milicia del Mesías».

3 1a Por lo demás, hermanos míos, alegraos en el Señor...

1a El versículo tiene visos de ser las líneas finales de una carta.

4 4 Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos. 5 Que vuestra amabilidad sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca. 6 No os preocupéis por cosa alguna; antes bien, en todo tiempo, en la oración y la plegaria haced conocer a Dios vuestras peticiones con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Jesús, el Mesías.

8 Por lo demás, hermanos, considerad todo cuanto hay de verdadero, de honorable, de justo, de puro, de amable, laudable, cualquier virtud y cosa digna de elogio; 9 y lo que aprendisteis y recibisteis, oísteis y visteis en mí, practicadlo. Y el Dios de la paz estará con vosotros.

4 Alegraos: cuando parece que la carta va a concluir, Pablo cambia una vez más el tema y comienza una nueva exhortación. Si se vuelve la vista atrás, se observará sin dificultad que 3,1, «Por lo demás, hermanos míos, alegraos en el Señor», encaja perfectamente con 4,4 «Alegraos; os lo repito alegraos», o bien «estad siempre alegres...». Es difícil, pues, sustraerse a la impresión de que 3,1 tiene su continuación natural en 4,4, y que en medio se han introducido unas líneas que tienen toda la apariencia de formar una carta aparte. Esta comenzaría con «Volver a escribiros...» (3,1b) y concluiría con los últimos consejos y recomendaciones personales: «Te ruego, compañero, que les ayudes... cuyos nombres están en el libro de la vida» (4,3).

5 El Señor está cerca: en todas las cartas auténticas aparece viva la creencia de Pablo en un final casi inminente del mundo. No hay disminución con el paso del tiempo del sentido escatológico-apocalíptico paulino, como a veces se ha pretendido.

8 todo cuanto hay de verdadero: el programa ético del evangelio paulino no se basa solamente en la «moral evangélica», sino que admite todo lo bueno que la ética helenística grecorromana, sobre todo estoica, difundía en sus discursos callejeros y libros que exhortaban a la «filosofía» (véase aquí).

21 Saludad a todos los santos en Jesús, el Mesías. Os saludan los hermanos que están conmigo. 22 Os saludan todos los santos, especialmente los de la casa del César. 23 La gracia del Señor Jesús, el Mesías, sea con vuestro espíritu.

21 Saludad a todos los santos: a pesar del solemne final del párrafo anterior, 4,20, la epístola presenta otra conclusión, de nuevo con sus correspondientes menciones personales como es usual.

22 casa del César: parece referirse a primera vista a funcionarios de alta categoría que trabajan en Roma en el palacio del emperador. Pero es igualmente probable que haga alusión a funcionarios de menor categoría, como esclavos imperiales o libertos, que trabajaban en el palacio del gobernador romano de cualquier ciudad importante en una provincia imperial, no senatorial, sino asignada al control directo del emperador, que podría denominarse también «Casa del César» (véase aquí).

23 La gracia del Señor Jesús: saludo similar en 1 Tes 5,28; Gal 6,18; 1 Co 16,23; 2 Cor 13,13; Rm 16,20.

3,1b - 4,3: Tercera carta

3 1b Escribiros las mismas cosas no me es en verdad molestia alguna; y para vosotros, seguro.

2 Cuidaos de los perros; cuidaos de los malos obreros; cuidaos de la mutilación. 3 Pues nosotros somos la circuncisión, los que adoramos en espíritu de Dios y nos orgullecemos en el Mesías, Jesús, no confiando en la carne; 4 aunque yo tengo confianza también en la carne. Si algún otro opina tener confianza en la carne, yo más: 5 circuncidado el octavo día; del linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo, hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo; 6 en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la Ley, intachable.

1b Se interrumpe el pensamiento de Pablo; cambia bruscamente de tema y se inicia lo que parece ser algo distinto: «Escribiros las mismas cosas no me es molestia en verdad...». A continuación nos topamos con una diatriba fortísima contra un grupo de enemigos, antes no mencionados (salvo, quizás, la leve alusión de 1,28: «Sin dejaros aterrorizar en nada por los adversarios, lo que para ellos es indicio de perdición y para vosotros, de salvación...») o, al menos, no con este tono tan feroz: «¡Ojo a los perros!», etcétera.

2 mutilación: la misma ironía que en Gal 5,12.

3 Pues nosotros somos la circuncisión. Pablo se une de modo meramente retórico a los gentiles conversos (como en los vv. 7-11). Ahora, en la época mesiánica, la circuncisión es nada y la incircuncisión es nada (1 Cor 7,19). Lo que importa no es la circuncisión carnal, sino la espiritual, en el Mesías. Esa circuncisión espiritual es el acto de fe tras la proclamación de la Palabra, confirmada por el bautismo. No se interprete este pasaje como una abjuración del judaísmo por parte de Pablo: nota siguiente.

4-6 Obsérvese en estos versículos el orgullo con el que exhibe Pablo su judaísmo esencial, del que no parece renegar en absoluto. Y en segundo lugar cómo no manifiesta duda alguna de que el cumplimiento de la Ley era posible: «En cuanto a la justicia de la Ley, de conducta intachable». Se deben contrastar estas opiniones con las del mismo Pablo en Gal (3,10-12) y Rm (7,1-10), en donde afirma que nadie es capaz de cumplir la Ley entera por diversos motivos. Lo que media entre su vida de perseguidor y sus opiniones sobre la Ley en esas dos cartas es la consciencia de que la época mesiánica ha llegado y que la percepción de cómo es la Ley cambió en ella notablemente.

4 aunque yo tengo confianza también en la carne: es decir, en las apariencias externas y en las cosas terrenales: argumentación semejante a 2 Cor 12,1-13.

5 circuncidado el octavo día... fariseo: sobre el fariseísmo de Pablo y su modo anómalo de interpretar la Escritura, véase aquí.

7 Pero lo que era para mí ganancia, lo he juzgado pérdida a causa del Mesías. 8 Y más aún ciertamente: juzgo también que todo es pérdida ante la eminencia del conocimiento de Jesús, el Mesías, mi señor, por quien sacrifiqué todas las cosas y las tengo por basura para ganar al Mesías, 9 y para ser hallado en él no con mi justicia, la de la Ley, sino la de la fe del Mesías, la justicia que viene de Dios por la fe, 10 para conocerlo, al poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos, conformándome a él en su muerte, 11 si acaso llego a la resurrección de entre los muertos.

7-11 Pasaje de interpretación discutida, pues estas frases pueden referirse a la situación de Pablo, o bien a la de sus conversos gentiles. Aparentemente contiene una de las numerosas y célebres contradicciones del pensamiento paulino, que llevan a algunos exegetas a pensar que Pablo había abjurado del judaísmo. Pero es, sin duda, una mera apariencia debida a la naturaleza retórica de sus cartas, dirigidas a gentiles y en las que él adopta la posición de un pagano convertido.

a) Si se refieren a Pablo mismo, la contradicción se hallaría entre su «entusiasmo judío/hebreo» de los versículos precedentes (3,5-6) y su afirmación presente de que toda su vida anterior es para él ahora una auténtica «basura». Pero estas frases deben situarse dentro del marco de los argumentos contra la hipótesis de la abjuración de Pablo de su religión judía señalados en nota a 1 Cor 9, 19-23. Consideradas desde este punto de vista, pueden entenderse como que Pablo no tenía ya en esos momentos ese celo fanático que le hizo perseguir a las comunidades de seguidores de Jesús. Ahora no solo no los perseguía, sino que buscaba ganarlos como adeptos para el Mesías. Y si así es, no puede concluirse que estos párrafos supongan que Pablo había abandonado su judaísmo; simplemente lo vivía de otro modo, más intensamente, según el Mesías de Israel. b) Pero si los vv. 8-9 se leen como referidos a gentiles conversos desde la idolatría a la ley del Mesías cuyo anuncio han aceptado con fe, y se entienden desde la misma óptica que 1 Cor 9,19-23, con igual razón la vida anterior de esos paganos debía ser considerada despreciable «basura» ante el eminente conocimiento del Mesías.

9 ser hallado en él (el Mesías) no con mi justicia... por la fe: deben entenderse desde la perspectiva de que también en Filipos había adversarios de la proclamación del evangelio de Pablo a los gentiles. Véase aquí. sino la de la fe del Mesías (así literalmente): como otras veces el sintagma «fe del Mesías» (gr. diá tes písteos Iesoú) es ambiguo y significa normalmente «fe en el Mesías», y no la «fidelidad del Mesías».

10 Los beneficios que trae la «fe en el Mesías» son enormes: la seguridad de obtener la resurrección gracias a la comunión con él, y la bienandanza de poder participar tanto en sus sufrimientos (misteriosofía: 2 Cor 4,8-12) como en su cuerpo místico, sea como se entienda este.

12 No que lo haya ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que sigo persiguiéndolo por si consigo alcanzarlo, en cuanto que yo mismo he sido alcanzado por el Mesías, Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no creo haberlo alcanzado todavía; pero una cosa: olvidándome de lo que dejé atrás, me lanzo hacia lo que está delante, hacia el objetivo, 14 y persigo el galardón de la llamada de Dios desde lo alto por medio de Jesús, el Mesías. 15 Así pues, todos los perfectos pensemos lo siguiente: si en algo pensáis de otra manera, también eso os lo desvelará Dios. 16 Por lo demás, desde donde hemos llegado ya, sigamos adelante.

17 Sed imitadores míos, hermanos, y fijaos en los que caminan según el modelo que tenéis en nosotros. 18 Pues muchos, según os dije con frecuencia y ahora os lo repito llorando, caminan como enemigos de la cruz del Mesías, 19 cuyo final es la perdición, cuyo Dios es el vientre, cuya gloria está en su vergüenza y que piensan en las cosas de la tierra. 20 Pero nuestra ciudadanía está en el cielo, de donde esperamos como salvador al señor Jesús, el Mesías; 21 el cual transfigurará este nuestro cuerpo miserable conformándolo al suyo glorioso, según el poder con el que puede someter a sí todas las cosas.

12-15 que sea ya perfecto: vocabulario misteriosófico. En los cultos de misterios helenísticos el téleios era el que había sido iniciado: era ya perfecto y estaba seguro de que los hados no impedirían la realización plena de la inmortalidad de su alma, es decir, una salvación definitiva, sin estar sometido ya más a la rueda de las reencarnaciones. Pablo utiliza conscientemente el mismo vocabulario para defender que la única iniciación verdadera se consigue por la fe en el Mesías, seguida por el bautismo y la participación en el cuerpo místico del Mesías en la eucaristía.

14 por medio de Jesús, el Mesías: literalmente «en Jesús, el Mesías».

17 caminan según el modelo: caminar en el sentido de «comportarse», cumplir las normas, la halakhá judía (véase 1 Tes 2,12 y nota). Pablo seguía encontrando en muchos lugares una fuerte oposición a su manera de entender el evangelio. Como se sabe ya por la Carta a los gálatas, el enfrentamiento era máximo respecto a una de sus ideas centrales: tras la muerte y resurrección del Mesías, la era mesiánica, la antigua ley de Moisés, en su parte específica y temporal, no tiene validez para los gentiles. Se hará hincapié en esta idea en lo que sigue.

18-19 enemigos de la cruz del Mesías... cosas de la tierra: los vv. 1-21 describen indirectamente a los enemigos de Pablo en Filipos, parecidos relativamente a los de Galacia. Frente a estos adversarios Pablo presenta cuatro argumentos (vv. 3-11). Véase aquí.

21 según el poder con el que puede someter a sí todas las cosas: entiéndase según la doctrina de 1 Cor 15,35-51. Él, Pablo, no ha caído en la soberbia y jactancia de sus enemigos; sabe que aún no es perfecto, y que debe seguir su carrera luchando para alcanzar la meta, «el premio al que Dios me llama desde lo alto por medio del Mesías Jesús» (12-16). Ese galardón se consigue en el mundo futuro (v. 20); se trata de una resurrección que afecta también al cuerpo, que resultará espiritualizado (v. 21). Solo en el cielo se transformará el cuerpo humano —cuerpo humillado/miserable— en cuerpo celeste/glorioso, como el de Jesús, gracias al poderío concedido a este por Dios (v. 21: 1 Cor 15,25-28).

4 1 Por tanto, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así firmes en el Señor, queridos. 2 Ruego a Evodia y ruego a Síntique, que piensen lo mismo en el Señor. 3 También te ruego a ti, leal compañero, que las ayudes, ya que lucharon por el evangelio a mi lado, con Clemente y demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.

1-3 El lector se encuentra aquí de nuevo con lo que parece ser el final de una carta: «Por tanto... manteneos así firmes...». Esta conclusión lleva —como de costumbre en la correspondencia epistolar— su parte de consejos personales, con la insistencia en la unión del grupo y la ausencia de banderías: «Ruego a Evodia y ruego a Síntique»..., pero la carta sigue.

3 compañero (gr. sýzygos): con minúscula; algunos intérpretes suelen transcribirlo con mayúscula como si fuera un nombre propio, porque Pablo se refiere probablemente a un compañero estricto suyo, un colega innominado. Sícigo es en griego el que «lleva el mismo yugo», «cónyuge»; desde luego no es la esposa innominada de Pablo, como se ha pretendido, porque contradiría 1 Cor 7,7 donde se proclama célibe.

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