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MANERAS DE ENTENDER ESTA CARTA

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Hay varias maneras extremas de entender esta Carta a los romanos. La primera: se trata de un tratado teológico en el que Pablo expone sus ideas, o parte de ellas, sin referencia alguna a las circunstancias concretas de la comunidad a la que fue dirigida. La segunda: es una carta más o menos normal y por tanto condicionada en su planteamiento por los problemas superficiales o profundos que tal comunidad presentaba, que habían llegado a sus oídos. Y hay una tercera que es la mezcla de las dos posibilidades mencionadas. La sección final de la carta, exhortativa o «parenética» (a partir del capítulo 12), se comprende mejor si se tiene en cuenta una posible relación con la comunidad a la que va dirigida, sobre todo cuando Pablo trata de un problema concreto, la disputa entre «débiles» y «fuertes», en el capítulo 14. Pero la primera parte, la exposición de la justicia de Dios en función de la fe y la cuestión de las relaciones entre el Israel de la alianza antigua y el de la nueva —el judeocristianismo junto con los gentiles conversos— es demasiado teórica como para estar solo fundamentada en necesidades concretas de la comunidad romana.

La primera parte de la carta se entiende bastante bien como un tratamiento seminuevo en Pablo de ciertos puntos conflictivos, ya conocidos, acerca de su modo de entender el evangelio, que afectaban también a la comunidad de Roma. Los más importantes son los siguientes (obsérvese cómo Pablo repite ideas básicas expuestas en otras cartas):

— Ante todo y sobre todo, la incorporación de los gentiles al Mesías y sus consecuencias; las relaciones Israel-gentiles; la salvación de Israel: 1 Cor 6,1-8; Gal 4,21-31 = Rm 9-12;

— La justificación por la fe y no por las meras obras: tema tratado en Gal 3-4 y Flp 3,9 = Rm 1-4; 9-10;

— Abrahán como ejemplo supremo de la justificación por la fe: Gal 3,16-18 = Rm 4;

— La necesaria unidad de los que viven en el Mesías, es decir, los «seguidores de Jesús» a pesar de la diversidad de carismas: 1 Cor 12 = Rm 12,3-12 + 13,8-10, o unidad a pesar de las distintas mentalidades: 1 Cor 1-4 = Rm 14-15; Flp 2,6-11;

— El paralelismo entre Adán y el Mesías: caída y redención del ser humano: 1 Cor 15,22-28; 45-49 = Rm 5,12-21;

— Los seguidores de Jesús son hijos de Dios y también hijos de Abrahán, unos naturales, los judíos; otros adoptivos, los gentiles convertidos: Gal 4,1-7 = Rm 8,14-17.

Como puede observarse de estos lugares paralelos, no puede afirmarse que Romanos enmiende la plana a Gálatas o que la contradiga formalmente en alguna idea sustancial. No es así, solo se observa que el tratamiento de los temas se hace más teórico, se suavizan los términos y los modos, se dejan aparte en lo posible los ataques directos e imprecisos que parecen un desprecio de la Ley en general y sin matices, se añaden alabanzas a la bondad de la Ley en sí misma, se eliminan las partes de Gálatas que podían sonar más o menos agresivas personalmente, se insiste en temas complementarios que en esta otra carta no habían sido abordados, como el paralelismo entre Adán y el Mesías, y sobre todo se ahonda en la necesaria unidad de la comunidad o grupo, y la ayuda que esto supone, sin la cual no puede alcanzarse tan fácilmente la meta de presentarse con la mayor pureza y las mejores garantías ante el juicio divino.

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