Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores - C. F. Keil - Страница 66

9, 3-4

Оглавление

`Wlke(ayO ameîj' rWVßa;b.W ~yIr:êc.mi ‘~yIr:’p.a, bv'Ûw> hw"+hy> #r<a,äB. Wbßv.yE al{ï 3

~h,êl' ‘~ynIAa ~x,l,ÛK. ~h,ªyxeb.zI èAl-Wbr>[,y<) al{åw> é!yIy: Ÿhw"ïhyl; Wk’S.yI-al{ 4

`hw")hy> tyBeî aAbßy" al{ï ~v'êp.n:l. ~m'äx.l;-yKi( WaM'_j;yI wyl'Þk.ao-lK'

3 No se quedarán en la tierra de Yahvé, sino que Efraín volverá a Egipto y a Asiria, donde comerán vianda inmunda. 4 No harán libaciones a Yahvé ni sus sacrificios le serán gratos; cual pan de duelo será para ellos, y todos los que coman de él serán impuros. Su pan será, pues, para ellos mismos: ese pan no entrará en la casa de Yahvé.

9, 3. Dado que ellos se han apartado de Yahvé, él les expulsará fuera de su tierra. Esta expulsión se describe como retorno a Egipto, como en Os 8, 13; pero inmediatamente después se describe Asur como tierra actual de destierro. Esta amenaza no debe entenderse como si el pueblo debiera ir cautivo a Egipto y también a Asiria, sino que Egipto aparece aquí, como en Os 9, 6.13, simplemente como tipo de la tierra de cautividad, de manera que Asiria viene a presentarse como nuevo Egipto. Así se deduce con claridad de las mismas palabras del texto, en las que la comida de carne impura en Asiria se menciona como una consecuencia directa del retorno del pueblo a Egipto. De todas formas, ni aquí ni en Os 9, 6 se habla de un destierro en Asiria, sino solo en Egipto como lugar donde los exilados israelitas encontrarán su tumba (¡aunque simbólicamente, este Egipto del destierro se refiere a Asiria!).

Esto resulta aún más evidente por el hecho de que, en general, Oseas habla solo de Asur como vara de la ira de Dios para su pueblo rebelde. El rey de Asur es Jared (el Luchador), al que los efraimitas acuden en busca de ayuda, aquel que les pondrá en vergüenza (Os 5, 13; 10, 6). De ese rey de Asiria, que será de hecho Salmanasar, vendrá la devastación y destrucción para el pueblo (Os 10, 14). Finalmente, en Os 11, 5 se dice de manera expresa que Israel no retornará a Egipto, sino a Asur, que será su rey.

Sin embargo, por la alusión a Egipto se está representando la cautividad en Asiria, como un estado de esclavitud y opresión, que se asemeja a la estancia de Israel en Egipto, en el tiempo antiguo, de donde se transfiere a Efraín y a las diez tribus la amenaza que Dt 28, 68 aplica a todo Israel. Los israelitas comerán cosas impuras en Asiria, no solamente porque en el tiempo de opresión bajo los poderes paganos no podrán observar las leyes de pureza de Israel, sino porque, por simple necesidad y miseria, deberán comer todo tipo de carne, que no había sido santificada para el Señor en la presentación de los primeros frutos (y que por tanto para los israelitas era impura; cf. Hengstenberg).

En Asiria cesarán las ofrendas especiales de Israel, así como todo el ritual de los sacrificios; y por eso, la misma carne que era en sí misma pura se volvería impura fuera de la tierra de Yahvé (cf. Ez 4, 13). Esta explicación de טמא resulta necesaria en 9, 4, donde se da todavía otra razón para la amenaza, como veremos.

9, 4. Este verso no ofrece una descripción general de la actitud presente de Israel hacia Yahvé, sino una presentación de la miserable condición que recaerá para el pueblo en el exilio. Los verbos están puestos en futuro. Los cautivos de Babilonia no serán capaces de ofrecer vino al Señor, como libación de bebida, ni podrán llevarle aquel tipo de sacrificios sangrientos que le agradan, porque Israel solo podía ofrecer sacrificios a su Dios en el lugar cuyo nombre él había manifestado por revelación, en la tierra prometida, no en el exilio.

Las ofrendas de bebida se mencionan aquí como pars pro toto, en lugar de todas las ofrendas de comida y de bebida, es decir, en lugar de los dones no sangrientos que estaban vinculados con los zebhâchīm (ofrendas quemadas) y con las ofrendas gratuitas (shelâmīm, Num 15, 2-15; 15, 28-29), que se distinguían de la ofrenda de los primeros frutos (Lev 23, 13.18). “Sus sacrificios” (~h,ªyxeb.zI, zibhchēhem, pertenecen a las יערבוּ־לו (a las cosas que le agradan), a pesar del segol previo, como lo exige el hecho de ofrecer un sujeto para יערבו, pues no hay ninguna base para suplir נס'כיהם de la frase anterior, como quiere Hitzig, ni para asumir que ערב significa aquí mezclar.

Según eso, de las palabras “no les serán gratos sus sacrificios” no podemos inferir que los israelitas ofrecían sacrificios cuando estaban en el exilio. El significado de los términos es simplemente que los sacrificios que ellos hubieran querido ofrecer a Dios no le serían agradables en el exilio. No debemos repetir זבחיה como sujeto de la siguiente frase (~h,êl' ~x,l,ÛK.), en el sentido de que “sus sacrificios serán para ellos como pan de lamentación”, pues esa traducción no sería apropiada, pues aunque los sacrificios se presenten a veces como “pan de Dios”, ellos no aparecen nunca como pan de los hombres.

El sujeto puede ser suplido sin dificultad por kelechem (~x,l,ÛK., como pan): su pan o comida será para ellos como pan de lamentación. Así lo indica el hecho de que se habla de un ‘~ynIAa ~x,l,Û, lechem 'ōnīm, pan de duelo, propio de aquellos que se lamentan por los muertos, en decir, del pan que se come en las comidas de los funerales.

Este era un pan que se consideraba impuro, pues el cadáver impurificaba la casa y todo lo que entraba en contacto con ella durante siete días (Num 19, 14). El pan del exilio se parecería a ese tipo de pan, porque no había sido santificado por las ofrendas de los primeros frutos. Así lo indica el final del texto: “Ese pan no entrará en la casa de Yahvé”. Ese pan no servirá para preservación de sus vidas.

Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores

Подняться наверх