Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores - C. F. Keil - Страница 73
10, 1-3
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1 Israel es una frondosa viña que da de sí abundante fruto. Cuanto más abundante era su fruto, más se multiplicaban los altares; cuanto mayor era la bondad de su tierra, mejor hacían sus ídolos. 2 Su corazón es hipócrita. Ahora serán hallados culpables. Yahvé demolerá sus altares y destruirá sus ídolos. 3 Seguramente dirán ahora: No tenemos rey porque no temimos a Yahvé. Pero ¿qué haría el rey por nosotros?
De forma nueva se resume aquí el pensamiento conclusivo de la última estrofa anterior (Os 9, 10) y se describe de manera más precisa la culpa y castigo de Israel, en las dos secciones que ahora empiezan: Os 10, 1-8 y Os 10, 9-15.
10, 1. Bajo la figura de la viña que da abundante fruto, pero sin racimos maduros saludables, el profeta describe a Israel como una plantación gloriosa de Dios mismo, pero que no responde a las expectaciones de su creador. La figura aparece simplemente esbozada en unos rasgos generales. Tenemos un paralelo que explica el tema en Sal 80, 9-12.
El participio ‘qqeAB , bōqēq, no significa aquí vacío o que se vacía, pues ese sentido no responde al contexto, conforme al cual existe fruto, sino que su significado proviene del sentido primario de bâqaq, que es derramarse, fluir, extenderse de un modo lujuriante. Se trata pues del mismo significado que tiene ג סרחת (Ex 17, 6): aquello que extiende sus brazos de manera larga y extensa, es decir, lo que crece de un modo vigoroso.
La siguiente sentencia (que da fruto), que sigue en la línea de la anterior, pasa del sentido figurado al literal: “Conforme a la abundancia de su fruto multiplicaba Israel sus altares…”, construyendo mejores מצּבות, que son pilares de Baal (cf. 1 Rey 14, 23). Es decir: en la medida en que Israel se multiplicaba y alcanzaba prosperidad bajo la bendición de Dios, alcanzando riqueza y poder en la tierra buena (Ex 3, 8) iba olvidando a su Dios y caía cada vez más profundamente en la idolatría (cf. Os. 2, 10; 8, 4.11). La razón de esto se hallaba en el hecho de que sus corazones eran hipócritas, que disimulaban su forma de ser, que no estaban sinceramente dedicados al Señor, pues, bajo la apariencia de una devoción a Dios, ellos dependían todavía de los ídolos (cf. 2 Rey 17, 9).
10, 2‒3. La palabra ql;îx', châlâq, dividido, hipócrita, se aplica especialmente en hebreo a la lengua, a los labios, a la boca, a la garganta y al lenguaje (Sal 10; 12, 3; 55, 22; Prov 5, 3), más que al corazón. Pero Ez 12, 24 habla de una profecía hipócrita, es decir, mentirosa; por eso, también aquí se puede hablar de “profecía hipócrita”, más que decir que su corazón está dividido, tal como aparece en las versiones antiguas (una traducción que no puede defenderse gramaticalmente). Châlâq no se utiliza en kal en un sentido intransitivo. Y la traducción activa (él, es decir, Dios, ha dividido su corazón), defendida por Hitzig, no responde al espíritu de la Escritura.
Ellos no podrán reparar ese mal, porque Dios destruirá sus pilares y sus altares. ערף, “romper el cuello de los altares”, es una expresión audaz, que se aplica a la destrucción de los altares, rompiendo sus cuernos (cf. Am 3, 14). Entonces, el pueblo verá, y estará obligado a confesar que no tiene ya rey, porque el rey no ha temido al Señor, pues un rey que se ha puesto en oposición a la voluntad del Señor (Os 8, 4) no puede traer ni ayuda ni liberación (Ez 13, 10). עשׂה, hacer, es decir, ayudar, rendir algún servicio para una persona (cf. Ecl 2, 2).