Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores - C. F. Keil - Страница 85
11, 8-9
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8 ¿Cómo he de dejarte, oh Efraín? ¿Cómo he de entregarte, oh Israel? ¿Cómo podré hacerte como a Adma o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se revuelve dentro de mí; se inflama mi compasión. 9 No ejecutaré el furor de mi ira; no volveré para destruir a Efraín, porque soy Dios, y no hombre. Yo soy el Santo en medio de ti, y no me dejaré llevar por el hervor de mi ira.
Los israelitas merecerían ser totalmente destruidos por esto, y así habría sucedido si no lo hubiera impedido la misericordia de Dios. Con este pensamiento comienza el gran cambio de 11, 8, que nos lleva de la amenaza a la promesa. Dios debería haber castigado la rebelión de Israel destruyendo totalmente al pueblo, pero él no puede hacerlo por su amor. ^ån>T,a,, de nâthan, entregar totalmente en manos del enemigo, como miggēn en Gen 14, 20.
Dios podía haber castigado aún más al pueblo, destruyendo totalmente a Israel, como lo hizo con Adama y Zeboim, ciudades expresamente mencionadas al lado de Sodoma y Gomorra, que son las únicas que aparecen en Gen 19, 24. Con evidente referencia a este pasaje en el que Moisés amenaza al Israel idolátrico con el mismo castigo, Oseas menciona las dos últimas ciudades, que son suficientes para su propósito, mientras que Sodoma y Gomorra aparecen generalmente mencionadas en otros pasajes (Jer 49, 18; cf. Mt 10, 15; Lc 10, 12).
La promesa de que Dios mostrará compasión se añade aquí sin ninguna partícula adversativa. Mi corazón ha cambiado, se ha revuelto dentro de mí (על, literalmente sobre mí o conmigo, como en frases semejantes de 1 Sam 25, 36; Jer 8, 18). יחד נכמרוּ, tener reunidos mis sentimientos de compasión dentro de mí, es decir, “toda mi compasión está excitada”. Cf. Gen 43, 30 y 1 Rey 3, 26, donde, en vez del abstracto ym'(WxnI, tenemos la palabras más concreta rachămīm, que son las entrañas, como sede de las emociones.
עשׂה חרון אף, realizar la ira, ejecutar el juicio, como en 1 Sam 28, 18. En la expresión לא אשׁוּב לשׁחת, no volveré a destruir, la palabra שׁוּב puede explicarse desde el previo נהפּך לבּי. Después de que el corazón de Dios ha cambiado, ya no volverá a la irá, no volverá a destruir a Efraín; porque Yahvé es Dios, un Dios que no cambia su propósito, como hacen los hombres (cf. 1 Sam 15, 29; Num 23, 19; Mal 3, 6), de manera que él se muestra en Israel como el Santo, es decir, como el absolutamente puro y perfecto, aquel en quien no existe alteración de luz y tinieblas, de manera que sus decretos no cambian (cf. Comentario a Ex 19, 6; Is 6, 3). La difícil expresión בּעיר no puede significar “en la ciudad”, aunque así la traduzcan las versiones antiguas, los rabinos y muchos comentaristas cristianos, pues no podemos encontrar ningún sentido a “yo no entraré en la ciudad” que responde al sentido general del contexto. עיר significa aquí aestus irae, es decir, el incendio o calor de la ira, de עוּר, effervescere, hervir, como en Jer 15, 8, en el sentido de calor y ansiedad ardiente, aestus animi.