Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores - C. F. Keil - Страница 86
11, 10-11
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10 En pos de Yahvé caminarán; él rugirá como león; rugirá, y los hijos vendrán temblando desde el occidente. 11 Como ave acudirán velozmente de Egipto, y de la tierra de Asiria como paloma; y los haré habitar en sus casas, dice Yahvé.
Cuando el Señor vuelva su piedad hacia el pueblo, una vez más, ellos le seguirán y se apresurarán, temblando, cuando escuchen su voz, desde las tierras de su destierro, y vendrán a introducirse en su heredad. El camino para el cumplimiento de esta promesa fue ciertamente abierto por Os 11, 9, pero aquí vuelve a aparecer de un modo abrupto, y sin partícula de conexión, como la misma promesa en Os 3, 5 הלך אחרי יי, caminar tras el Señor, significa no solo “obedecer a la palabra que reúne, manifestándose así de un modo cercano” (Simson), sino caminar en verdadera obediencia al Señor, a consecuencia de una intensa conversión (Dt 13, 5; 1 Rey 14, 8), en la línea del texto caldeo que ha traducido “ellos se mantendrán en obediencia a Yahvé”. Ellos manifestarán esta fidelidad ante todo en la obediencia práctica a la llamada del Señor, que se describe como bramido de león, pues el león anuncia su venida con un gran bramido, de manera que ese bramido se expresa como una fuerte llamada que suena desde lejos, como el sonido de la trompeta en Is 27, 13.
El texto ofrece después la razón de lo ya dicho: “Pues él (Yahvé) hará realmente escuchar su llamada”, y a consecuencia de ello los israelitas, sus hijos, se acercarán temblando (con Wdïr>x,y<, de chârēd, sinónimo de pâchad, Os 3, 5). מיּם, del mar, es decir, de las islas lejanas y de las tierra del oeste (Is 11, 11), así como de Egipto y de Asiria, las tierra del sur y del este. Estas tres regiones aparecen aquí como expresión de “todos los extremos de la tierra” (cf. la enumeración más completa de los países en Is 11, 11).
La comparación con los pájaros y palomas expresa la dulzura con la que ellos han de acercarse, como palomas que vuelan a sus nidos (cf. Is 60, 8). Ellos quieren que el Señor les haga habitar en sus casas, es decir, les establezca una vez más en la tierra de su heredad, en su propia tierra (cf. Jer 32, 37, donde se añade לבטח).
Sobre la construcción de הושׁיב con על, como en alemán Stube sein (=estar en su propia casa) cf. 1 Rey 20, 43. La expresión נאם יי ratifica la confirmación de la promesa. El cumplimiento de esa promesa se realizará en los últimos días, cuando Israel como nación entre en el Reino de Dios. Cf. lo ya dicho en Os. 2, 1-3.
19. En algunos manuscritos antiguos, la Vulgata tiene judicium meum (mi juicio), en lugar de judicia tua (tus juicios), que aparece en la edición Sixtina. Cf. Kennicott, Diss. gener., ed. Bruns. p. 55 ss.
20. La afirmación del Onomasticon (cf. Γαλαάδ), según la cual existía también una ciudad llamada Galaad, situada en la zona de montaña que Galaad, el hijo de Makir, hijo de Manasés, había tomado de los amoritas, del que dice Jerónimo que tomó su nombre la ciudad edificada en esa tierra, no ofrece ninguna prueba de la existencia de una ciudad con ese nombre en el tiempo de los israelitas. Tanto Eusebio como Jerónimo han inferido la existencia de esa ciudad por las afirmaciones del Antiguo Testamento, más especialmente de los pasajes que hemos citado, es decir, de Jer 22, 6 (Galaad, tu mihi initium Libani, tú eres para mí el comienzo del Líbano) y de Num 32, 39-43, como prueban las palabras “él tomó a Galaad”. Por otra parte, en relación con las ruinas citadas de Jelaad y Jelaud, que según Burckhardt (pp. 599, 600) están situadas sobre la montaña llamada Jebel Jelaad o Jelaud, no existe ninguna garantía de que esos nombres provengan de la antigüedad, ni hay prueba de que el mismo Burckhardt haya visitado esas ruinas.
21. El primer hemistiquio ha sido totalmente malinterpretado por los LXX, que han confundido כּחכּי con כּחך, y han traducido la frase como καὶ ἡ Ἰσχύς ἀνδρὸς πειρατοῦ· ἔκρυψαν (חבו o חבאו en vez de חבר) ἱερεῖς ὁδόν. Jerónimo ha traducido también כחכי de un modo extraño, et quasi fauces (כּחכּי) virorum latronum particeps sacerdotum (como si la sangre de los ladrones fuera compartida por los sacerdotes). En cambio, Lutero ha comprendido correctamente el sentido de la frase, traduciéndola de un modo simple: “Y los sacerdotes con sus acompañantes son como salteadores que esperan el paso de la gente”.